JOSÉ Manuel García-Margallo llevaba pocos días con su flamante cartera de Asuntos Exteriores y Cooperación cuando voló a Riad, su primer viaje al extranjero. El 14 de enero de 2012 presidía la firma del contrato de construcción –y explotación durante 12 años–, de la línea ferroviaria de alta velocidad La Meca-Medina, que uniría en 449.2 kilómetros de trayecto, a partir de diciembre de 2016, las dos ciudades santas del Islam en menos de dos horas y media.
Un proyecto presupuestado en 6.736 millones de euros ganado por un consorcio de dos empresas saudíes y 12 españolas, el 88%: Las públicas Adif, Renfe e Ineco; las privadas OHL, Indra, Cobra (ACS), Consultrans, Copasa, Imathia, Dimetronic, Inabensa y Talgo.