Periodista.
El monarca inglés que renunció a su trono, para casarse con una mujer norteamericana que tuvo dos divorcios previos y dijo haber conocido la vida en toda plenitud. . .
UN romance polémico, que hizo correr mucha tinta en las crónicas de sociales, fue el protagonizado por Eduardo VIII de Inglaterra –quien abdicó al trono–, y Wallis Simpson, una mujer del gran mundo de la sociedad norteamericana divorciada en dos ocasiones.
En 1936 el entonces rey de Inglaterra, Eduardo VIII, emperador de la India y de los dominios allende los mares, formalizó su compromiso con Wallis, a quien conoció en su residencia privada de Fort Belvedere, donde acostumbraba –todavía como el duque David Windsor–, reunirse con amistades pertenecientes a una sociedad cosmopolita.
El duque se convirtió en monarca el 20 de enero de 1936, al morir su padre; sin embargo, el 16 de noviembre del mismo año, ya como Eduardo VIII, anunció a su primer ministro que deseaba casarse con la señora Simpson, y el 10 de diciembre, en medio de un impresionante silencio, abdicó en la Cámara de los Comunes en favor de su hermano, el duque de York –padre de la actual reina Isabel II–, quien se convirtió en Jorge VI.
La boda se realizó en Francia, el 3 de junio de 1937, dentro del rito anglicano. Unos días antes, Jorge VI le había otorgado a su hermano el título de Duque de Windsor. De hecho, a la pareja se le conoció bajo la denominación aristocrática de los Duques de Windsor.
Se transformaron en los personajes del gran Jet Set intercional más famosos del mundo. Sus actos, viajes, fiestas, declaraciones, presentaciones públicas, fueron motivo principal de las crónicas sociales y de noticias de primera plana en la prensa mundial.
Su historia de amor fue narrada en sendas memorias tanto por Eduardo en “A King’s Story”, como por Wallis Simpson en “The Heart has its Reassons”. En este libro la duquesa concluye que “cualquier mujer que ha sido amada como yo lo fui, y que a su vez supo devolver ese amor, puede decir que conoció la vida en toda plenitud”.
NI TAN AMOROSA NI TAN FIEL
Por información colateral que publicó en un libro biográfico sobre la Duquesa de Windsor el periodista Andrew Morton, a ella se le identificó con su nombre de soltera de Bessie Wallis Warfield, primero apellidada Spencer por su primer marido y luego, por el segundo, Simpson.
Morton la calificó de “mujer codiciosa de origen muy humilde” y fetichista de su figura esbelta, que conservó toda la vida.
Según el periodista, Wallis sostuvo un amorío con un empleado de un hotel durante el tiempo que la cortejaba el futuro rey británico. Ella aún no estaba divorciada del segundo esposo norteamericano cuando el noble inglés le propuso matrimonio.
Más tarde, ya convertido él en monarca y tomada la decisión de abdicar para casarse con la plebeya, a la señora Simpson le pareció “una insensatez” su renuncia al trono y se cuenta que durante toda su vida matrimonial ella le recriminó burlonamente no haber continuado su reinado, para haberla convertido a ella en reina.
El propio Andrew Morton cita testimonios de personas con nombres y apellidos, según los cuales el verdadero amor de Wallis Simpson fue el multimillonario americano Herman Rogers, amigo cercano de los duques y a quien virtualmente tuvo como amante por algún tiempo.
El Duque de Windsor vivió 77 años. Murió en su casa de Paris el 28 de mayo de 1972, víctima de cáncer de garganta. La duquesa le sobrevivió catorce años, pues falleció a los 89, también en su palacio de las afueras de la capital francesa, el 23 de abril de 1986. Su rasgo más notable era la avanzada demencia senil que padecía.
* Con datos tomados del magazine
“Revista de Revista”, de ‘Excélsior’
No. 4461, Feb. 1998; y otras fuentes.
Ventaneando, Viernes 19 de Abril de 2019.