NACIÓ EN ESPAÑA: 15 DE JULIO DE 1921
El Hombre-Teatro murió el 4 de febrero de 1987 y
escenificó en el Teatro San Rafael su último drama
al ser montado allí el velatorio de su cuerpo.
EL ataúd estuvo expuesto en el escenario del Teatro San Rafael. Ahí, en su teatro consentido, Manolo Fábregas recibió los aplausos post mortem. Cientos de asistentes enlutados (artistas, empresarios, directores, tramoyistas y admiradores anónimos) sollozaron ante el cristal que reflejó el rostro sereno del actor, director, productor y empresario que murió con la genuina satisfacción de los retos logrados. El hombre que le dio vida a tantos personajes habría de sufrir el drama de una sola muerte, la real, la suya.
“Los quiero, los amo, los adoro, los quiero mucho, mucho”, repitió constantemente el actor a sus familiares mes y medio antes del fallecimiento, comentó Rafaela –Fela– Salinas, esposa durante 44 años de Manuel Sánchez Navarro Schiller, el verdadero nombre del fallecido Fábregas. Ella, la más fuerte, la administradora, la inquebrantable, la mancuerna del artista soñador de obras fastuosas, de constantes proyectos riesgosos, de tanta versatilidad, ahogando lágrimas, queriendo convencerse de que si él está tranquilo, ella también, preguntaba a sus amistades: “¿Verdad que Manolo se ve elegante con ese traje?”, como si aún viviera.
Fábregas, en efecto, reflejaba al hombre distinguido, pulcro, serio, perfeccionista, pero también quienes lo tratamos, reímos con las imitaciones bromistas que hacía de la gente, de su desparpajo para burlarse de los errores y jugar con el doble sentido, tanto así que sus actuaciones en las películas Mecánica Nacional y Lagunilla mi Barrio sobresalieron por su naturalidad.
De hecho, Fábregas prefirió las comedias (en 1952 fue pionero de la televisión en el naciente Canal 4, situado en el edificio de la Lotería Nacional, con el programa dominical La Telecomedia de Manolo Fábregas) y destacó protagonizando famosas comedias musicales de Broadway, que con gran esfuerzo financiero montó en México: Mi Bella Dama (escenificada en Bellas Artes en 1958, que a pesar de su éxito en el Teatro Esperanza Iris tuvo pérdidas por el bajo costo oficial del boletaje), Violinista en el Tejado (estrenada en el Teatro Insurgentes a fines de los años 50 y reestrenada en 1985 y, por cierto, éste fue su último trabajo como actor). Desde luego, no se le resta mérito a su destacada labor dramática en Testigo de Cargo en 1956, cuando el actor Abel Salazar le prestó 50 mil pesos para montarla.
Para abrirse paso en el medio artístico a fines de los años 40, cuando sólo había cuatro teatros capitalinos, fue locutor de radio, cantante de un quinteto junto con Gustavo Rojo y las hermanas Julián en XEW y maestro de ceremonias en dos cabarets. Se le recuerda también como conductor de un programa televisivo en 1973: Esta Noche… con Manolo Fábregas, donde vestido de smoking igual presentaba a un destacado personaje que a un humilde cartero. Tal formalidad, en ocasiones, se vio intempestivamente rota por alguno de sus invitados, como en el caso de la actriz Lorena Velázquez, cuando al preguntarle él, con toda propiedad, cuál había sido el día más feliz de su vida contestó atrevida: “¡El día que perdí mi virginidad!”; o cuando la vedette Cleopatra explicó el por qué escogió tal nombre artístico: “Me encanta porque es muy europeo”.
Con tan rica variedad de experiencias, que incluyen la dirección de 104 obras teatrales, giras en Centro y Sudamérica a principios de los años 60 que le valieron el título de Gran Embajador del Teatro en México y el orgullo de representar en Broadway el rol principal de la obra El Rey y Yo, Manolo guardaba en su haber un sinfín de anécdotas, como la de aquella ocasión cuando la paloma que debía volar y posarse en la silla principal del escenario de El Diluvio que Viene (la obra con mayor número de representaciones en su haber), se le ocurrió mejor aterrizar sobre el sombrero de paja que lucía una espectadora.
