LA confrontación pública entre el presidente López Obrador y el periodista Carlos Loret de Mola ha escalado a niveles nunca vistos en la política mexicana. Un mandatario que ha hecho de la prensa y del periodismo crítico su enemigo político, y ataca y descalifica todos los días a los medios y a varios periodistas, ha llevado sus diferencias con Loret en particular a un terreno casi personal, en donde a cada reportaje, denuncia, comentario o columna del periodista, le responde con ataques que van desde exhibir sus presuntos ingresos económicos y sus propiedades –violando su derecho a la privacidad–, retarlo a que se retire del periodismo, hasta llamarlo “hampón” y “bandolero”, como hizo ayer para responder al reto que le lanzó el comunicador y decir que no se dejará entrevistar ni se reunirá con él porque se reserva “el derecho de admisión”.
LAS AUSENCIA DEL FISCAL GERTZ Y EL PODEROSO ENCARGADO
LA gestión de Alejandro Gertz Manero al frente de la Fiscalía General de la República, en donde está cumpliendo ya cuatro años, ha estado marcada por las ausencias, los excesos y tropezones jurídicos y los escándalos en la actuación del fiscal. Hoy la FGR está en manos de un “encargado” porque su titular se encuentra ausente por motivos de salud desde hace más de un mes y no es la primera vez, en su mandato, que la delicada función de procurar justicia –en un país donde la delincuencia y la corrupción se desbordan y los casos judiciales no avanzan–, se ve afectada por la falta de presencia del fiscal.
DE LA ‘CONSULTA POPULAR’ A LA ‘CONSULTA DE ESTADO’
Es tanta la obsesión y la necesidad de complacer el “ego” del presidente López Obrador y tanto el interés político de que una votación mayoritaria a favor de que siga en el poder impulse electoralmente a Morena, que el gobierno federal y el aparato oficial de la 4T se han volcado abierta e ilegalmente a promover la Revocación de Mandato.
Tiempo de rupturas y exclusiones
A la mitad de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador ha empezado un juego de restar, en lugar de sumar aliados a su movimiento. Si como candidato apostó por la inclusión y sumó a todo tipo de figuras y dirigentes de los extremos del espectro político a su campaña, en lo que él mismo definía como un “movimiento amplio”, como presidente ha empezado a excluir a todos aquellos que no le profesen una lealtad y un respaldo incondicional.