Nativo de Tampico, Tamaulipas
CUANDO a principios del siglo XX aquel joven rotundo, de grandes manos e impresionante voz se empleó en una zapatería del Puerto de Veracruz para ayudar a los clientes a probarse el calzado, nadie imaginó que de tener los pies ajenos en las manos su espíritu emprendedor lo llevaría muy pronto a poner el mundo a sus pies.
Nacido en Tampico, Tamaulipas el 2 de marzo de 1895, Emilio Azcárraga Vidaurreta fue hijo del empleado aduanal Mariano Azcárraga y López de Rivera y la dama Emilia Vidaurreta y Rovira, ambos de remoto origen vasco y cuyos nacimientos se remontan a 1865 y 1868, respectivamente. La movilidad que les imponía tal empleo los obligó a él y su familia a trasladarse continuamente de ciudad en ciudad. Así, el niño Emilio cursó la primaria entre Piedras Negras, Coahuila y algunos colegios de San Antonio, Texas y otras ciudades de la Unión Americana.
En la etapa revolucionaria vive en Veracruz, de donde con sus ahorros en la mano voló a Tampico para convertirse en dueño de una zapatería. Su conocimiento de la zona y el dominio del inglés le permitieron, en muy poco tiempo, transformarse en proveedor de zapatos de aquellos extranjeros dedicados a la explotación del petróleo existente en la región.