EL acoso judicial que ha padecido Sergio Aguayo amenaza a todos. A todos, y no solamente a quien escribe porque callar a uno implica tapar los oídos de todos. La víctima de la persecución no es solamente quien pudiera ser silenciado por el poder, sino todo aquel que deja de recibir la información, la denuncia, la reflexión independiente. El tapabocas a un crítico es un tapaojos a México.
Mentira e Ilegalidad.
EL país empieza a salir del libreto del Presidente. Si durante años el discurso del opositor parecía la más certera denuncia de la realidad, hoy se escucha como retórica escapista: mis números me elogian, los conspiradores se empeñan en negar nuestros logros.
Lo cierto es que el Presidente ya no pasea triunfalmente. A pesar de la cortesanía de su entorno, no puede ignorar la multiplicación de la crítica. Sus rituales matutinos se descomponen. La política del chasquido estalla en todas partes con algo que sigue sin aparecer en su imagen de México: la complejidad.