Timbre de Orgullo para Reynosa y Tamaulipas.
Valeriano Elizondo III, a sus 8 años y con solo tres de practicar el Jiu Jitsu Brasileño, se ha convertido en un As de esta disciplina de las Artes Marciales Mixtas: Su objetivo básico son el dominio, derribamiento y neutralización del adversario. Se trata de un niño excepcional. En su devoción religiosa y principios éticos familiares sustenta la fuerza de su ímpetu como ejemplar deportista.
NACIÓ el 17 de enero de 2010. O sea que tiene apenas 8 años. ¡Pero ya es un penta-campeón mundial del legendario Jiu Jitsu!, con 44 preseas obtenidas en más de 40 torneos. Y justamente mañana sábado 13 de octubre en Brownsville, Texas, tendrá su segunda pelea profesional en esa disciplina de las Artes Marciales Mixtas.
Él es Valeriano Elizondo Fernández, Valito, como lo llaman familiarmente. Es, ni duda cabe, un niño fuera de serie cuyas proezas deben de ser motivo de orgullo para su natal Reynosa y en sí para Tamaulipas. Sin embargo, si algo se le desborda son la sencillez, la humildad y la modestia, que él compagina con el deporte virtualmente rudo que practica.
A esas cualidades el hijo mayor del joven empresario Valeriano Jesús Elizondo García y la médica cirujano partera Celene Fernández Illades, ambos de 35 años, añade la de ser una criatura poseedora de una gran sensibilidad y devoción religiosa. En esta virtud, al decir de sus padres, radica mucha de la fortaleza que hace de Valito un niño excepcional. Niño que además ama entrañablemente y protege a sus dos hermanitos, Emilia de 6 años y José Pablo de diecisiete meses.
Mas, entrando en materia, ¿de qué deporte amateur ha llegado a ser este infante una figura destacada en Estados Unidos y el mundo, incluso en el que ya incursiona con sorprendente éxito en el ámbito profesional?
Valeriano Elizondo padre lo explica en diálogo con ‘Ventaneando’, cuyos datos esta columna complementó en consulta con Wikipedia.
Los orígenes del Jiu Jitsu se remontan a más de dos mil años en la India. Por su condición física delgada y débil los indios eran asaltados y abusados por los mongoles, de gran estatura, musculosos y violentos. A causa de ello, aquellos inventaron este deporte de combate y sistema de defensa personal, bajo “el principio de la palanca contra la fuerza de los adversarios”, que es considerado la madre de todas las Artes Marciales.
Luego llegó al Japón feudal, entre los siglos VIII y XVI, donde se le dio el nombre de Jiu Jitsu o Yawara. Su adaptación se atribuye a losamurai, cuyo arte marcial con armas que practicaban lo derivaron a este arte suave, desarmado, llamado ‘El ajedrez humano de las Artes Marciales Mixtas’. Su objetivo básico es dominar, derribar y neutralizar al combatiente por tratarse de una disciplina de inteligencia y estrategias.
APARECE EN BRASIL EL JIU JITSU
Hacia 1882, Jigoro Kano inventó en Japón el Judo extrayéndolo del Jiu Jitsu. En su academia japonesa Kodokan, uno de sus alumnos más prominentes era Mitsuyo Maeda –campeón allí del Jiu Jitsu tradicional–, quien aparece en la historia de este deporte en América al llegar el 14 de noviembre de 1914 a Belem, Brasil. En tal lugar Maeda abrió la academia ‘Conde Koma’, la que existe hasta la fecha y mediante la cual sembró la simiente que daría origen al Jiu Jitsu Brasileño.
Maeda mostró su arte al aristócrata carioca Gastäo Gracie, socio del Circo Americano en Belem, quien apoyó al japonés en sus exhibiciones y lo introdujo en los círculos de los espectáculos masivos. Mitsuyo Maeda correspondió a los favores de aquél enseñando Judo y Kano Jiu Jitsu a los hijos del propio aristócrata. Y en 1925 éste abrió en Río de Janeiro la primera academia de Brazilian Jiu Jitsu (BJJ), con el nombre de ‘Gracie Jiu Jitsu’, que hasta hoy día funciona en la urbe brasileña.
De aquel país sudamericano este arte marcial-deporte se expandió al paso de las décadas a diversos países y numerosas ciudades del continente, hasta alcanzar un alto grado de popularidad. Los Estados Unidos, México y, en particular, Reynosa no han sido la excepción.
El joven Valeriano Elizondo García se inició en su práctica en la escuela reynosense “Meza Academy”, afiliada a la de McAllen, Texas, “Presa RGV”, ahora llamada “Enzo Jiu Jitsu”. Lo hizo en la categoría de peso ligero (65 libras) y llegó a clasificarse como cinta gris. Cuando asistía al entrenamiento, su hijo, que tenía menos de cinco años, lo acompañaba. Visiblemente le llamaban la atención los ejercicios y los combates del papá, habiendo suscitado en él un creciente interés por entrar a ese aprendizaje.
