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CUANDO el Comité Olímpico Internacional decidió otorgarle a México la sede para realizar los XIX Juegos Olímpicos, aún faltaban dos años para que se efectuara la justa mundial. La organización era un reto y en lo que se refiere a la vigilancia médica, no existía un cuerpo especializado en Medicina del Deporte que brindara atención a las delegaciones que llegarían al país.
La solución surgió en la Universidad. En la Facultad de Medicina se integró un grupo de médicos y estudiantes entre quienes se redobló la capacitación para cubrir las necesidades médicas de los deportistas olímpicos. Así surgió la cátedra Medicina del Deporte que desde entonces imparte el doctor Juan González Zavala.
A casi 30 años de distancia se han experimentado cambios en el campus universitario, semillero de deportistas de alto rendimiento para quienes la Universidad ha creado espacios de atención médica deportiva como parte del desarrollo integral de sus miembros.
Los objetivos actuales de la aplicación de la Medicina del Deporte guardan una enorme distancia respecto de los que tuvo la comisión científica impulsada por Adolfo Hitler entre los años 1926 y 1936, en la cual participaron los gobiernos de Francia y Suiza. Hoy en día, las expectativas de la Medicina del Deporte persiguen algo más que la superioridad física.
Formar campeones y detectar posibles estrellas deportivas, sigue siendo parte consustancial de las tareas del médico del deporte, cuyas funciones rebasan con mucho la imagen del médico asistente. Por ello las contribuciones de la medicina y la ciencia aplicadas al deporte influyen en las medidas terapéuticas y preventivas de múltiples patologías.
La doctora Sofía Hernández Rodríguez de León, titular de la Subdirección de Investigación y Medicina del Deporte, de la Dirección General de Actividades Deportivas y Recreativas, explica que dicha dependencia fue creada con la finalidad de atender, desde diferentes aspectos, a los deportistas de alto rendimiento, y estima que en la actualidad alrededor de 3 mil jóvenes se adiestran en las 43 diversas disciplinas deportivas que se practican en la UNAM.
Asistencia Médica, Evaluación Morfofuncional, Enseñanza e Investigación son las cuatro coordinaciones que integran la Subdirección. Las funciones de la Coordinación de Asistencia, por ejemplo, es diagnosticar, tratar y rehabilitar al deportista de las lesiones sufridas durante la práctica de su deporte, mientras que en el área de Evaluación Morfofuncional se practican exámenes a los deportistas que permiten conocer su estado de salud y condición física, con el objeto de mejorar sus cualidades y hacer su seguimiento; en ocasiones ese examen puede durar ocho horas.
La Coordinación de Enseñanza contribuye a la formación de especialistas en Medicina del Deporte y de entrenadores. Miembros de la Subdirección imparten cátedra en el Centro de Educación Continua de Estudios Superiores del Deporte (CECESD) –de donde egresan cada tres años los entrenadores de 20 especialidades–, y también participan en el curso de posgrado en Medicina de la Subdirección de Actividades Físicas y Deportivas.
El área de investigación es reciente y requiere de un mayor impulso. En ella se desarrollan tres líneas de investigación: Médica, Morfológica y Fisiológica; sin embargo, explica la doctora Hernández Rodríguez, “no es propiamente un centro de investigación. Hace falta personal especializado en investigación, sobre todo estadígrafos que apoyen, así como equipo de computación con mayor capacidad, dada la gran cantidad de información que se maneja”. Pese a esto, han concluido varias investigaciones que se presentaron en congresos internacionales. Como corolario se organizó el Primer Congreso en Investigación y Medicina del Deporte a finales de 1991.
Los exámenes que se aplican en la Coordinación de Evaluación Morfofuncional se realizan de la siguiente manera: se elabora una historia clínica para conocer los antecedentes patológicos, personales y familiares, así como una minuciosa historia deportiva de los examinados. De este modo se pretende identificar cuál es su estado de salud y sus antecedentes deportivos.
Posteriormente, el deportista se somete a un examen odontológico, una optometría y una audiometría. Para complementar la evaluación del estado de salud se le practica un electrocardiograma de reposo, una espirometría y pruebas sanguíneas. Si el médico que lo atiende no encuentra ninguna contraindicación, continuarán los estudios sobre el aspecto físico.
En el laboratorio de Antropometría, donde se les aplican más de 70 mediciones, se identifica la composición corporal de los jóvenes; porcentaje de grasa, de músculo, hueso y peso residual. Su estructura o proporcionalidad también son aspectos considerados en los estudios y se les practica una somatoscopía, la cual permitirá identificar si existen alteraciones esqueléticas. Esta valoración permite identificar en qué tipo de deporte pueden tener mejor rendimiento desde el punto de vista antropométrico.
