EN la evolución del régimen alumbrado por la transición democrática en México, las elecciones de 2018 y el gobierno emanado de ellas, pueden ser situadas a la vez como una oportunidad frente a nuestras ataduras al pasado o como un resultado natural de las mismas.
4T: ¿Fin de la cleptocracia?
EN la más reciente encuesta de Buendía y Laredo la calificación al Presidente por el combate a la corrupción aparece declinando agudamente (https://bit.ly/2Tef749). Pasó de un diez por ciento que hace un año consideraba que el combate a la corrupción era lo que mejor AMLO había hecho, al mes pasado en que ese porcentaje de creyentes cayó a la mitad, o sea, al cinco por ciento.
Cuarta Transformación, de Espalda a los Derechos Humanos.
GOBIERNO que no asume los Derechos Humanos es y será siempre de derecha. Mientras la Secretaría de Gobernación se empeña en poner orden para esclarecer y reparar las graves violaciones de los derechos humanos que heredó y que se siguen acumulando, el gobierno federal no define una política de Estado al respecto.
A reserva de lo que se incluya en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, del gobierno sólo hemos escuchado declaraciones de buenas intenciones. Igual que los anteriores.
Si algo ha sacrificado el fundamentalismo de mercado, que tanto se vitupera como “neoliberalismo” (no son lo mismo), han sido los derechos humanos. El poder económico o político sin controles, la corrupción, la depredación y la delincuencia, se instalaron en el seno mismo de las instituciones del Estado (no de todas, por cierto), y minimizaron su capacidad de gobernabilidad con eje en los derechos fundamentales.