EN la región veracruzana, cubiertos de tierra y vegetación, empiezan a surgir a la vista de la humanidad los testimonios de una realidad palpable de hace tres mil años. Cabezas colosales, estelas, vasijas, esculturas y figuras en miniatura esparcidas en el área de San Lorenzo Tenochtitlan, patentizan que en un pasado, nada remoto, floreció en territorio mexicano una de las culturas más importantes y enigmáticas del período prehispánico: los olmecas.