PADRE, ¿dónde estás? Te busco en todas partes, en cada espacio, en cada objeto que palpaste; te busco en mi sueños, pero no te veo. No veo tu cara, tu cuerpo grande y ya desgastado, ya con medio siglo.
Medio siglo luchaste por muchos. Diste lo que tenías, entregaste lo más humano de ti a nosotros, tu hijos y a mi hermosa madre. Ahora, ¿quien me ilustrará, quién me regalará libros a montones, quién me abrazará como tu lo hiciste; quién me aplaudirá en mis logros, quién me brindará el amor tan cálido?
Me han dejado sin tu amor, sin la mitad de mi corazón. Me robaste el corazón, te ganaste mi cariño, te di lo mejor de mí: mi amor. Te puedo sentir, en cada paso, en cada verso que leo, en cada poema que escribiste y escribí.