
Médico Cirujano Pediatra y analista.
Reynosa, Jueves 24 de Mayo de 2018.
CON gran expectación nacional el pasado domingo 20 de mayo se llevó a cabo en Tijuana, Baja California, el segundo debate entre los candidatos presidenciales, ya sin Margarita Zavala. Para este se había anunciado como primicia la intervención del público asistente con preguntas directas a los candidatos de temas que atañen sobre todo a los fronterizos, tales como comercio exterior, migración y seguridad binacional.
Aun cuando no fue lo esperado lo que presenciamos con el nuevo formato, sí podemos afirmar que ha habido avances pues a pesar de que se debe mejorar no tiene parangón alguno con los monólogos que tuvimos que soportar en los mal llamados debates anteriores, en los que el acartonamiento, la falta de réplicas y de contrarréplicas era el denominador común.
Empero, la tan anunciada meta que consistía en que se lograría disminuir el número de indecisos posterior al debate quedó como una quimera. Me explico:
Quien a mi parecer estuvo más atinado, tanto en su conocimiento de los temas como su forma de explicarlos, fue José Antonio Meade; sus propuestas se antojan realizables y efectivas, pero el hecho omnipresente del desprestigio de los partidos que lo postulan sigue lastrando su campaña, tal y como se aprecia en las últimas encuestas en que se mantiene inamovible del tercer lugar de las preferencias.
Con respecto al puntero Andrés Manuel López Obrador, nos repitió la misma dosis del debate anterior: No se preparó, desdeñando nuevamente el compromiso con los ciudadanos que no le profesan pleitesía; acudió a dicho evento solo para cubrir el trámite. Con notorio desparpajo contestó lo que quiso aun cuando no tuviese relación con la pregunta hecha y, de acuerdo con su propio dicho, siguió el consejo de sus asesores de contestar cuanta agresión recibiese dando lugar a una característica peculiar de su bis cómica. Su desconocimiento de la política internacional quedó de manifiesto por lo que, en caso de ganar la elección, dependerá al 100% de sus asesores ya que en este mundo globalizado la relación externa es condición sine qua non para progresar. Su afirmación de que la mejor política exterior es la interior no pasa de ser un sofisma o sólo una buena intención.
Sobre Ricardo Anaya podemos decir que su sonrisa sardónica ya no le ayuda. No pongo en tela de duda su capacidad de orador, pero su retórica da la impresión de ser memorizada/ensayada, motivo por el cual a pesar de su grandilocuencia no le creemos lo que nos quiere transmitir, dando la impresión de que estamos ante un primer actor de teatro. El encono hacia López Obrador considero pudo haber sido manifestado de otra forma, para no exponerse al ridículo de la exhibición de la cartera por AMLO. No dudo que Anaya tenga otros artilugios para atacar a su contrincante sin exponerse a una respuesta inesperada.
Por último, Jaime Rodriguez, “El Bronco”, también conocido como “El candidato del Tribunal”, se mantuvo en su papel de reventador. No aportó mayor cosa, se autopresentó como alternativa contra el sistema de partidos, pero sus propuestas son vacuas, ocurrentes y al momento considero que su mayor aportación a la democracia sería que renunciase ipso facto al proceso electoral.
Si, como mencioné al inicio, la meta era disminuir el número de indecisos creo que no fue alcanzado tal propósito. El discernir nuestro voto aún contempla muchas dudas, el tiempo se nos agota y lo peor que podemos hacer es renunciar a nuestro derecho a votar. Pongámosle lupa a esta recta final de la campaña porque el voto no razonado es un riesgo para todos.
Ojalá en el tercero y último debate los candidatos se asuman como próximos presidentes de la República y nos despejen las dudas. Si bien han expuesto la problemática general del país, estamos ávidos de que nos expliquen los cómo para afrontarlos. Es la última llamada.
Ventaneando, Viernes 25 de Mayo de 2018.