Bienaventurada la mujer que logra conseguir un trabajo y rompe las cadenas de la represión intrafamiliar.
ES un tema universal, cotidiano y perene el referente a que las mujeres son víctimas del maltrato intrafamiliar, principalmente en los medios de bajos recursos económicos y poca escolaridad. Esta represión normalmente es a manos del hombre, incluídos sus padres, esposos, hijos y hermanos. Sin faltar las penurias que ellas sufren a diario en el trabajo y, en general, en la vida diaria.
Resulta del todo lamentable que en muchos casos las víctimas sean las niñas desde pequeñas hasta los12 años, en promedio, que no siempre encuentran apoyo de sus padres y madres al no poder atenderlas, dado que tienen la necesidad imperiosa de salir a trabajar y, por ende, las dejan solas en la casa.
Y siendo nuestro país una nación de niños y jóvenes, el sector femenil de menores significa una parte muy considerable de la población que es necesario proteger, ya que representa el futuro de la nación mexicana. Claro que igual tutela merecen las damas que son mayores.
Frecuentemente se habla y se escribe, y no se puede soslayar, lo bien que la pasan las mujeres que se dedican a la actividad política en México, gracias a su buena situación económica, alto grado de escolaridad y a la abundancia de buenas y prósperas amistades.