La investigadora Sylvia Navarrete reconstruye los primeros años del pintor, su decepción de la enseñanza académica, su primera estancia en Nueva York, la relación con la pintora María Izquierdo, y el alejamiento del nacionalismo imperante en el trabajo de los principales artistas de la época.
NOTA DE REDACCIÓN: En agosto próximo se cumplirán
123 años del natalicio del pintor oaxaqueño. Por tratarse del
artista plástico mexicano de mayor renombre universal, esta
columna inicia el 2022 dedicándole un homenaje mediante la
publicación de dos textos alusivos de alto valor periodístico.
PARA muchos de nosotros, la obra más entrañable de Rufino Tamayo es la que pintó en los años 20 y 30: aquellas naturalezas muertas de pequeño formato con reloj y teléfono, con Sandía y regla de medir, con piña y ficha de dominó; aquellos interiores con mesa, naipes y ventana abierta hacia un globo aerostático; aquellas vistas callejeras atravesadas por cables eléctricos…
Rufino Tamayo empieza a pintar en 1920. El momento histórico es propicio: el arte en México conoce, después de la Revolución, un período de excepcional vitalidad (primeros murales en edificios públicos, inicios de la llamada Escuela Mexicana de Pintura) favorecida por la política cultural del secretario de Educación José Vasconcelos.
Ahora bien, nada predisponía a Tamayo a la vocación artística. Huérfano, su educación es asumida en Oaxaca por una tía que le destina un futuro de comerciante. Él se rebela y, al llegar a la ciudad de México, toma a escondidas clases nocturnas de dibujo e ingresa en 1917 en la Escuela Nacional de Bellas Artes (la antigua Academia de San Carlos). Pero los obsoletos sistemas de enseñanza lo desalientan.
Se pone a trabajar al aire libre, motivado por el pintor Roberto Montenegro, quien lleva a sus alumnos a excursiones por la provincia para abrirles los ojos a la belleza de la naturaleza. Tamayo hace sus pinitos, trabaja como dibujante de piezas prehispánicas en el Museo Nacional (hoy Museo Nacional de las Culturas), un empleo útil que le proporciona otras fuentes visuales y una estricta disciplina manual. Pero se mantiene distante de la fiebre nacionalista que embarga a sus compañeros muralistas.
Antes de partir a probar suerte a Nueva York en compañía de su amigo músico Carlos Chávez, expone en una armería desocupada de la Avenida Madero sus primeros óleos, acuarelas y grabados en madera. Son vistas de fábricas con fachadas severas y torres maculadas de hollín, escenas urbanas sencillas, casi documentales –una innovación en el género del paisaje–. Las naturalezas muertas son rudimentarias, de factura plana, pincelada corta y paleta austera; en los retratos, la figura femenina cobra rasgos indígenas simplificados. El poeta Xavier Villaurrutia, en el catálogo de esta primera exposición, habla de “la sensualidad sin refinamiento” de aquel pintor ya sorprendente a sus 27 años.
La estancia de dos años en Nueva York, sin un centavo, pero con los museos y las galerías a la mano, reubica las expectativas y aspiraciones de Tamayo. Vuelve a México, da clases de pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes –dirigida ahora por Diego Rivera–, y se enamora de María Izquierdo, una de sus alumnas. Él tiene 29 años de edad y 10 de experiencia profesional, ella es tres años menor y todavía aprendiz.
A raíz de un intento por separar la Escuela de Arquitectura de la Academia, se desencadena una campaña contra Rivera, quien renuncia en 1930. Tamayo desiste también e invita a María a seguir pintando con él en su taller de la Plaza de Santo Domingo. ¿Quién imita a quién en esta convivencia profesional y amorosa de seis años? Aunque María Izquierdo (¿por despecho?) insinuaría más tarde que él había sido el más beneficiado con esta relación, resulta evidente –al comparar sus cuadros respectivos–, que el que descubre temas y técnicas, enseña y produce es Rufino Tamayo. Ella aplica lo que él ya había puesto en práctica.
Tamayo sabe someter sus naturalezas muertas a una arquitectura interna. Dispone objetos triviales (un caracol marino, una silla de madera rústica, una mandolina, un teléfono de baquelita), en función de perspectivas diversas: frontal, desde arriba, de lado. También le gusta lucir la materia: aplica los pigmentos en capas espesas y logra texturas recias con su pincelada robusta y una paleta densa, de gamas terrosas. La composición obedece a leyes estrictas donde una mesa, por ejemplo, abre una línea de fuga hacia una ventana abierta por la cual asoma el cableado urbano o un globo dirigible. Poco a poco, el formato de la imagen se reduce al respaldo de una silla o a un huacal, la perspectiva se acorta y los objetos se intercalan en un sistema visual “de acordeón” de volúmenes y ángulos geométricos.
