V I V E H O Y
Tan sabroso, pero indigesta; tan común que cautiva, y tan dañino que destruye.
ESTOY seguro que todos hemos probado las mieles del chisme, ya que es tan sabroso que nos permite eludir nuestra realidad y nuestras miserias para criticar los errores ajenos. Está comprobado que “ayuda” a neutralizar las emociones dañinas que nos afectan y momentáneamente disminuye el nivel de estrés. Y digo momentáneamente porque las secuelas de haberse involucrado en un chisme causan más estrés del que pudiste controlar inicialmente.
LO ESCUCHÉ EN RADIO PASILLO
(“Te lo voy a decir, pero (“Te lo digo a ti por (“Mira, te lo voy a
jurámelo que no se lo dices la confianza que contar, pero no me
a nadie”.) nos tenemos…”.) preguntes cómo
me enteré”.)
En las empresas, el radio pasillo es una práctica sumamente común. Criticamos lo mal que se hacen las cosas, lo poco sensible que es el jefe, lo mal que marchan las cosas con los cambios que se han hecho y las razones por las cuales fulanito fue corrido de la empresa o menganita fue promovida de puesto, gracias a ciertos atributos.
Y todo esto aunado a la vida y obra de quienes ahí laboran, incluyendo romances aún no comprobados, pero que alguien jura y perjura que pueden existir, porque nunca se equivoca cuando lo sospecha.
Lo que es un hecho innegable es que el chisme destruye vidas, reputaciones, proyectos, sueños e ilusiones. Que quienes hayan sido víctimas de uno desean protegerse con frases como: “Tomo las cosas de quien vienen”, “No hago caso a comentarios infundados, ya que mientras mi conciencia esté tranquila no tengo porqué sentirme mal”. Sin embargo, ¡te sientes mal! Porque dudan de tu honestidad o de tus valores, que tienes sumamente firmes y arraigados.
Difícil pero necesario aplicar esas frases que verdaderamente consuelan a quienes, sin deberla, se ven involucrados en comentarios infundados.
LO PEOR ES CREERSE LOS CHISMES
La gente siempre hablará, para bien o para mal; es parte de un ejercicio que busca desviar la atención hacia la persona que emite el chisme… y generalmente logran su cometido. También es muy practicado por quienes sienten que ciertas personas pueden obstaculizar su objetivo y por lo tanto recurren a un chisme para quitar esa posible amenaza. Lo peor del chisme, ¿sabes qué es? Que te lo creas. Que no hayas aprendido que cuando alguien hace un comentario dañino sobre otra persona generalmente le agrega “de su cosecha”.
El chisme generalmente viene “aderezado” con pausas, adjetivos adicionales o la convicción de que “alguien lo vio o lo escuchó”.
Si alguien dice: “¿Por qué Raúl es tan serio?”, y otro pregunta: “¿Por qué lo dices?”, y la respuesta es: “No sé. Lo veo muy serio”, el que escuchó ese primer comentario puede agregarle o quitarle. “Pues dicen que Raúl es raro”. Una palabra tergiversó por completo lo que originalmente se quiso decir.
Gran diferencia existe entre lo serio y lo raro. Si en este momento te pido que pienses en personas a las que les encanta el chisme, ¿quiénes vienen a tu mente?
Son personas fácilmente detectables porque tu subconsciente los tiene etiquetados como tales. Asimismo, algunos de mis lectores podrían afirmar que también les gusta practicarlo, y lo hacen magistralmente.
EL PODER DE LA PALABRA
Tantas historias inventadas, tantos rumores creídos y tanto daño ocasionado por mentes ociosas o por personas con un historial de frustraciones que no miden el poder de sus palabras. Dios nos ha dado el poder de expresarnos y comunicarnos. Podemos utilizar las palabras en contra o a favor y siempre será una decisión la que marcará la diferencia.
Entiendo que puede ser una catarsis ver los errores ajenos para no ver los propios. Puede ser una terapia para dejar fluir el estrés acumulado, pero existen formas más saludables y menos dañinas para lograr ese equilibrio que todos buscamos.
¿CÓMO NO SER CÓMPLICE?
Cuando escuchas un chisme y haces algún comentario, te conviertes en cómplice y puedes verte afectado en un futuro. Por eso, cuando estés en una reunión y se haga un comentario dañino hacia quien no está, te comparto tres opciones de reacción que harán que te veas muy bien:
1 – DIRÍGETE A OTRO LADO: Ir a otro lado pero sin necesidad de hacer alguna expresión de desprecio. Simplemente dirígete al baño o a la cocina o sal diciendo “con permiso” y ya. Eso demostrará que no estás interesado en escuchar cuando se están “comiendo” a alguien.
2 – COMENTA EN SU DEFENSA: Haz un comentario positivo de quien es víctima del chisme. “Lo que yo sé de él es que es un excelente papá…”, “Lo que a mí me consta es que pone todo su empeño en lo que hace”. Al hablar de esta forma, harás que quienes están dañando su imagen reaccionen; además, en algunos casos evitarás que continúen hablando de quien ha sido defendido.
3 – ESCUCHA SIN OPINAR: Simplemente escucha pero evita hacer cualquier tipo de comentario o exclamación, verbal o no verbal. De esta forma no te convertirás en cómplice de una agresión de manera indirecta.
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Ventaneando, Viernes 18 de Junio de 2021.