DESPUÉS de cien años de búsqueda, por fin, en el verano de 1943 un hombre, Jacques-Yves Cousteau, dio con la fórmula para que el ser humano pudiera deslizarse a voluntad por debajo de la superficie de las aguas. En ese momento estaba en su apogeo la Segunda Guerra Mundial, pero ello no fue impedimento para que se introdujera al Mar Mediterráneo, en la costa sur de Francia, y probara su Aqua-Lung, un artificio que iba a evolucionar la exploración de los océanos y abrir sus profundidades al buceador individual.
Mi Reino por un Amor.
UN romance polémico, que hizo correr mucha tinta en las crónicas de sociales, fue el protagonizado por Eduardo VIII de Inglaterra –quien abdicó al trono–, y Wallis Simpson, una mujer del gran mundo de la sociedad norteamericana divorciada en dos ocasiones.
En 1936 el entonces rey de Inglaterra, Eduardo VIII, emperador de la India y de los dominios allende los mares, formalizó su compromiso con Wallis, a quien conoció en su residencia privada de Fort Belvedere, donde acostumbraba –todavía como el duque David Windsor–, reunirse con amistades pertenecientes a una sociedad cosmopolita.