En el laboratorio de Ergometría se establece la capacidad aeróbica y anaeróbica para los diferentes trabajos. Se practican pruebas de esfuerzo –directas o indirectas–, con la finalidad de descartar el riesgo coronario y su consumo de oxígeno, que se traduce como la resistencia que presentan para determinada carga de trabajo.
Para determinar la fuerza se realizan mediciones de cinco grupos musculares o de los principales grupos que intervienen en su práctica deportiva. La coordinación, velocidad de reacción, el salto, la flexibilidad y la elasticidad en diferentes posiciones son también objeto de análisis. Se filman las ejecuciones deportivas de los jugadores y después, mediante programas especiales de computadora, se analizan desde diferentes ángulos. La finalidad es contribuir a que el deportista mejore su técnica.
Durante el proceso de evaluación pasan por un laboratorio donde se les interroga sobre su alimentación. La información obtenida se coteja con su historial deportivo y con base en las horas de entrenamiento, el tipo de ejercicio, la frecuencia con la que lo practica, las actividades académicas, laborales y la forma de trasladarse a sus centros de estudio, trabajo y deporte, tomando en consideración su estado de salud y su porcentaje de grasa y músculo, se hace un balance energético para establecer una dieta ideal.
Posteriormente, en el laboratorio de diagnóstico integral se les entregan los resultados. Si tiene pie plano lo ausculta un ortopedista, si caries el odontólogo, etcétera. En forma individual se les entrega un tríptico con las equivalencias en el consumo de alimentos para que a partir de sus gustos y disponibilidad puedan alimentarse en forma adecuada.
Otro aspecto de la evaluación consiste en aplicar test psicométricos para conocer su personalidad, grado de inteligencia, disposición, aficiones, motivación, deseo de superación y rendimiento bajo presión, entre otros. Las dificultades que tengan en el núcleo familiar, laboral, escolar, con su pareja y consigo mismo, pueden influir de manera decisiva en el éxito o en la derrota. Por tal motivo, cuando se requiere se participa en la preparación pedagógica. (…)
DOBLE VOCACIÓN
La Universidad es semillero de deportistas de alto rendimiento. Entre ellos destacan la abogada y ex representante a la Asamblea del ya desaparecido Distrito Federal, Mónica Torres, quien fue medallista olímpica en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 y Barcelona 92; Daniel García, campeón mundial de caminata y Premio Nacional del Deporte 1993; la química Alejandra Quintanar, campeona nacional en 400 metros planos, quien ahora cursa un posgrado en Química; y el odontólogo Hugo Sánchez, futbolista mundialmente conocido.
Hay muchas otras figuras deportivas: El doctor Jorge Molina Celis, decano del atletismo en la UNAM, actual presidente de la Asociación Mexicana de Atletismo; el abogado Julio Ortiz, presidente de la Federación Mexicana de Basquetbol. Asimismo, Enrique Borja, actual presidente del club de futbol soccer Necaxa; el arquitecto Guillermo Vázquez, Mario Ruy Moreno, delegado político en Gustavo A. Madero y ex delegado de Cuajimalpa; Aarón Padilla y el mismo Miguel Mejía Barón, recordó el doctor Antonio Miguel, médico a cargo del equipo Pumas de la Universidad.
Muchos de los deportistas universitarios ahora ejercen como profesionales. Los hay en casi todas las disciplinas. Para no pocos de estos ex deportistas la Medicina del Deporte ha significado la posibilidad de fusionar esa doble vocación.
CIENCIA Y DEPORTE: PILARES DE LA SALUD
La Medicina del Deporte nació para superar marcas, mejorar cuerpos y ganar medallas. Ahora los especialistas están empeñados en impulsar la práctica del ejercicio físico como un medio para obtener una mejor calidad de vida y para la prevención y tratamiento de ciertas enfermedades.
Si bien la razón de ser de la Universidad no es formar deportistas sino profesionales altamente capacitados, la actividad deportiva es parte importante en el desarrollo armónico del individuo. Sin embargo, el mayor semillero de deportistas en el país es la UNAM, y la actividad deportiva debe ser orientada científicamente.
* Tomado de la revista “UNAMhoy”.
Año III, No. 13; Julio-Agosto de 1994.
Ventaneando, Lunes 13 de Diciembre de 2021.