Mas para su infortunio el padre sufrió un accidente, con fractura de una rodilla, lo que le imposibilitó continuar en el Jiu Jitsu. Por consiguiente, se acabaron para el niño las idas a la “Meza Academy” y la observación cercana de aquella disciplina, que daba a sus practicantes un poderío que a él le fascinaba.
BULLYNG Y LA INICIACIÓN DE VALITO
En ese entonces el niño Elizondo Fernández, muy sano pero de complexión delgada y estatura promedio, cursaba el primer año de primaria en la escuela ‘Nuestra Señora de los Dolores’ (Our Lady Sorrows School), de McAllen, donde reside la familia. Y lo peor que le podía ocurrir era que niños mayores del plantel lo hacían víctima del nefasto maltrato llamado en inglés “bullying”, cuestión que para su espíritu contrario a toda belicosidad resultaba insoportable y le mortificaba sobremanera lidiar con eso sin poder defenderse.
Por esa situación el pequeño razonó que aprendiendo y dominando el Jiu Jitsu, podría dominar a quienes lo vejaban. Sabía bien que ese arte marcial concordaba con su temperamento, tranquilo y apacible, puesto que no fue concebido para la agresión sino para la defensa personal “utilizando golpes dados en los puntos vitales del cuerpo, protecciones, llaves y estrangulamientos”, según reza un breviario del BJJ.
Fue así que Valito encaró a su padre y le pidió le inscribiera en una escuela de Jiu Jitsu. Esa sería, le dijo, la solución a todos sus pequeños problemas en la primaria.
Por recomendación de sus entrenadores, Valeriano Jesús se conectó en McAllen con la instructora de BJJ, Brenda Castillo, en cuya academia “Enzo Jiu Jitsu” se inició el niño a los 5 años de edad, donde ya lleva tres preparándose y, a la vez, cosechando triunfo tras triunfo. Dicha academia está afiliada a la ‘International Brasilian Jui Jitsu Federation’, que a su vez pertenece a la Confederación Internacional de Jiu Jitsu Brasileño, con sede en Río de Janeiro.
Cuando llevaba tan solo tres meses metido en esta disciplina, le tocó a Valito acudir a su primer torneo. Fue el 19 de septiembre de 2015, en la Escuela Militar de Harlingen, Texas, donde enfrentó a una niña de más de edad y de mayor peso. No obstante su desventaja, el pequeño reynosense venció limpiamente a su oponente. Pero a él le ganó el pánico escénico, sin poder evitarlo se puso a llorar y el triunfo se lo adjudicaron a la chamaca.
El segundo torneo como incipiente cinta blanca fue distinto, el 12 de marzo de 2016, también en Harlingen. Tuvo cuatro peleas, de las cuales ganó tres y perdió una, agenciándose sus primeras medallas.
A partir de entonces la carrera de Valito Elizondo se desarrolló en ascenso. Como se anotó al principio, ha ganado 44 premios en más de cuarenta torneos, todos disputados dentro de Estados Unidos. La mayoría en poblaciones de Texas, como McAllen, Harlingen, Brownsville, Corpus Christi, San Antonio, Dallas, Houston. Y también ha ido a competir a Long Beach y Los Ángeles, Calif., así como a Las Vegas, Nevada.
ATRÁS DE UN GRAN NIÑO GRANDES ABUELOS
Un rasgo que distingue al niño Elizondo Fernández por sobre sus compañeros y adversarios, aparte de lo disciplinado que se muestra al acudir puntual y sin fallar a los entrenamientos y los torneos, es la devoción con la que se entrega al rezo antes de cada combate. Es peculiar en él –y muchos lo miran con asombro–, hincarse en víspera de la pelea para implorar a Dios por tres principios básicos: Que no lo lastimen, que él no lastime a su oponente, ¡y que él sea el triunfador!
“Es muy devoto, muy católico y reza mucho en los momentos previos a la competencia”, dice el padre. “Nadie se lo toma a mal porque con eso Valito transmite la esencia de su formación familiar. Y como resulta que casi siempre gana, esto evidencia en él como creyente el valor y la fuerza de la oración”.
Hay que decir aquí que nuestro biografiado procede de familias muy bien integradas, de gran arraigo en la práctica del catolicismo. Su abuelo paterno, Omar Valeriano Elizondo Chapa, fue el visionario empresario que trajo a Reynosa las marcas automotrices Volkswagen y ‘Vehículos Automotores Mexicanos’ (VAM); lo mismo que importantes inversiones con la “Maderería Elizondo”, la construcción de los fraccionamientos Laredo Residencial, Del Río y la populosa Colonia México, al igual que el “Hotel del Camino” que opera hasta hoy como uno de los principales establecimientos de su ramo en la ciudad.
