LA aspiración de todo autócrata es la de controlar los modos en los que sus gobernados razonan y a partir de los cuales construyen sus juicios con la finalidad de imponer un pensamiento y una visión única del mundo y sus problemas. Que la opinión del gobernante sea asumida como la verdad oficial y, de ser posible, como exclusiva e incontestable, es la máxima aspiración autoritaria.
CONTROLAR EL PODER
EL Estado constitucional moderno, que surgió hacia finales del Siglo XVII, se distingue de todas las formas previas de organización del poder político (los Estados absolutos, la organización feudal típica del Medioevo, los imperios antiguos, las ciudades-estado, entre muchísimas otras), porque en aquél se busca que el poder público esté limitado, controlado y regulado por el derecho.