La relación sexual es un regalo de Dios. Es un acto de amor divino, puro, íntimo, incondicional y sublime. Debe disfrutarse solo con la persona que amas.
LA energía sexual tiene en sí el reflejo de Dios. Esto es evidente pues los seres tienen la energía para crear una nueva vida y ésta es una fuerza muy grande y misteriosa. El sexo perpetúa la vida y provoca mucho amor.
Deja de ser su enemigo. Si deseas una lluvia de amor en la vida renuncia en tu mente a los conflictos con el sexo, acepta el sexo con alegría y reconoce su cualidad sagrada. Te sorprenderá descubrir cómo se te revela cuando lo aceptas como sagrado.
Las personas que han enseñado a los humanos a estar en contra del sexo o verlo como un pecado son los responsables que la mente humana esté llena de sexo pervertido y degradado, pues por ser prohibido es el más buscado. Está basado en el deseo del placer y no en el deseo del amor.