Periodista.
El contexto histórico de “El Mago del Suspenso” vertebra su amplia filmografía. El psicoanálisis, el surrealismo, la Segunda Guerra Mundial o la persecución del ciudadano por el Estado permean sus personajes, así como su infancia, una madre castrante y sus complejos.
ALFRED Hitchcock es sinónimo de intriga. Sin embargo, el autor de “De entre los muertos” (1958), además de artista talentoso fue un hombre atormentado y acomplejado, asfixiado por miedos insuperables. Tras el estreno en noviembre pasado de “Hitchcock”, película sobre el rodaje de “Psicosis”, decidimos revisar su infancia y juventud, etapas que marcaron su vida de forma dolorosa e inspiraron algunas de sus cintas más célebres. Igual que ocurrió con las corrientes artísticas y psicológicas de la época, el nazismo o la Segunda Guerra Mundial.
Hitchcock nació en Londres en 1899. Su padre, William, era un hombre muy estricto y lo educó con mano de hierro. Esto hizo que se refugiara en su madre, Emma Jane Whelan, una mujer frágil de salud, pero al mismo tiempo manipuladora y posesiva.
Por un lado, trataba a su hijo con mucha ternura. Sin embargo, también lo obligaba a subir cada noche a su cuarto para confesar sus faltas, rezar y pedir perdón. Con estos datos, es fácil entender porqué en el cine de Hitchcock las madres posesivas y autoritarias son omnipresentes.
Antifascista y antialemán
En “Tuyo es mi corazón” (1946), además de la figura materna castrante, hay referencia a la época en que se rueda: la dominación nazi. Según Kirsten Witte, autor de “Hitchcock in Germania”, sus trabajos de los años cuarenta reflejan “complejo de miedo, son un documento excepcional del verdadero sufrimiento en Europa, de la persecución política de los nazis a los judíos”.
En “La soga” queda patente la realidad social, histórica y cultural del momento. Eran los años cuarenta y la ideología fascista buscaba una sociedad perfecta. Una pareja de brillantes universitarios, Brandon y Phillip, matan a un compañero. Querían cometer el crimen perfecto y demostrar su superioridad intelectual. El asesinato es la materialización de las teorías de su maestro, Rupert Cadell, quien apoya la idea del superhombre de Hitler. Como dicen Claude Chabroly Eric Rohmer en su libro ‘Hitchcock, the First Forty-Four Films’: “Quien pertenece a la élite tiene todos los derechos, hasta suprimir al imbécil que se atreve a cerrarle el paso”.
Otra de sus películas, “La sospecha”, se enmarca en la Segunda Guerra Mundial. Un hecho que pudo provocar un interés del cineasta por el misterio y la culpabilidad.
Mente psicoanalítica
La mezcla sádica de amor y odio a quienes lo rodeaban refleja su interés por la mente humana. En sus argumentos hay referencias al psicoanálisis o a personajes con deseos y actos contrapuestos. “Psicosis” es reconcida por varios autores como el primer ‘thriller’ psicoanalítico de la historia. En el documental “The Pervert’s Guide to Cinema” (2006), Slavoj Zizek propone que la mansión de Norman Bates tiene tres plantas y cada nivel representa lo que la corriente de Freud atribuye a la psique humana: El primero es el Superyó, donde su madre vive; la planra baja, el Yo, donde el protagonista es un ser normal, y el sótano, donde Bates baja el cadáver de su progenitora; el Ello o inconsciente.
Claude Chabrol dice de Hitchcock que es un estudioso de la psicología humana, sus reacciones y trastornos en el límite de la moralidad. Él sufrió los estragos de una salud mental entredicha. A los 14 años murió su padre, dejó de estudiar y se puso a trabajar. En 1920, empezó como decorador en una productora. Allí conoció a su esposa, Alma Reville.
Fue en 1922 cuando Hitchcock, ya cineasta, la sedujo. En 1926, en un viaje en barco, le pidió matrimonio. Según contó en su biografía, estaba en su camarote, mareada, cuando le dijo que se casara con él. “No dijo ni sí ni no. Solo soltó un eructo, algo que interpreté como una respuesta positiva. Como diálogo no fue brillante, pero fue de mis mejores escenas”. Un momento que muchos calificarían como surrealista.
Culto al surrealismo
Una corriente que atrajo a Hitchcock. En “Cuéntame tu vida”, una psiquiatra analiza los sueños de un falso doctor que cree haber cometido un crimen que no recuerda. La cámara se mete en el inconsciente de Gregory Peck, en una secuencia diseñada por Salvador Dalí. Según Hitchcock: “Mi dea era conseguir sueños muy visibles. Elegí a Dalí por su arquitectura, de largas sombras, el infinito de las distancias, las líneas que convergen en la perspectiva, los rostros sin forma”.
También hay una evocación a De Chirico, otro surrealista, cuando sale el personaje con el rostro tapado con una tela, como en “Héctor y Adrómaca”. Verónica Ferrari, otra estudiosa del británico, propone en el ‘Surrealismo según Hitchcock’ que, en “Los pájaros” hay una integración entre intriga y procesos de la imaginación surreal. Para ella, “en ‘Cuéntame tu vida’ (1945) o ‘De entre los muertos’ (1958) hay conexiones con el mundo onírico, los procesos inconscientes y el psicoanálisis, aspectos claves del surrealismo”.
Por su parte, el crítico de cine mexicano Gustavo García escribió: “Aunque en ‘Cuéntame tu vida’ recurrió a los diseños de Dalí para un sueño de Gregory Peck, el surrealismo de Hitchcock es más profundo; es el del encuentro de Eros y Tanatos (‘De entre los muertos’, ‘Psicosis’), el de la violencia gratuita e irracional (‘Los pájaros’), es el burgués que guarda la psicopatología criminal (‘Pacto siniestro’, ‘La soga’)”.
Más terrenal fue su acercamiento a temas sociológicos. En “La sombra de una duda” pone la lupa en la vida familiar y el papel de la mujer en las sociedades machistas. Sobre “La ventana indiscreta”, Elise Lemire escribe: “Representa valores de la cultura de EU que entrarían en crisis en los años 50”. El crítico de cine Arnold White afirma que “en esta película hay un estudio social y relevante sobre la supervivencia del hombre en el mundo moderno. En la cinta explica cómo los ciudadanos hacen frente a las estructuras difíciles o alienantes de la vida social”.
En 1978 Sandy Flitterman, profesora de cine de la Universidad Rutgers de Nueva Jersey, señaló que las películas del londinense dan poder a los personajes femeninos.
Los filmes de Hitchcock son una amalgaba de originalidad técnica, profundización psicológica, contexto histórico y traumas y personalidad propias. Una mezcla poderosa que nació en un ser de pensamiento prodigioso. Un sujeto capaz de ver por sí mismo, sin límites morales y retando siempre a su lado oscuro.
* Tomado de la revista
“QUO Siglo XX”.
15 de Mayo de 2013.
Ventaneando, Lunes 26 de Marzo de 2018.