(TEXTO DE HACE 17 AÑOS)
A 16 años de la caída de la URSS, Rusia ha cambiado radicalmente.
En julio de 2006 fue anfitriona de la cumbre del Grupo de los 8 por
primera vez. Pero, ¿es real su avance hacia la democracia? En 1990,
cuando los rusos se disponían a liberarse del comunismo, David
Satter evaluó la situación para Selecciones. Hace poco se le envió
de nuevo allí a fin de actualizar sus hallazgos.
Libertad personal. Un día de la última semana de diciembre del 2005, en el Aeropuerto Sheremetievo-2 de Moscú, Aliona Maksimtsova, estudiante de 26 años, se preparaba para tomar un avión a Amsterdam, a donde iba para reunirse con su novio y recibir el Año Nuevo. Miles de rusos jóvenes como ella, algunos ya con ánimo festivo, hacían largas colas para volar a todo el mundo. El atestado corredor de salida bullía de mujeres con largos abrigos de visón. “Los usan para verse bonitas”, explicó Aliona, “y para demostrar que tienen un hombre que puede comprárselos”.
Aliona apenas se acuerda de la Unión Soviética. Suele salir de vacaciones al extranjero y quiere ser guía de turistas. En contraste, a Bella Minikova, maestra de primaria de sesenta y tantos años, le asombran los cambios que ha sufrido el país. “Los jóvenes ya no tienen complejos”, afirma. “Se esfuerzan más por aprender lenguas extranjeras. Viajar a otros países amplía su visión del mundo, y al regresar ven Rusia con otros ojos”.
La nueva libertad se refleja de otras maneras. En enero del 2006 la televisión rusa comenzó a transmitir una serie basada en El primer círculo, novela antes prohibida de Aleksandr Solzhenitsin. Hace 30 años bastaba poseer un ejemplar para meterse en líos con las autoridades.
Las librerías moscovitas están a reventar de libros críticos de la Rusia actual y su presidente, Vladimir Putin. En la Plaza Pushkin, donde antes la policía dispersaba las reuniones de disidentes, ahora abundan las manifestaciones políticas.
Pero la libertad no es completa. Cuando en 1990 hablé con Rita Luchkov, ama de casa de Moscú, aún no salía de su asombro ante los primeros signos de reforma política. Ahora tiene una opinión más reservada de lo conseguido. “La gente puede viajar y leer lo que quiera sin temor a que las autoridades intervengan su teléfono”, dice, “pero no hay protección, sobre todo para quien no tiene dinero. Los burócratas siguen igual que antes: groseros, brutales y deshonestos. Si una persona está en apuros económicos, si es víctima de una negligencia médica o del abuso de la policía, no hay quien la ayude”.
Prensa. Cuando en 2004 un grupo terrorista islámico tomó una escuela llena de niños en Beslán, en el sur del país, el diario Izvestia acusó al gobierno de mentir sobre el número de rehenes. Los funcionarios declararon 354 cuando en realidad eran 1,100. Luego el periódico publicó fotos a toda plana del asalto oficial que puso fin al secuestro. Según el director editorial Raf Shakirov, el Kremlin dijo a los directivos de Profmedia, la firma dueña del diario, que el reportaje era inaceptable. “Las autoridades exigían una cabeza”, agrega Shakirov, “y la única que podía rodar era la mía”.
Salvo contadas excepciones, los principales periódicos rusos están bajo el control directo o indirecto de la administración presidencial. Aleksandr Podrabinek, quien habló conmigo hace 16 años cuando dirigía el Ekspress Khronika, semanario no oficial que luchaba contra la censura soviética, considera que muchos periodistas todavía temen a las autoridades. “Si Putin frunce el ceño, la mayoría se pone a temblar”, dice.
Podrabinek después fundó PrimaNews, servicio de noticias por Internet especializado en la violación de los derechos humanos en el antiguo bloque soviético. Viaja a Cuba todos los años llevando computadoras, grabadoras y libros para disidentes. “Cuba es un producto soviético, y me siento en deuda con ella”, explica. “Así nos ayudaron los occidentales”.
Hace cuatro años se eliminó a la administración independiente de NTV (Televisión Independiente), con lo cual todas las cadenas nacionales quedaron bajo el control del Kremlin.
La cobertura de la prensa escrita y electrónica durante las elecciones da publicidad a los candidatos apoyados por el Kremlin. En la última elección presidencial, Putin salía todo el día en televisión y siempre recibía buena propaganda, mientras que las pocas veces que se mencionaba al candidato comunista, Nikolái Kharitonov, era en forma negativa.
Es práctica frecuente asesinar a los reporteros que intentan denunciar el crimen o la corrupción. Según el Comité para la Protección de Periodistas, por lo menos 12 han sido asesinados desde que Putin asumió el cargo (el 31 de diciembre de 1999), lo que hace de Rusia el cuarto país más peligroso del mundo para los periodistas. No se ha llevado a nadie ante la justicia.
