ESTA semana el PAN cumplió 85 años. Su fecha coincidió con la del último grito de López Obrador. No sabemos mucho del festejo panista. Sabemos que está arrinconado, decrépito, cansado y deprimido. Ha tenido que asistir al sepelio de sus últimos compañeros de aventuras. Se ha quedado solo y desprestigiado.