Hoy como nunca México nos duele,
no es más la suave patria que nos besa,
hoy se lo está llevando la tristeza
y no hay mito ancestral que nos consuele.
No hay águila o nopal que se rebele,
que picotee o espine con firmeza;
es lacerante el sol, la lluvia espesa;
a fosa clandestina el tiempo huele.
Es cierto que la rabia se acumula,
que se llenó el buche de piedritas,
pero algun maleficio nos anula
y solo desahogamos nuestras cuitas;
pero poco persiste y se articula,
aunque abunden propuestas eruditas.