Es imperativa la necesidad de razonar el voto
CON respecto al Tercer Debate Presidencial, podemos resumir que no hubo sorpresas ni mucho menos cambios en las expectativas de intención de voto, lo cual se puede constatar con el resultado de las encuestas post debate.
La actitud de desinterés del puntero Andrés Manuel López Obrador se mantuvo constante. Sabiéndose poseedor de una gran ventaja en las encuestas, él menosprecia la finalidad de los debates. Es decir, sigue congraciándose con su base electoral sin mayor interés por capturar al segmento de indecisos, motivo por el cual nuevamente no se preparó.
Esto dio como resultado que AMLO fuese el debatiente que más interrupciones tuvo por agotarse su tiempo, amén de demostrarnos que, por ejemplo, en ciencia y tecnología su desconocimiento es preocupante. Al inquirírsele sobre su propuesta de mejora en este tema contestó con el anuncio de la designación de una investigadora como directora del Conacyt. O sea que respondió lo que no se le preguntó.
Respecto a José Antonio Meade Kuribreña, volvió a reafirmarse como el mejor preparado y mejor articulado en la exposición de temas. Pero, nuevamente, la marca que lo cobija lo sofocó a la vez.