Don Omar Valeriano, fallecido en un accidente automovilístico en mayo de 1985, se destacó por su apego a ese credo religioso, por ser benefactor de varias parroquias y de sus obras pías, así como por practicar con genuino humanitarismo la filantropía. Y fue muy significativo que el fiel creyente desposara a una también muy devota católica, la señora María Antonieta García Guajardo –desde hace unos ocho años presidenta del Patronato de la Cruz Roja local–, cuando se hallaba a punto de tomar los hábitos de una congregación religiosa. Ella es de igual forma una reconocida persona piadosa, que tiene ganada fama de hacer el bien sin ver a quién. Formaron ambos una sólida familia de cinco hijos, de quienes Valeriano II es el menor.
Por el lado materno de Valito hay igualmente principios y valores acendrados. El abuelo es el médico odontólogo José Luis Fernández Armas, poseedor de un macizo prestigio al cabo de ejercer durante más de cuatro décadas su dinámica profesión. Su consorte fue la dama Verónica Illades Rodríguez, exitosa empresaria inmobiliaria en Texas, también ferviente católica y madre de cuatro hijos –la doctora Celene es la segunda de la dinastía–, quien en un gesto de innegable humanismo habilitó su casa de McAllen como aposento para niños con problemas familiares, abusados y maltratados por padres o familiares, que el gobierno requisaba para entregarlos en adopción a familias responsables. Ella murió en febrero de 2013 víctima de un cáncer fulminante.
SUBE AL RING MAÑANA EN BROWNSVILLE
La disciplinada entrega y el brillantismo con los que Valeriano Elizondo III ha descollado en el Jiu Jitsu Brasileño, lo han convertido en un auténtico As de tan populares Artes Marciales Mixtas. Esto no solo es timbre de orgullo para sus seres queridos y amistades, sino también debería serlo para su natal Reynosa y el Estado de Tamaulipas, donde no hay otro niño con sus agallas ni que posea el palmarés por él acumulado en apenas tres años de practicar el interesante deporte de origen japonés.
Este ya ha sido propuesto al Comité Olímpico Internacional, para su inclusión en los Juegos Olímpicos del 2020 con amplias posibilidades de que el COI lo incorpore. Aunque lo más probable, se dice, es que lo consideren para las Olimpiadas del 2024.
Entre tanto, recapitulando sobre la breve pero triunfal carrera de Valito, cabe recordar que es poseedor de cinco premios mundiales a razón de dos cinturones, ambos conquistados en Dallas y tres medallas –una de oro y dos de plata–, ganadas sucesivamente en Las Vegas, Long Beach y Los Ángeles.
El 25 de agosto de este año, cuando acudió al Centro de Convenciones de la capital universal del juego para participar en el Campeonato Mundial 2018 de Jiu Jitsu Brasileño, mientras él calentaba cerca del cuadrilátero, en Reynosa y McAllen había profusos círculos de oración rogando por el triunfo del niño Elizondo Fernández. Y sí, sí ganó, a costa de las derrotas de Evan Penabella, de Costa Rica; del asiático Sebastián King Acero y del latino-tailandés Luke Roc Rivas.
Y una semana después, el 2 de septiembre, hubo una solemne misa especial en la Parroquia de la Divina Providencia, en la Colonia del Prado. Allí Valito, la familia y los amigos agradecieron al Supremo Creador su protección y ayuda para agenciarse tan preciado premio.
Queda mucho, bastante material en el tintero –dicho en el argot periodístico–, sobre este pequeño gran gigante para ser desgranado en otra oportunidad y en un espacio similar o mayor al dedicado hoy aquí a tan prometedora figura deportiva.
Por ahora solo resta anotar que el torneo de mañana en el que protagonizará su segunda pelea profesional, va encararlo Valeriano Elizondo III en el ‘Jacob Brownsville Auditorium’, de esa ciudad de la esquina sureste de Texas. Está programado para abrirse el ring a las 5:00 de la tarde, ante una multitud de amantes del BJJ de muchas poblaciones y entidades de los Estados Unidos.
La primera pelea de tal rango que ganó por todo lo alto, la tuvo Valito en Robstown, Tex., el 7 de abril de este año. Su contrincante fue Santiago Martínez, peleador de 9 años –uno más que el reynosense–, de Harlingen. Y el premio fue un cheque ¡de 50 dólares!, que el niño Elizondo no cobró sino que lo enmarcó con el poster de ambos contendientes.
Hoy lo luce orgulloso, en el salón de trofeos de su casa en la colonia ‘macalera’ Las Cabañas. JLDY
Ventaneando, Viernes 12 de Octubre de 2018.