SI algo nos ha quedado claro en los últimos días es que, para Morena, la ropa sucia se lava en público. Es verdaderamente fascinante el debate de las ideas, de los proyectos de nación y la discusión de visiones políticas de los actores. Nada se queda en los escritorios, todo se expone.
Se señala y critica las diferencias públicas entre sus integrantes, como lo vimos con los senadores Monreal y Batres; o en la dirigencia nacional con Yeidckol y Bertha Luján; entre funcionarios y simpatizantes, como John Ackerman y Hernán Gómez. Incluso entre actores de su gabinete nacional, como el ex secretario de Hacienda, Carlos Urzúa y sus declaraciones, sin mencionar a Olga Sánchez Cordero de la Segob y sus entrevistas.