
Médico y escritor.
Pasado mañana se cumplen 19 años de la proeza.
Nativa de Saltillo, la alpinista Karla Wheelock marcó un hito histórico al realizar desde la cima más alta del mundo la primera llamada mediante un teléfono celular, al participarle a su madre haber ascendido los 8,850 metros de la mayor montaña de la Tierra, aquel venturoso 27 de mayo del año 1999.
EL título de este caso no es ficticio: La primera llamada en la historia de la telefonía mundial que se hizo desde la cima de la montaña más elevada del planeta, fue realizada por la alpinista saltillense Karla Wheelock Aguayo, el lunes 27 de mayo de 1999, cuando se convirtió en la primera mujer latinoamericana en coronar el Monte Everest ascendiendo por la ruta norte, la más complicada.
Al finalizar el siglo XX, Karla había conquistado cuatro de las siete montañas que integran el grand slam: El Aconcagua, de 6,962 metros de altura; el Everest, de 8,850; el Mount McKinley, de 6,194; y el Ebrus, cuya cima de 5,633 metros pisó el 23 de agosto de 2000.
Karla enfatiza en su libro “El tercer polo”, que su mamá, Carla Aguayo de Wheelock, fue constante inspiración para ella. Siempre le alentó su vocación de alpinista, apoyándola.
“Sufría y vivía cada ascenso conmigo”, declara Karla.
Sé que su madre tenía con qué apoyar a su hija desde su entraña más íntima. Ella misma ha escalado muchos ocho mil en su vida. El muy elevado del diálogo con Dios en la oración y el penoso en extremo de la enfermedad, entre otros.
Para escalar el Everest, Karla utilizó la herencia de su carácter invencible y su fuerza de convicciones, herencia de su madre, quien le dio, además, otro legado más sublime, el legado del amor.
Con ese corazón suyo, así modelado en la ternura, llamó Karla Wheelock por teléfono a su madre desde la cumbre del mundo.
(12:00 horas, mediodía, hora del Himalaya, del 27 de mayo de 1999; hora de México: 12:45 am).
Karla Wheetlock: ¡Mamá! ¡Bueno! ¡Mamá, te estoy hablando desde la cumbre del Everest!
Carla Aguayo: ¡Hijita! ¿Cómo estás?
KW: Mamá, perdí tu foto, no la encuentro.
CA: No importa hijita, dime, ¿cómo estas?
KW: Estoy bien. No encuentro tu foto que iba a dejar en la cumbre.
CA: Felicidades, hijita, ¡lo lograste!, ¡muchas felicidades!
KW: Todavía falta bajar, reza por mí para que todo salga bien; yo te llamo cuando esté en la base.
Mamá: Baja con cuidado y que Dios te bendiga.
KW: Te llamo luego, bye.
CA: ¡Que Dios te bendiga!
* Tomado de su libro “Saltillo insólito:
Cien años de sucesos extraordinarios,
1900-2000”, editado en septiembre 2008.
Ventaneando, Viernes 25 de Mayo de 2018.