ANÁLISIS TURÍSTICO
TURISMOFOBIA se refiere a los actos vandálicos, protestas e incidentes, incluyendo ataques perpetrados contra los turistas, sobre todo en algunos centros vacacionistas europeos, que van contra la saturación de visitantes en los sitios de atracción, así como en protesta por la masificación turística.
Quizá la precursora en este tipo de actitudes sea Venecia, que con apenas 55,000 habitantes en su casco histórico recibe ¡22 millones de turistas al año! Esto ha generado no sólo emigración —la población se ha reducido paulatinamente y hoy es menor que en 2002–, sino una actitud que ya raya en lo hostil por parte de la población local, que ya sea en el “vaporetto” o en el transporte público terrestre suele dar muestras de impaciencia y rechazo ante la marea turística que siente la ahoga.
Esto es el “Síndrome de Venecia”, en relación a un célebre documental sobre el tema, y ha empezado a aquejar a otras localidades, como Roma o Reykjavik, que han comenzado a tomar medidas para acotar el turismo de masas, un fenómeno de la turistificación según el cual los habitantes huyen de los centros urbanos por culpa del aumento del precio de la vivienda (gentrificación) y la invasión de hoteles y apartamentos dedicados al turismo. Otros lugares críticos son Barcelona, Dubrovnik (Croacia), Santorini (Grecia) y las islas Galápagos (Ecuador).
En nuestro país un caso documentado es el de la isla Holbox (península de Yucatán), que el año pasado sufrió una contingencia sanitaria por la falta de servicios públicos: rebosamiento del drenaje, falta de agua potable y alumbrado intermitente, lo que ocasionó que los pobladores amenazaran con prohibir el ingeso de más turistas.
Los especialistas hemos advertido desde hace mucho tiempo que las bondades del turismo sólo pueden ser efectivas si la actividad está bien gestionada y dirigida, y esto sólo puede hacerse si la comunidad receptora participa integralmente en la conducción del diseño y de la política turísticos. Con harta frecuencia esto se olvida y tanto la estructura turística (negocios) como la demanda turística (el conjunto de visitantes), son elementos privilegiados que incluso llegan a depredar no sólo a la comunidad receptora sino incluso a los propios atractivos por sobreutilización.
Es importante destacar el ejemplo que en más de treinta años de cátedra he tratado de transmitir a mis alumnos y que debe quedar muy claro para los responsables de la gestión turística: Los atractivos tienen un punto de saturación.
Así como una sala de cine con 100 butacas no puede recibir más de este número de espectadores sin que se generen problemas (gente sentándose en el suelo o en los brazos de las butacas que acabarán por romperse), así los atractivos turísticos, naturales o culturales, terminarán deteriorándose por el excesivo flujo de turistas, además de que la comunidad receptora desarrollará resentimiento y antipatía, cuando no franca hostilidad, sobre todo si el crecimiento turístico no fue consensuado con ella y cuantimás si los beneficios del turismo no permean a la comunidad toda y sólo se concentran en unas pocas manos.
Hay mucho por hacer en este sentido, pues el avance de los medios de transporte y las nuevas modalidades de hospedaje cada vez facilitan más y hacen más económica la posibilidad de viajar. Esto, combinado con una pujante integración de enormes masas al fenómeno turístico –el caso chino, por ejemplo–, que plantea un reto mayúsculo que debe tomarse en cuenta.
* Tomado de “Turistampa”, periódico
de la Industria Turística Nacional.
CDMX, 5 de Diciembre de 2019.
Ventaneando, Viernes 4 de Junio de 2021.