Periodista.
CADA vez se vuelve más necesario que regrese a los planteles la materia de civismo. Quienes formamos parte de una generación que se educó con esos principios que aprendimos en nuestra niñez, notamos la diferencia que hay en aquella época y la actual.
Por ejemplo, hoy se le da más énfasis a los derechos que al buen comportamiento. No lo podemos negar, se observa en las diferentes acciones de las personas. Actitudes que dejan mucho qué desear, tanto en el ambiente familiar, escolar o social.
Platicando con una amiga, maestra ella, comentábamos precisamente la diferencia que hay entre el ayer y el hoy. Cuestión de actitudes en el comportamiento humano. No precisamente porque se viva añorando el pasado. De ninguna manera; sino que al observar ciertos hábitos nos damos cuenta que hay una gran diferencia.
Por supuesto que no todo está en el aprendizaje en los centros escolares, realmente la educación se aprende desde la cuna, es decir en los hogares, con los señalamientos que hacen los padres al comportamiento de los hijos. Ir moldeando al niño desde pequeño es importante y por supuesto, corregir.
¿Por qué hay tanta basura en las calles? Por una sencilla razón, porque las personas la tiran. Arrojan desde el papelito del dulce hasta vasos y bolsas, sin el menor decoro. Lo mismo lo hacen los adultos que los niños.
¡Qué pena! Pero es cierto. La basura que estamos lanzando en vez de depositarla en el lugar correcto, haciendo daño al medio ambiente.
Tristeza e indignación causa la muerte de tantos animales. El más reciente, el de la Vaquita Marina. Desechos plásticos fueron encontrados al abrir su cuerpo. ¡Cuánta irresponsabilidad del ser humano!, a pesar de que se tiene conocimiento que es de los animales en peligro de extinción.
Respeto, decían nuestros mayores. No se hablaba de “derechos” y no porque no existieran, sino porque para vivir en armonía y crear ambientes sanos se requiere dar a los demás lo mismo que queremos para nosotros.
Otro caso donde la irracionalidad o el abuso de poder se hacen presentes. Se denuncia a un congresista de Tehuacán, Puebla, por haber generado un acto que culminó con la muerte de un perro de una manera cruel y despiadada. La señora ordenó a sus guardias que quitaran al perro de su casa “como fuera”. Los empleados obedecieron, torturaron al animal que finalmente murió. Quiero pensar que el canino no era de su propiedad sino uno de tantos que de manera inexplicable andan en las calles.
El respeto a la vida se ha ido perdiendo. ¡Y cómo no!, si cada quien hace lo que quiere y no lo que debería hacer. Ya no se respeta ni a los padres. Los niños les gritan y hay papás que aceptan el mal comportamiento de sus hijos y evitan corregirlos, por temor a ser denunciados por “mal trato” a menores. Así, de ese tamaño están las cosas actualmente.
De un tiempo a la fecha la delincuencia se adueña de los espacios y agrede a la gente trabajadora, honesta porque sabe que nadie les hará nada. Las penas para ellos han sido, si los detienen, unas horas encerrados para luego salir a delinquir. Impunidad en esos y muchos casos más.
Y qué decir de los líderes sindicales, de los grupos disidentes, de maestros que no respetan a sus alumnos y pretenden una Reforma Educativa pensada y formulada para los intereses de trabajadores que no trabajan. No han respetado los derechos de los niños a recibir su educación. Los niños sin clases y pseudo maestros en la “grilla”.
Lamentable también ver a los supuestos líderes políticos, los que se dicen ser representantes de un pueblo. Da pena observar la sumisión descarada al proteger los intereses de un partido político y/o los deseos o caprichos de un hombre en el poder.
Espectáculos deprimentes e inaceptables los que se observan. Gritos, malas palabras, insultos hacia compañeros que no están de acuerdo con ciertas decisiones. Agresiones a la prensa… lo peor, que sean mujeres que conviertan un recinto oficial en… ¿qué?, ¿una plaza pública?, ¿un mercado? No lo creo, porque quienes van a esos lugares tienen más educación que las tristemente legisladoras, que llegaron al cargo, sin duda, no porque lo merezcan, menos aún con conocimientos, sino como una cuota de partido.
Aun regresando la materia de civismo a las escuelas del país, me pregunto: ¿Quién dará lecciones de civilidad, empezando por el respeto? Buena tarea nos espera a futuro. ¿Por qué no empezar a retomar los principios que aprendimos en nuestros hogares?
Una buena educación, vivir con tranquilidad, son derechos del ser humano. Corregir a los niños es un deber de todos los padres. Suficientes malos ejemplos existen ya que han llevado a la descomposición social, como para que sigamos cruzados de brazos. Hay que actuar ya.
* cholyngarza@yahoo.com
Piedras Negras, Coah.
Ventaneando, Viernes 12 de Abril de 2019.