Periodista.
Gracias a la cirugía y a que la ciencia está avanzando a pasos acelerados, las malformaciones en los labios y las orejas tienen porcentajes altísimos de recuperación
“¿CÓMO está mi bebé, doctor? ¿Nació bien?”. Esas fueron las preguntas que nunca le respondieron a Evelyn, mamá primeriza de 20 años, porque la respuesta estaba en el rostro de su hija, a la que después llamaría Natalia.
Lo primero que Evelyn vio cuando la cargó fue su rostro deforme. “Tenía como un agujero en la cara”, expresó llorosa. La pequeña había nacido con labio hendido.
Lo que en ese momento para Evelyn era una tragedia, dos meses después se convirtió en una buena experiencia, porque para el bautizo de Natalia, una vez que su rostro había sido reconstruido por medio de una cirugía, la malformación se había borrado por completo. Ni siquiera los invitados a la fiesta notaron que la pequeña nació con labio hendido.
Uno de cada 600 niños que nacen en México corre la misma suerte que Natalia.
¿QUÉ ES EL LABIO HENDIDO?
El labio hendido es la deformidad más común de las malformaciones congénitas, por lo menos en cabeza y cuello, seguida por la microtia que es la ausencia de una de las dos orejas, que sólo la padece uno de cada 3 mil 500 bebés que nacen anualmente en el territorio nacional.
Fernando Molina, especialista en cirugía reconstructiva del hospital Ángeles, explica que la fisura de labio palatina no tiene un origen de tipo genético cromosómico. “Es de las malformaciones conocidas como factoriales en donde intervienen diferentes elementos para que esto se produzca, como problemas relacionados con la contaminación, con algún virus o algunas deficiencias de vitaminas y se produce en las primeras 12 semanas de embarazo”.
En cambio la microtia es un accidente que ocurre dentro del embrión: “Una de las arterias que le da vida a algunas porciones de ese embrión, antes de que se forme la cabeza y el cuello, se rompe y produce una hemorragia que deja sin circulación a dos arcos braqueales, que son los que dan origen a diferentes elementos de la cara, entre ellos las orejas”, explicó el cirujano.
El paciente que nace con una de estas dos malformaciones puede llegar a su vida adulta sin ningún problema, tener vida reproductiva y desarrollarse, incluso sus hijos corren mínimos riesgos de heredar alguna anomalía en el desarrollo.
“Es importante aclarar que un paciente con labio hendido o microtia sólo tiene un porcentaje menor al 4% de tener un hijo con el mismo problema”, asegura.
EL DIAGNÓSTICO
La microtia o falta de oreja al igual que el labio hendido se puede diagnosticar durante el embarazo, pero no prevenir. “No se puede hacer nada para evitarlo, pero tampoco tiene complicación porque estos bebés pueden recuperar la normalidad en su rostro con cirugía”, dice.
En el caso del paladar hendido los niños deben ser sometidos a cirugía en dos ocasiones. La primera para el cierre del labio y la porción más anterior del paladar. Debe operarse entre los dos y los tres meses de edad. Una vez que es sometido a esta primera operación el niño pasa a la normalidad.
La segunda cirugía es la que conlleva el cierre de la porción posterior del paladar. “Esta es muy importante porque aquí se realiza la unión de los músculos que por la misma fisura del paladar se encuentran abiertos y se debe realizar entre los 10 y 12 meses de edad, pues de lo contrario puede afectar el lenguaje”.
Para el médico Molina, la cirugía temprana es una oportunidad para que los niños a los 16 meses de edad tengan los músculos completamente unidos y puedan ejercitar su lenguaje desde un principio de una forma normal.
Si esto no ocurre los niños igualmente van a comenzar a hablar, pero mal, es decir sustituyendo o compensando sonidos y después aunque les cierren el paladar siguen hablando mal porque se quedan con la costumbre.
Generalmente tienen problemas con tres consonantes básicas: p t c. Son niños que al decir una palabra con cualquiera de estas tres consonantes hacen un sonido parecido, pero se les nota inmediatamente un defecto en su lenguaje.
En 75% de los casos sólo requerirán de dos cirugías. Probablemente después de la operación necesitan ortodoncia, pero nada más. El otro 25% tal vez necesite otras operaciones que incluyen injertos óseos y procedimientos estéticos para mejorar la nariz.
De modo que 100% de ellos tiene posibilidades de quedar normal e incluso confundirse con el resto de los niños sin que nadie se entere de que nacieron con labio hendido.
El cirujano advierte que de no realizarse la operación en las edades indicadas se complica más la recuperación, sobre todo se afecta el lenguaje. Al contrario de los niños que son operados oportunamente, solo 8% tendrá problemas menores para hablar.
“Es una operación noble. Tiene una recuperación rápida, tanto que incluso los bebés pueden comer cuatro o cinco horas después de la cirugía. La puede hacer cualquier cirujano plástico y se realiza en la mayor parte del país”.
La microtia es la falta de una de las dos orejas aunque también existe la microtia bilateral. Los bebés que nacen con esta malformación escuchan hasta en 70%, en el caso de contar con una sola oreja y esto ocurre en 92% de los casos, por lo que sólo a 8% le hacen falta las dos orejas.
LA CIRUGÍA DE MICROTIA
Al contrario del labio hendido, la cirugía de microtia sólo se realiza por cuestión estética porque los niños seguirán escuchando igual después de que se le reconstruya la oreja.
Esta operación se realiza hasta los ocho años de edad porque se requiere de cartílago de hueso de costilla y éste no se puede tomar hasta que se tienen huesos lo suficientemente largos. La espera también está relacionada con el crecimiento porque la oreja requiere 85% de su tamaño entre los 4 y 5 años de edad y el resto se completa en la adolescencia. Esta cirugía no la puede hacer cualquier persona.
“Mucha gente se confunde y lleve a los pequeños con un otorrinolaringólogo, quien generalmente les da una mala indicación”, dice el cirujano. “No es una operación riesgosa, pero sí es necesario que la realice un experto. Se hacen dos operaciones; en una se reconstruye la oreja y en la segunda se despega, es decir, se realiza un espacio entre el cráneo y la oreja. Se deben dejar pasar alrededor de seis meses entre una y otra”.
El doctor Fernando Molina señala que ambas malformaciones tiene porcentajes altísimos de recuperación gracias a la cirugía reconstructiva y que la ciencia está avanzando a pasos acelerados. De modo que en unos 10 años se podrá cultivar cartílago, lo que ayudará a estos pequeños a que sus operaciones sean en edades más prontas.
* Tomado de “El Universal”.
Domingo 11 Diciembre 2005.
Ventaneando, Lunes 12 de Agosto de 2019.