Periodista.
Una celebración que nació con la mitología griega, hoy se realiza en infinidad de regiones del mundo. Se reconoce y honra con ella a la figura materna, considerada la obra maestra de la Creación. La fecha es cambiante en muchas naciones, pero el 10 de Mayo predomina, a partir de México, en diversos países de los cinco continentes.
LAS primeras honras a la Madre se remontan a la antigua Grecia donde se rendían honores a Rhea, la mitológica madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Eran las festividades en las que participaban todas las clases sociales por tratarse de la deidad más respetada y respetable. Este es el más lejano vestigio de la conmemoración dedicada a la figura materna en la antigüedad.
Hacia el siglo XV de nuestra era los católicos transformaron estas celebraciones para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico el 8 de diciembre es el día de fiesta para la Inmaculada Concepción.
En Iglaterra, a principios del siglo XVII tenía lugar un acontecimiento similar, también relacionado con la Virgen María. Se denominaba Domingo de las Madres. Los niños concurrían a misa y regresaban a los hogares con regalos para sus progenitoras. Además, como muchas mujeres trabajaban para gente acaudalada y no tenían oportunidad de estar en sus hogares, ese domingo se les daba día libre para visitar a sus familias. Era el 4º Domingo de la Cuaresma, dedicado a las Madres Operarias.
En Estados Unidos, el Día de la Madre fue creado en la ciudad de Boston en el otoño de 1872, por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe, autora del ‘Himno de la República’. Originalmente se denominó “Día de las Madres por la Paz”, porque Julia organizó en octubre un encuentro de madres dedicado a la pacificación del país y el mundo, tras la Guerra Civil estadunidense y por los conflictos bélicos que asolaban a diversas naciones. Luego se convirtió en un día movible para que las familias honrasen particularmente a sus madres.
A partir de eso, la lucha por homenajearlas regularmente en una fecha fija la tomó a principios del siglo XX, desde una pequeña ciudad del Estado de Virginia Occidental, la señorita Anna Jarvis al salir de una profunda depresión por haber perdido a su madre. No sin las dificultades propias de su condición de mujer soltera sola, y de las circunstancias políticas de su país en los albores de la Primera Guerra Mundial, Anna consiguió que el presidente Woodrow Wilson (1913-1921), declarara oficialmente como Día de Fiesta Nacional para honrar a las madres el 2º domingo del mes de mayo.
Muchos países de los cinco continentes se fueron sumando año con año a tal celebración. La idea principal de la señorita Jarvis era fortalecer los lazos familiares y el respeto por los padres. Al arraigarse la celebración en la Unión Americana y cundir hacia muchas regiones del planeta, ella vio su sueño realizado.
Pero con el tiempo la celebración fue perdiendo sentido para ella, pues la popularidad de la fecha hizo que se convirtiera en un día lucrativo para los comerciantes, principalmente para los que vendían claveles blancos, flor que en el vecino país simboliza a la maternidad. E iracunda, Anna declaró a un periodista: “No cree el Día de la Madre para el lucro de nadie”.
Entonces Jarvis, que había dedicado buena parte de su vida a la lucha para que las personas reconociesen la importancia y el valor de las madres, entró en un proceso de anular el Día de la Madre. Mas ya era tarde para conseguirlo y no tuvo éxito: El segundo domingo de mayo quedó establecido, hasta ahora, como una de las fechas del mayor consumismo de los estadunidenses con el pretexto de honrar a las madres.
La señorita Anna Jarvis murió en 1948, a la edad de 84 años. Durante décadas recibió tarjetas conmemorativas de todo el mundo, por haber sido la creadora de tan señalada celebración. Pero ella no llegó a sentir lo que era ser madre.
LA CONMEMORACIÓN EN MÉXICO
Ser madre no es una profesión. No es algo que por enseñanza adquiere la mujer, sino se trata de un designio de la Naturaleza –los creyentes lo atribuimos a Dios, el Gran Creador–, que otorga a las mujeres capacidad y aptitud para ser madre, virtud que a su vez les permite perpetuar la especie humana y las convierte en el ser más amoroso de la humanidad.
Muchos de los grandes pensadores de todos los tiempos, al igual que personajes relevantes de los más variados quehaceres, han dedicado sus mejores frases a honrar a las madres.
Como el general George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, quien le tributó a su progenitora este pensamiento: “Mi madre fue la mujer más bella que jamás conocí. Todo lo que soy se lo debo a mi madre. Atribuyo todos mis éxitos en esta vida a la enseñanza moral, intelectual y física que recibí de ella”.
Por su parte, Napoleón Bonaparte Ramolino reconoció: “El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre”.
El escritor Ernest Beasot expresó exultante: “Muchas maravillas hay en el Universo. Pero la obra maestra de la Creación es el corazón materno”.
Igualmente, la poetisa Marion C. Garretty manifestó: “El amor de madre es el combustible que le permite a un ser humano hacer lo imposible”.
Otro pensador, E. Paddock, superó esa idea cuando enfatizó: “El amor de madre no contempla lo imposible”.
Y la percepción de W.S. Ross sobre la trascendencia de la madre, quedó impresa en esta sentencia: “La mano que mueve la cuna es la mano que manda en el mundo…”
Bajo estas premisas y al socaire de la lucha emprendida por Anna Jarvis para instituir en su país el Día de la Madre, el periodista Rafael Alducín Bedolla invitó el 13 de abril de 1922 a la gente que leía el periódico fundado por él, “Excélsior” –entonces uno de los principales de la Ciudad de México–, para que propusieran un día que estaría dedicado a homenajear a las madres, el cual se creó justamente a partir del 10 de mayo del mismo año.
Tan sentida cuanto señera fecha pasó a ser la de la conmemoración oficial en la República Mexicana del Día de la Madre, que además se adoptó en una buena cantidad de países de todo el orbe. Como por ejemplo la tienen también –citados en orden alfabético–, Arabia Saudita, El Salvador, Guatemala, India, Malasia, Omán, Pakistán, Qatar, Singapur y Uruguay.
La mayoría de la treintena de naciones de Europa festeja a las madres el primer domingo de mayo. En Latinoamérica, Nicaragua las conmemora el 30 de mayo; Argentina tiene establecido el Día de la Madre el tercer domingo de octubre, mientras que en Panamá tal celebración se contrae al santoral católico por el día de la Inmaculada Concepción, que es festejada el 8 de diciembre.
Definitivamente, el Día de la Madre es un gran día en todas partes donde se celebra. Esto, pese al desenfrenado lucro con el que se explota por doquier, que nada tiene qué ver con las expresiones de amor y la veneración que nos merece quien nos dio el ser. ¡Dios bendiga a todas las madres del mundo!
Ventaneando, Viernes 10 de Mayo de 2019.