LA ciudad de Querétaro se encuentra adornada con un bello festón de encaje de cantera, que ya es su sello distintivo: el Acueducto.
Siempre ha sido preocupación constante de la humanidad el uso y aprovechamiento de las fuerzas naturales y en especial del agua, líquido vital que ha influido no sólo en los asentamientos humanos que se constituyeron donde abundaba o estaba cercana, sino incluso ha motivado la creatividad al domeñar las circunstancias adversas para obtenerla, canalizarla y utilizarla.