
Médico Cirujano Pediatra y analista.
TAL parece que a últimas fechas las catástrofes se han ensañado contra nuestro país, en especial con las zonas del centro y del sur en donde la pobreza predomina. Así como hemos tenido el embate de huracanes con sus consecuencias inherentes, en este mes de septiembre, los días 7 y 19, se han presentado terremotos de intensidad tal que el derrumbe de construcciones de todo tipo y la pérdida de vidas humanas se volvieron cotidianos en estos últimos días.
Por si fuera poco el daño provocado por la Naturaleza, nos encontramos con otra adversidad que por su mezquindad no podemos dejar de señalar: La partidocracia o más específicamente hablando el “Cártel de los Partidos”, que hemos padecido en las últimas décadas y se ha adueñado de las instituciones que deberían garantizar el bienestar de todos los mexicanos. Por el contrario, dan la impresión de que primero son ellos y si sobra algo se canalizará a quien lo requiera, por lo que podemos inferir que somos tratados como ciudadanos de segunda.
Para corroborar lo anterior tenemos su actual proceder. Ante el reclamo popular de que se realice una reducción a sus prerrogativas para apoyar a los que están en desgracia, responden que no encuentran (¿?) los mecanismos legales para hacerlo, dando la impresión de que están dando largas al asunto para que al final o no den nada o quede en una suma irrisoria.
Lo variopinto de las propuestas partidistas va desde formar fideicomisos (de triste memoria por su inefectividad) por Morena, aportar el 25 por ciento según el PRI y hasta el 100% propuesto por el recientemente creado Frente Ciudadano por México, de PAN-PRD-MC. Lograr que se llegue a un acuerdo ante lo anterior presupone que las burocracias de cada instituto político defenderán su punto, con el consecuente retraso para apoyar a los damnificados de ciclones y sismos.
En esta ocasión, como hace 32 años, la sociedad civil ha rebasado por mucho a las autoridades, aunque el pasmo protagonizado por Miguel de la Madrid no fue replicado por Enrique Peña Nieto. Es indiscutible cómo inmediatamente la población motu proprio se incorporó a las labores de rescate, ya sea quitando escombros o proveyendo materiales y alimentos para que no hubiese interrupción de los trabajos de salvamento.
Me duele México porque, una vez más, corroboramos que por no habernos sacudido la corrupción y la impunidad vemos nuevamente hogares enlutados. Las licencias de construcción en la Ciudad de México siguen siendo otorgadas al mejor postor, con lo cual las especificaciones para garantizar la seguridad de los inquilinos quedan solo en buenas intenciones. Y ya podemos dar por adelantado que no habrán culpables puesto que las denuncias se canalizarán al laberinto judicial burocrático, por lo que el sueño de los justos será su destino final.
Así mismo, me duele México por la clase política que padecemos y no merecemos. La que se ha adueñado de la Constitución para garantizar su permanencia, a pesar del sufrimiento de la inmensa mayoría de mexicanos que claman justicia.
Hay una máxima que dice: “Quien no conoce su pasado caerá en sus mismos errores”. El próximo 1 de julio de 2018 se llevará a cabo la jornada electoral más importante de los últimos años, en la que estarán en juego la elección de Presidente de la República y 9 gobernadores. Los prolegómenos de las campañas electorales empezaron el pasado 8 de septiembre.
Como ciudadanos tenemos tiempo más que suficiente para razonar nuestro voto. Tomar una decisión y emitir el sufragio será primordial para recuperar lo que nos han secuestrado: nuestra posición de soberanos ante los servidores públicos.
Por lo contrario, de persistir en la apatía y dejar que otros tomen decisiones por nosotros garantizará el statu quo que tanto anhelan los partidos políticos y a nosotros nos seguirá doliendo México. No hay derecho.
Reynosa, Sábado 23 Septiembre 2017.