En el retrato se inclina por el arquetipo femenino de opulento cuerpo cobrizo. Le dedica varios a su compañero María, arrodillada en mole apetitosa, con pesados senos y muslos generosos, o como el ídolo pagano de aquel “Desnudo en gris” (1931), estatua abocetada de tierra volcánica o de barro sin cocer. En 1933, la pareja se separa bruscamente. María Izquierdo, impresionada por el escritor francés Antonin Artaud, quien durante un viaje a México en 1936 la declara heredera única del “alma roja” de sus antepasados, incursiona en visiones cosmogónicas que intentan traducir el misticismo alucinado del poeta. Tamayo, con talento autocrítico y mayores recursos técnicos, ya camina sin titubear.
Durante las dos primeras décadas de su producción, Tamayo lucha por encontrar el sentido contenido en los valores plásticos mismos. Como otros pintores agrupados en torno a la revista “Contemporáneos” (Agustín Lazo, Manuel Rodríguez Lozano, Julio Castellanos, Antonio Ruiz, “el Corcito”), busca caminos alternos a los del movimiento muralista. Poco atraído por el mensaje político hecho arte, prefiere las imágenes salidas de la introspección y del ensueño (y, por lo tanto, del subconsciente), y un lenguaje formal abierto a las propuestas de las vanguardias europeas. Jamás exalta la lucha revolucionaria, y si acaso recurre a la pintura histórica, la convierte en alegorías humorísticas. Más que cualquier artista mexicano de su tiempo, Tamayo juega con la imagen y sus posibilidades de interpretación. En conjunto, el arte prehispánico, el arte popular, la arquitectura clásica, colonial y neoclásica, el estilo barroco pueblerino, la civilización industrial y las tendencias plásticas modernas son las bases conceptuales en las que sustenta su visión plástica.
En 1934, Tamayo se casa con Olga Flores Rivas, estudiante de piano en el Conservatorio, y con ella encuentra la estabilidad. Parten a vivir a Nueva York y más tarde a París para conquistar el mercado del arte internacional. Tras insaciables búsquedas formales, Tamayo introduce en México un sistema pictórico singular que será modelo y referencia para las siguientes generaciones de artistas.
No sólo harán escuela el magnífico colorido vuelto expresión y estructura del cuadro, sino también las estructuras trabajadas, la formidable síntesis de líneas, el lirismo aunado a un rigor extremo en la factura y, sobre todo, la libertad de creación que reivindica en el lienzo y en el ejercicio de su profesión.
CRONOLOGÍA SU CINTA DE RUFINO TAMAYO
POR AÍDA MALTRANA**
- 1899. Nace en Oaxaca el 26 de agosto en la calla Rueda, hoy Cosijopi, arriba de El Carmen Alto. Su madre Florentina Tamayo y su padre Manuel Arellanes.
- 1907. Muere doña Florentina Tamayo cuando Rufino tiene ocho años y queda bajo el cuidado de su tía Amalia Tamayo, quien lo acercará a la educación religiosa.
- 1911. Rufino, acompañado de su tía, se traslada a la ciudad de México. Instalan un comercio de frutas en el Mercado de La Merced, evento que influirá más tarde en su obra plástica. Descubre su capacidad para el dibujo.
- 1917. Inicia estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes (la ex Academia de San Carlos); se decepciona por el método tradicional “que imponía seguir fielmente línea, forma y color del modelo o la naturaleza”.
- 1920. Explora el impresionismo con el óleo Una capilla en Oaxaca, resultado de sus viajes por la república, auspiciado por su maestro Roberto Montenegro.
- 1921. Abandona sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, y por invitación de José Vasconcelos, secretario de Educación Pública, queda al mando del Departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología.
- 1926. Xavier Villaurrutia escribe el prólogo del catálogo para su primera exposición individual, llevada a cabo en la Armería Convalucier, local ubicado en la calle de Madero. Al finalizar la exposición, viaja a Nueva York, en compañía de Carlos Chávez. En esa ciudad, su primera exposición individual se lleva a cabo en The Weyhe Gallery, con 39 obras entre óleos, acuarelas, dibujos y grabados en madera.
