CON una pluma de oro, incrustada de brillantes, la princesa Isabel I de Bragança firmó la ley que puso punto final a uno de los más vergonzosos capítulos de la historia del Brasil: La época de la esclavitud en esa nación sudamericana.
Fue el 13 de mayo de 1888, cuando la soberana rompió con su firma las cadenas de la esclavitud en todo el territorio brasileño.
Tal ocurrió para que dicha ley declarara libres nada menos que a 1’262,365 cautivos.
Ninguna legislación brasileña fue tan sucinta y tan amplia en sus efectos. Estas veinte palabras cambiaron la corriente de la historia: “Se declara extinta, desde la fecha de esta ley, la esclavitud en el Brasil. Se revocan las disposiciones en contrario”.
Las multitudes lo celebraron con ruidosas manifestaciones de triunfo.
Ventaneando, Viernes 31 de Agosto de 2018.