Altivo y soberbio, AMLO no se preparó para el primero de los tres debates del INE y causó pésima impresión; si mantiene la actitud en los dos próximos, puede perder la ventaja en la intención del voto.

Por Dr. José Gabriel Rosado Triay
Médico Cirujano Pediatra y Analista.
Reynosa, Martes 24 de Abril de 2018.
CUANDO faltan poco más de dos meses para el 1 de julio en que habremos de acudir a las urnas a definir al próximo presidente de la República, en forma abrumadora las encuestas marcan como puntero indiscutible a Andrés Manuel López Obrador. Se reportan cifras con las que adelanta a sus adversarios en la mayoría de las consultas –con máximo de 20 puntos y en pocas hasta con 10 puntos porcentuales–, en base a lo cual algunos de sus propagandistas dan por descontado que el día de la elección será de puro trámite para la declaración de AMLO como el triunfador.
Tanto el propio Andrés Manuel como su equipo se consideran ganadores anticipados de la contienda. Por este motivo han expresado que habrá un cambio en la estrategia de promoción del voto, ya que no tratarán de persuadir al potencial elector para la emisión del sufragio a favor del líder morenista sino más bien hacia sus candidatos al Congreso de la Unión, pues consideran que teniendo mayoría en ambas cámaras la multicitada promesa de cambio radical de régimen se podrá cumplir sin mayor contratiempo.
Son de llamar la atención declaraciones de AMLO con las que señalara que a partir del 2 de julio iniciará reuniones para considerar y medir problemas torales del país, tales como la construcción del aeropuerto de la Ciudad de México, la necesidad de instalar dos nuevas refinerías petroleras y la evaluación de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, entre otros. Con ello dio a entender que su asunción a la Presidencia es un destino manifiesto.
Por si hubiese alguna duda sobre lo anterior el pasado domingo 22, día del primer debate entre los candidatos presidenciales, el tabasqueño acudió al Palacio de Minería sólo para cubrir el trámite de su presencia física. Él mismo declaró, a diferencia de sus contrincantes, que no necesitaba prepararse de ninguna manera para el encuentro y se dedicó a acompañar a su hijo menor en actividades nimias que bien pudo atender en otro momento.
El problema del candidato en cuestión fue que su impreparación para el debate se hizo evidente, no en cuanto al conocimiento de los temas a discusión sino más bien en relación al formato con el que se llevó a cabo. Tuvo visibles y serios inconvenientes en la administración del tiempo de sus intervenciones y el manejo que hizo de cartulinas resultó caótico. Su actuación y el lenguaje corporal que empleó causaron en mucha gente una pésima impresión, según dieron cuenta en los medios observadores y analistas.
El hecho de haber llegado y salido del recinto sin saludar a nadie también llamó negativamente la atención. A pesar de que esto se puede tomar como un mero menosprecio al evento, su actitud dejó la duda sobre si, de alcanzar él la Primera Magistratura, ¿su comportamiento será similar? ¿Eso significa que únicamente le interesa quedar bien con su base de seguidores? Ojalá en el próximo encuentro corrija estos puntos ya que se requiere demuestre, llegado el caso, que va a gobernar para todos los mexicanos, sean o no morenistas.
Sabedor de que tiene un voto duro definido con alrededor del 30 por ciento del electorado, el abanderado de la coalición “Juntos Haremos Historia” debe ir por los indecisos que mantienen su rechazo al actual régimen pero que todavía no se decantan por algún candidato. Su meta debe ser el logro de un triunfo holgado. Para conseguirlo mucho ha de servirle acudir a cualquier debate con la convicción de que todo lo que haga suma o resta para su causa en estos momentos. Por lo tanto le es imperativo prepararse, como si fuese a un examen final con cada intervención. El poner cara de hastío, desinterés o cansancio no abona para nada a la imagen del líder que el país necesita a efecto de superar la crisis actual.
Esperemos que Andrés Manuel López Obrador recapacite en su estrategia del dejar hacer, dejar pasar. El “tirarse en la hamaca”, tomando en cuenta su amplia ventaja en las encuestas, puede descarrilar su campaña. Y definitivamente no hay enemigo pequeño.
Conforme se acerque el domingo de la elección los ataques contra el puntero serán más frecuentes y arteros, puesto que encabezar con amplitud las preferencias lo pone en esa condición. Ya es su tercera campaña y no hay mañana por su edad. Le faltan todavía dos debates con temas diversos y con participación del público en el próximo de Tijuana.
Si AMLO sigue manejándose con altivez, soberbia y desparpajo es probable se produzca una disminución en la intención de voto a su favor. Bien valdría la pena que alguien le recuerde el dicho que reza “Del plato a la boca a veces se cae la sopa”, lo que de ocurrirle significaría su tercera, total y definitiva derrota.
Ventaneando, Lunes 30 de Abril de 2018.