Fábregas relato en 1991 a la revista “Época” (número 25) que “en la obra Sabueso (1971)stico a fines de los años 40, s , cuando el actor Abel Salazar le prest (estrenada en el Teatro Insurgentes a fines de los años , en que tenía que dispararle al actor Adolfo Marsillach con balas de salva, le di un tiro de a deveras; cuando creí que no se levantaba por chistoso, me di cuenta que realmente estaba herido”. Y no se diga de lo difícil que fue dirigir al finado Mauricio Garcés en La Pareja Dispareja, porque no seguía el libreto. También reconoció que sus más rotundos fracasos fueron sus obras Falta un Metro para la Olimpiada, Amor (Luv) y Kismet.
El Hombre Teatro. Hijo de Manuel Sánchez Navarro y de la actriz Fanny Schiller, Manolo Fábregas nació prácticamente entretelones, el 15 de julio de 1921 en España, época en que la compañía teatral de su abuela Virginia Fábregas realizaba una gira en Europa. Su admiración por la abuela fue definitiva en la vocación del nieto, ya que de ella imitó su admirable tesón por montar obras de gran calidad escénica, con vestuarios suntuosos y calidad artística. Además, fue su alumno, ya que participó en algunas de sus producciones durante las vacaciones escolares.
Cuando Manolo tenía cinco años quedó temporalmente bajo la tutela de una familia estadunidense, a causa de una gira teatral de su madre y su abuela. Ya adolescente, concluyó sus estudios de High-School en el Instituto Militar de Texas y, posteriormente, abandonó sus clases de Leyes en la Universidad Nacional Autónoma de México para dedicarse por completo a la actuación.
En 1948, Andrea Palma inició una temporada en el Teatro Virginia Fábregas con varias obras, donde incluyó a Manolo Fábregas en la mayoría. En octubre de ese mismo año fue el galán joven de la compañía que formó el director Luis G. Basurto para que Doña Virginia se despidiera del público español. Al cabo de siete meses, Manolo se quedó por su cuenta, actuando en sus tres primeras películas: De Mujer a Mujer con Amparo Rivelles, Llegada la Noche con Adriana Benett y La Noche del Sábado con María Félix.
En julio de 1950 tuvo que volver a México por la gravedad de su abuela. En ese entonces,invirtió los ahorros de dos años para montar su primera producción: Celos del Aire, en el Teatro Ideal de la calle de Dolores, en la cual actuaron con él Carmen Montejo y Silvia Pinal. El 17 de noviembre, día en que murió Virginia Fábregas, tuvo que sobreponerse al dolor, asistiendo a las dos funciones de la obra.
Fela y Manolo se casaron en junio de 1951, unas semanas antes de una gira teatral en Monterrey, donde pasaron su luna de miel. Procrearon cinco hijos: Virginia, Manolo, Mónica, Rafael y Martha. La pareja, dispuesta hasta a empeñar la casa por apostar a las producciones teatrales, vio culminados los esfuerzos en la compra del hoy Teatro Manolo Fábregas (1965), construyeron el moderno San Rafael (1977) y el Centro Cultural Virginia Fábregas (1992) con cuatro teatros pequeños.
Seis años después de que Fábregas compartiera su actuación en Amadeus con su hijo Rafael, fue sorprendido por un infarto cerebral en 1987. Delicado de salud, siguió trabajando hasta que el domingo 4 de febrero, a las 16:30 horas, expiró a consecuencia de un ataque cardíaco.
Su féretro hizo la última gira ante miles de aplausos de dolientes: de la agencia funeraria pasó por los teatros San Rafael y Jorge Negrete hasta llegar al Panteón Jardín, donde ya descansa el insustituible Manolo, pilar de tres generaciones de actores.
* Tomado de la revista “Época”.
No. 245; 12 de Febrero de 1996.
Ventaneando, Viernes 5 de Agosto de 2022.