Médico Cirujano Pediatra y Analista.
Viernes, 15 de Junio de 2018.
Es imperativa la necesidad de razonar el voto
CON respecto al Tercer Debate Presidencial, podemos resumir que no hubo sorpresas ni mucho menos cambios en las expectativas de intención de voto, lo cual se puede constatar con el resultado de las encuestas post debate.
La actitud de desinterés del puntero Andrés Manuel López Obrador se mantuvo constante. Sabiéndose poseedor de una gran ventaja en las encuestas, él menosprecia la finalidad de los debates. Es decir, sigue congraciándose con su base electoral sin mayor interés por capturar al segmento de indecisos, motivo por el cual nuevamente no se preparó.
Esto dio como resultado que AMLO fuese el debatiente que más interrupciones tuvo por agotarse su tiempo, amén de demostrarnos que, por ejemplo, en ciencia y tecnología su desconocimiento es preocupante. Al inquirírsele sobre su propuesta de mejora en este tema contestó con el anuncio de la designación de una investigadora como directora del Conacyt. O sea que respondió lo que no se le preguntó.
Respecto a José Antonio Meade Kuribreña, volvió a reafirmarse como el mejor preparado y mejor articulado en la exposición de temas. Pero, nuevamente, la marca que lo cobija lo sofocó a la vez.
Ricardo Anaya Cortés, a pesar de su buena preparación continuó sin entusiasmar al electorado. Su permanente risa forzada y movimientos estudiados, mecánicos, hicieron pensar que estaba en un puesta de escena teatral y no en un diálogo con los votantes.
De Jaime Rodríguez Calderón sólo se puede decir que, con más pena que gloria –a pesar de que tuvo su mejor presentación en esta ocasión–, sus ocurrencias previas lo descalifican per se.
En base a lo anterior se colige que lo más probable es que el ganador el próximo primero de julio sea AMLO. Su triunfo radicará no solo en su perseverancia y tenacidad, sino también en el rechazo mayoritario al llamado PRIAN, que en los últimos dieciocho años nos ha defraudado una y otra vez.
Suponiendo que se confirma el triunfo de Morena a la Presidencia, hay que estar atentos a la conformación del Congreso de la Unión. Pese al llamado de AMLO para tener mayoría en ambas Cámaras, considero que lo más prudente sería se mantuviese una representación plural sin mayorías, pues se debe recordar que el poder absoluto corrompe absolutamente.
Otro aspecto digno de tomarse en cuenta es qué pasaría en el remoto caso de que no triunfase AMLO. Me explico: Desde el inicio de la etapa electoral el discurso tanto de este líder como de sus corifeos es sobre la inevitabilidad de su triunfo, salvo que se perpetrara un fraude descomunal, lo cual conllevaría a los “chingazos” (John Ackerman dixit).
No podemos olvidar los reveses que sufrieron las encuestas en torno al Brexit y la elección de Donald Trump, por citar los dos casos más emblemáticos, motivo por el que nadie debe considerar como algo imposible una eventual derrota de AMLO. Entonces, si él perdiera la elección, ¿cuál sería la reacción de los partidarios de Morena?
En esta tercera campaña presidencial Andrés Manuel ha sumado a su causa a todo el que ha solicitado su incorporación, independientemente de su pasado partidario y/o ideológico. Y en ese afán de conquistar a las masas ha basado su discurso –por supuesto, dependiendo de la audiencia–, en el ardid de llevar el canto de las sirenas por doquier.
Así tenemos que al final del camino en él se conjugan varias contradicciones inquietantes. Valgan como ejemplos las reformas Energética y Educativa, lo mismo que la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, sobre los que ha tenido para todos: Un día los cancela, otro los adecua, en otro empodera a los sindicatos, etcétera.
Debido a tales imprecisiones desconocemos, en caso de llegar López Obrador a la Presidencia, cuál será su postura definitiva. Pero de lo que sí podemos estar ciertos y dar por descontado, es que a causa de su visible inestabilidad emocional el tabasqueño va a quedar mal con algunos o con muchos de sus simpatizantes.
Por todo ello, nuevamente reitero la imperativa necesidad de razonar el voto. Ese 3er. Debate significó el último muestreo y ya, la última llamada…
El futuro de México y de nuestras familias está en juego. No es cosa menor.
Ventaneando, Lunes 18 de Junio de 2018.