Imperio de la ley. En su índice del 2006, Transparencia Internacional, que vigila la corrupción en todo el orbe, sitúa a Rusia en el lugar 121 del mundo en honradez, junto con otros ocho países. El imperio de la ley está ausente en toda la sociedad rusa. La apabullante corrupción gubernamental enreda a los empresarios en una maraña de delincuencia. Los sobornos suman $316,000 millones al año, cerca del triple del ingreso federal anual de Rusia, según un informe publicado en 2005 por Indem, organismo de vigilancia anticorrupción.
Los empresarios pagan sobornos a la policía y a la burocracia, y la carga constante de esos desembolsos los induce a evadir impuestos. Según Konstantin Gagarin, importador de ropa al mayoreo, los negocios no declaran su facturación real: “Uno tiene que declarar sólo lo necesario para justificar sueldos, alquiler y otros gastos. Esto es así casi en todas las empresas pequeñas y medianas; si no, el negocio no reditúa. El gobierno recibiría demasiado dinero”.
Los importadores tienen que lidiar con las aduanas. “Los funcionarios aduaneros pueden aplicar a voluntad un código u otro a la mercancía”, continúa Gagarin, “En un caso se paga 10 por ciento del ingreso; en el otro, 40 o 50. Hay que contratar a un corredor para que saque la mercancía de la aduana, y éste comparte sus honorarios con el funcionario aduanero”.
El derecho de propiedad no está garantizado. Ha surgido toda una industria dedicada a robar compañías de sus dueños legítimos y venderlas al mejor postor. Una empresa compra acciones de una fábrica y después demanda al directorio en un juzgado a miles de millas de distancia. El juzgado falla a su favor a cambio de un soborno, y el nuevo accionista inicia una auditoría de la empresa. Matones a sueldo escoltan al nuevo “director” a las instalaciones y su administración hace una nueva lista de accionistas y borra los nombres de los anteriores.
En Samara, a unas 600 millas al sureste de Moscú, se encuentra la fábrica química Togliatti-Azot, el mayor productor mundial de amoniaco. En el 2005 el grupo Renova (dirigido por Viktor Wechselberg, oligarca cercano a Putin) y el consorcio Evrokhim formaron la empresa conjunta Synttech, que compró 10 por ciento de Togliatti-Azot e intentó poner a su representante en el directorio.
El intento fracasó, pero los accionistas de Synttech en seguida denunciaron “irregularidades” en la fábrica, lo que dio pie a que intervinieran agentes federales y confiscaran documentos. En junio de 2005 se acusó de evasión fiscal a Vladimir Makhlai (director de la fábrica y dueño del paquete accionario con poder decisorio) y se ordenó su arresto. Makhlai desapareció y, según un vocero de la fábrica, estaba internado en un centro médico, pero sin especificar cuál. Renova anunció su intención de negociar la venta de sus acciones.
Anatoli Ivanov, diputado de la Duma (Parlamento) que intenta bloquear esa maniobra, declaró: “En el 2002 el fisco auditó a Togliatti-Azot y no halló violación alguna. Ahora la encuentran. Esto demuestra que la intención no es cobrar los impuestos, sino apropiarse de la empresa”.
La corrupción policial es notoria. Los agentes extorsionan sistemáticamente a los ciudadanos en operativos de verificación de identidad y por infracciones de tránsito. Al cineasta Andréi Nekrasov lo detuvieron en San Petersburgo al doblar por una calle en sentido contrario. En vez de escribir la boleta de infracción para que Nekrasov pagara la multa en el banco estatal, el agente que lo detuvo le exigió 80 rublos. El cineasta, que acababa de volver de Inglaterra, sólo llevaba un billete de 20 libras (1,000 rublos; casi $40). Tras un sermón sobre seguridad al volante, el policía le dijo:
–Yo ni siquiera tengo auto. Usted sí, así que pague.
Nekrasov le entregó el billete. “De esta manera se ganan la vida”, comentó.
Economía. Gracias a la venta del petróleo ruso, Moscú tiene más multimillonarios que cualquier otra ciudad del mundo. Roman Abramovich es el hombre más rico de Rusia. Posee castillos en Francia y Escocia, el club de futbol Chelsea, en Londres, un Boeing 767 y cuatro yates de lujo, cada uno provisto –se dice–, de piscina, helipuerto y un minisubmarino.
Muchos de los nuevos capitalistas rusos viven en el pueblo de Zhukovka, a cinco millas de Moscú. Protegidos por guardias armados y altos muros, disfrutan de una vida impensable en la era soviética.
En el centro comercial Zhukovka Plaza se vende un teléfono celular de oro en $115,000 y uno de platino con incrustaciones de diamante en $60,000. También hay plumas Krone: una de oro con una incrustación del último lápiz labial de Marilyn Monroe cuesta $14,000. En la joyería se vende un collar hecho en 1945 por la firma suiza Faerber con 20 diamantes de 24 quilates ($63,000) y un broche de zafiro engastado en diamantes ($49,000). “Sólo los rusos se dan estos lujos”, señala una vendedora. “Los extranjeros miran, pero nunca compran”.