- 1928. Regresa a México y enseña pintura en la Escuela de Bellas Artes. Coincide con el período en que Diego Rivera se encuentra a cargo de esa institución. Participa en una exposición colectiva del Grupo 30-30.
- 1930. Renuncia a la Escuela de Bellas Artes por no estar de acuerdo con la ideas estéticas de la institución, durante el período en que Vicente Lombardo Toledano se encontraba a cargo de la dirección.
- 1933. Mientras realiza el mural La música y el canto en el antiguo Conservatorio Nacional de Música de la ciudad de México, conoce a la joven oaxaqueña Olga Flores Rivas, hija de un militar porfirista y estudiante de piano.
- 1934. Se casa con Olga.
- 1936. Durante el Congreso de Artistas en Nueva York asiste como delegado de la Liga de Escritores y Pintores Revolucionarios, junto con Siqueiros y Orozco. Se instala en Manhattan y trabaja dando clases de pintura en la Dalton School.
- 1938. Pinta un mural en el antiguo Museo Nacional de Antropología, actualmente Museo de las Culturas en la ciudad de México: Revolución, una segunda versión al que estuvo vetado en 1930.
- 1940. Participa en la exposición 20 siglos de arte mexicano presentada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Realiza una pequeña obra en bronce, su primer trabajo escultórico: Cabeza de mujer.
- 1946. Introduce movimiento y bidimensionalidad a su obra; “el concepto de espacio se enriquece de una forma multidimensional para dar sentido cósmico a su mundo” (J.Alanis y S. Urrutia, Rufino Tamayo. Una cronología. 1899-1987.INBA / SEP / Museo Rufino Tamayo, México, 1987), como en sus obras Mujeres alcanzando la luna, Bailarina en la noche y Hombre sorprendido por la aviación.
- 1948. El Instituto Nacional de Bellas Artes, dirigido por Carlos Chávez, organiza la Primera Muestra Retrospectiva en honor a sus 20 años como artista plástico, donde expone 82 obras entre óleos, gouaches, acuarelas, pasteles y dibujos, que ya para este momento pertenecen a grandes coleccionistas en Estados Unidos.
1949-50. Hace su primer viaje a Europa y se establece una temporada en París. Realiza exposición individual en la Galería Beaux-Arts de París con 27 obras. Jean Cassou, director del Museo de Arte Moderno de París, y André Breton escriben en el catálogo de presentación. El Museo de Arte Moderno de París adquiere su obra Hombre cantando y se publica una monografía en la Colección Anáhuac de Arte Mexicano, además de dos libros de Enrique F. Gual con dibujos y óleos del pintor oaxaqueño.
- 1951. Después de dos años de vivir en Europa, Tamayo regresa a México. Se publica el ensayo de Octavio Paz “Tamayo en la pintura mexicana”.
- 1952. Concluye uno de los murales de Bellas Artes: Nacimiento de nuestra nacionalidad, que le encomendara Carlos Chávez, director de la institución.
- 1953. Comparte con el francés Alfred Manessier el gran Premio de Pintura de la Bienal de Sao Paulo, Brasil.
- 1956. En la revista Artes de México se publica el ensayo de Paul Westheim
“El arte de Tamayo”, una investigación estética en tres idiomas.
- 1958. Se inaugura la nueva sede de la UNESCO en París, donde Tamayo junto con otros artistas como Miró, Picasso, Moore, Brassai, entre otros, aportan obras de excelente calidad artística. Tamayo presenta el mural Prometeo dando fuego a los hombres.
- 1960. Le otorgan el premio Guggenheim International Foundation, Nueva York, por su cuadro Mujer en gris, pintado en 1959.
- 1962. Se estrena en París la Sinfonía Tamayana-Mural del compositor Adomiàn. Expone en el Museo Nacional Bezalel de Jerusalén.
- 1963. Termina los murales Israel de ayer e Israel de hoy, hechos para el trasatlántico Shalom de la empresa naviera Zim. Se organiza una retrospectiva de su obra por el Diario Mainichi de Tokio.
- 1964. El presidente de México, Adolfo López Mateos, le entrega el Premio Nacional de Artes.
