Las mujeres fatales del Mossad, las academias de “sexpionaje” del KGB… Descubre los expedients X de los servicios secretos.
EN 1963 la Guerra Fría estaba en todo su apogeo. Pero en la Inglaterra del swinging London, eso a nadie parecía preocuparle demasiado. Eran los años de la minifalda y el pop, y las historias de espías parecían cosas del pasado. Hasta que estalló el escándalo Profumo.
Se descubrió que el ministro de la Guerra, John Profumo, hombre conservador y casado con la actriz Valerie Hobson, tenía una amante: la prostituta Christine Keeler. El affaire adquirió tintes más preocupantes cuando se supo que la chica también era amante de Eugene Ivanov, agregado militar de la embajada rusa. En realidad Keeler había sido utilizada por su proxeneta, Stephen Ward, para robarle información al ministro y vendérsela a los rusos.
El político tuvo que dimitir, el militar ruso volvió a su país, la chica se hizo famosa contando su historia y míster Ward aparentemente se suicidó.
La versión oficial dijo que fue un suicidio, pero corrieron rumores sobre una venganza del M15, el servicio secreto británico. Aquel escándalo sirvió para poner de moda algo que todo el mundo creía que solamente era una fantasía propia de las novelas de intriga: el sexpionaje.