TANTO en el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como en el artículo 4 de la Constitución Política, se reconoce la igualdad de derechos que tenemos hombres y mujeres. Pero estas disposiciones no reflejan en lo absoluto la realidad de las cosas, de las oportunidades que tenemos para desarrollar nuestras capacidades laborales, económicas, sociales o políticas en una sociedad que por mucho tiempo ha ejercido la inequidad de género, que violenta los derechos de un segmento de la población en la que es mayoría.