- 1967. La BBC de Londres, junto con la National Educational Television in America, la Canadian Broadcasting Corporation y Bayer Sicher Rund Fienk de Munich, realizan un documental de media hora sobre la vida cotidiana de Tamayo. Realiza el mural transportable El mexicano y su mundo, para exhibirse en el Pabellón de México en la Exposición Mundial de Montreal, Canadá, mismo que se instala posteriormente en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Se inicia homenaje por sus 50 años de labor artística en la Sala Nacional del Palacio de Bellas Artes, con 68 óleos, un mural y 34 litografías.
- 1968. En la Bienal de Venecia lo reciben como Huésped de Honor, como lo fueron en otras etapas Max Ernst, Joan Miró, Mondrian, Matisse y Braque.
- 1970. Se realiza en París la película Tamayo de Max Pol Fouchet.
- 1971. Rufino y Olga Tamayo donan la casa que funcionará como el Museo de Arte Precolombino, en la ciudad de Oaxaca. En el siglo XX el inmueble era conocido como Casa de la Luz, ya que antes de ser Archivo General del estado fue una planta de energía eléctrica.
- 1972. El gobierno del estado de Oaxaca le otorga la Medalla Benito Juárez, lo nombra Hijo Predilecto y da el nombre de Rufino Tamayo a la calle de Los Arcos en esa ciudad.
- 1973. Se realiza en Estados Unidos la película de media hora La vida artística de Rufino Tamayo, de H. Conklin, con narración de John Houston, presentación de Octavio Paz y música de Carlos Chávez.
- 1974. Su enorme apreciación por la colección de piezas prehispánicas y obras de artistas contemporáneos lo lleva a la fundación del Museo de Arte Prehispánico en el estado de Oaxaca, que se inaugura ese año con mil 300 piezas de arte. En su búsqueda por nuevos materiales que lo motiven a enriquecer su lenguaje, Tamayo explora una nueva técnica con trabajo sobre plástico líquido y cera, junto con Luis Remba, director del Taller de la Gráfica Mexicana.
- 1975. Emily Genauer, crítica de artes plásticas, obtiene el Premio Pulitzer con la monografía publicada de Rufino Tamayo. Es promovido a Comendador de la Legión de Honor por el gobierno francés. Recibe el Florín de Oro de Florencia en el Palazzo de la Signoria y la Placa de Plata en el Palazzo de los Médicis. Durante el simposio sobre arte y literatura contemporáneos de Latinoamérica Speak Out, en la Universidad de Texas, Tamayo fue considerado “el verdadero pionero de las nuevas artes plásticas de los latinoamericanos más avanzados”.
- 1977. Se le ofrece una retrospectiva, en la XIV Bienal Internacional de Sao Paulo, Brasil, donde se le considera Decano del Arte Latinoamericano.
- 1978. Durante una subasta de arte mexicano en Sotheby Park Bernet, de Nueva York, una galería de Madrid adquiere su cuadro Mujer india por la cantidad de 47 mil 500 dólares.
- 1980. Rechaza una condecoración del gobierno guatemalteco del general Romeo Lucas García, uno de los responsables de la tragedia de aquel pueblo.
- 1981. Se inaugura el Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo en el Bosque de Chapultepec, una zona sugerida por el mismo Rufino Tamayo para facilitar el acceso a la gente.
- 1981. Es nombrado miembro de la Royal Academy de Londres. La Trienal Internacional de Obra Gráfica en Color Original Grenchen, Suiza, le otorga el primer premio. El rey Juan Carlos de España le otorga la Medalla al Mérito en las Bellas Artes.
- 1989. Se crea la Fundación Olga y Rufino Tamayo, AC para promover el arte internacional, así como la obra del mismo pintor de Oaxaca.
- 1990. Pinta su último óleo El joven violinista y asiste a la inauguración de su exposición en el Museo del Ermitage, en Leningrado.
- Se funda una casa asilo para ancianos, Los Tamayo, en la ciudad de Oaxaca. Se establece un convenio con el INBA para administrar de manera conjunta el Museo Rufino Tamayo. La Universidad Veracruzana lo nombre Doctor Honoris Causa durante un homenaje que le organiza el gobierno del estado. El 24 de junio fallece en la ciudad de México.
* Investigadora de artes plásticas en el
CENIDIAP del Consejo Nacional de Arte.
** Profesional en medios audiovisuales.
Tomado de la revista mensual ‘Viceversa’.
México, No. 75; Agosto de 1999.
Ventaneando, Reynosa, Lunes 3 de Enero de 2022.