También los pequeños empresarios pueden prosperar hoy en día en Rusia. Konstantin Vasiliev, dueño de la fábrica de muebles Stensis, distribuía muebles de un fabricante finlandés hasta el colapso financiero ruso de 1998. Ante la brusca devaluación del rublo, sus productos se encarecieron y decidió empezar a fabricarlos él mismo. Hoy Stesis ofrece mobiliario de oficina y cocina para el mercado de clase media, que en Moscú se calcula en más de un millón de personas. “No se necesitan conexiones para iniciar un negocio”, afirma Vasiliev. “Sólo hay que estar dispuesto a asumir la responsabilidad”.
Aún hay enormes desigualdades en la distribución de la riqueza. Según un informe publicado en 2004 en la Parlamentskaya Gazeta, boletín oficial de la Duma, el cinco por ciento de la población más rica posee el 75% del ahorro del país, mientras que el 71% más pobre tiene apenas el tres por ciento.
“De hecho hay dos Rusias”, dice el activista sindical moscovita Albert Speranski. “Todo el poder está en manos de los funcionarios y la élite, que viven aislados en su mundo. No se nota mejoría alguna en el nivel de vida fuera de la capital”.
El sector energértico es boyante. Los altos precios del petróleo en el mundo han estimulado la inversión y producido ganancias inesperadas, pero si cayeran, peligraría la relativa estabilidad económica actual.
Salud. En la era poscomunista Rusia ha vivido un deterioro catastrófico en salud pública. Según el Banco Mundial, entre 1988 y 1994 la esperanza de vida de los hombres disminuyó siete años y ahora es de 58 años. La actual esperanza de vida general (65 años) coloca a Rusia en el lugar 112 del mundo, después de Ucrania e Indonesia. En 1990 la esperanza de vida general en la parte rusa de la URSS era de 68.9 años. En el periodo de 1992 a 1995 las muertes superaron los nacimientos en dos millones, un desastre demográfico entre cuyas causas están la incapacidad para financiar el sistema de salud pública y la supresión de restricciones en la venta de alcohol.
Rusia también sufre una rampante crisis de SIDA. Las cifras del Centro Federal de Lucha contra el SIDA indican que el número de casos registrados aumenta a razón de 30 por ciento anual. Según datos del Banco Mundial relativos al 2002, ese año Rusia gastó $12.50 mensuales por persona en atención de salud, comparados con $439 en Estados Unidos, lo que la sitúa en el lugar 82 del mundo. Pese a su gran número de médicos calificados, Rusia no está atendiendo la salud de la población.
Mayor control estatal. El 13 de septiembre de 2004, tras la masacre de Beslán, el presidente Putin anunció que la lucha antiterrorista exigía una “profunda reforma de la política estatal”, y propuso suprimir la elección directa de gobernadores provinciales. Pero el proyecto ya llevaba meses en la agenda. Putin estaba usando la tragedia para justificar un cambio planeado con mucha anticipación. El gobierno controla la Duma y el poder judicial. La designación de gobernadores ayudará a acabar con el poco pluralismo político que queda.
Hace poco se aprobó una nueva ley sobre organizaciones no gubernamentales (ONG) extranjeras o financiadas desde el exterior, quizá las únicas agrupaciones aún capaces de ofrecer oposición política al régimen. Dicha ley permite al gobierno negar el registro de ONG extranjeras si éstas lesionan “los intereses nacionales¨o no cumplen con la Constitución o las leyes. Aunque las ONG tienen derecho a apelar la decisión, la vaguedad de estos criterios implica que el gobierno puede cerrarlas a voluntad.
Ante tal grado de control, existen serias dudas sobre si Putin y sus allegados permitirán elecciones libres en el 2008. Ya ha habido abusos generalizados en elecciones provinciales, entre ellos votos falsos e intimidación. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) declaró que la elección presidencial del 2004 estuvo plagada de irregularidades. Poco a poco Rusia está volviendo al autoritarismo.
EN GENERAL los rusos están mejor que antes. Hoy gozan de cierto grado de libertad y tienen mayor poder de decisión sobre su vida. Pero todavía hay una inmensa brecha entre gobernantes y gobernados, y con excesiva frecuencia a estos últimos se les considera simples objetos de explotación.
El comunismo concebía al individuo como el engranaje de una maquinaria, sin derechos ni sentimientos. Los actuales líderes de Rusia suelen ver al ciudadano común de igual manera. Para completar la transición a la democracia, el país necesita justicia, legalidad y respeto por los individuos que conforman la sociedad. Rusia ha avanzado mucho, pero aún le queda un largo camino por recorrer.
*Tomado de la revista Selecciones
Mes de Agosto del Año 2007.
Ventaneando, Viernes 2 de Agosto de 2024