EL moderno y pujante Tamaulipas de hoy es el heredero de un numeroso contingente indígena que en tiempos anteriores a la conquista española se asentaron a lo largo y ancho de la entidad, adaptándose exitosamente a la diversidad ecológica que la caracteriza: en el área sur, que perteneció plenamente a Mesoamérica, floreció la cultura huasteca, con ocupaciones que van desde la época de las primeras aldeas, con una antigüedad mayor a los 1000 años a.C.; el pueblo huasteco llevó a cabo un brillante desarrollo cultural que fue interrumpido por la presencia de Hernán Cortés y sus huestes militares.
En la sierra de Tamaulipas habitaron pueblos sedentarios de nivel cultural muy elemental, los cuales se distinguían esencialmente por dedicarse a la agricultura, aunque con técnicas rudimentarias, y a quienes los huastecos caracterizaban despectivamente como “chichimecas”, denotando claramente con ese término su no pertenencia a la cultura mesoamericana. De estos chichimecas apenas quedan construcciones de planta circular, como las de la zona arqueológica de Balcón de Montezuma, recientemente explorada y reconstruida por los arqueólogos.
En la Sierra Madre Oriental y en la región de Aldama vivieron otros grupos indígenas, con una actividad económica que alternaba la caza y la recolección y una agricultura marginal; entre estos grupos destacaban los llamados “pisones”, a quienes se identificaba por su bravura. De estos grupos y de su hábitat se tienen algunos datos arqueológicos muy dispersos, pero debemos resaltar el trabajo del arqueólogo canadiense Richard Mac Neish, recientemente fallecido, que halló en unas cuevas de la sierra de Tamaulipas materiales líticos muy tempranos y evidencias de la domesticación del maíz por parte de los antiguos tamaulipecos, evidencias que pueden fecharse entre el 6000 y el 3000 a.C.
En el norte del estado, los pueblos indígenas se dedicaban a la caza, a la recolección y a la pesca, donde su medio ambiente lo permitía; aunque su número era muy reducido, por lo adverso de su hábitat, eran muy belicosos, y se les conocía como “los rayados”, por la costumbre de tatuarse el cuerpo con diseños de rayas.
Como podemos advertir, además de los hallazgos de los ancestros del maíz en las cuevas de Tamaulipas, la relevancia que esta entidad mexicana tiene en la arqueología se debe fundamentalmente a los huastecos. De ellos nos quedan numerosos sitios con arquitectura monumental, muchos de los cuales han sido destruidos por el crecimiento de las comunidades contemporáneas; como ejemplo nos queda la famosa pirámide de “Las Flores”, característico basamento de planta circular, que hoy día se ubica dentro de un área residencial del moderno Tampico.
El arqueólogo francés Guy Streseer Pean exploró el sitio arqueológico de San Antonio Nogalar, donde encontró evidencias de la arquitectura huasteca típica, con edificios de planta circular, cimientos de piedra y habitaciones de bajareque, así como enterramientos acompañados de cerámica, figurillas y herramientas líticas; su estudio recrea las formas de vida de las múltiples aldeas del Clásico y del Postclásico en el Tamaulipas prehispánico.
En Ciudad Madero hay un museo de la cultura huasteca que reúne un buen número de ejemplares arqueológicos procedentes de diversos sitios cercanos a Tampico, especialmente de la Isla de los Ídolos, en donde se rescataron algunos cráneos que indican la costumbre de este pueblo de practicar ciertas deformaciones craneanas en la etapa más temprana de la infancia, que eran consideradas patrones de belleza y que daban el carácter de identidad a todo el grupo.
Finalmente, hemos de mencionar que habiendo sido Tampico uno de los puertos más importantes del México independiente, muchos viajeros y capitanes de barco, especialmente de nacionalidad inglesa, saquearon, a principios del siglo XIX, numerosas esculturas del característico estilo huasteco, especialmente las imágenes de la diosa de la fertilidad, identificada como Ixcuina o Tlazoltéotl, las cuales hoy son piezas clave en la recientemente construida Sala Mexicana del Museo Británico de Londres.
SITIOS ARQUEOLÓGICOS
Balcón de Montezuma. Asentado en plplequearon, a principios del sigmente consstruida Sala xcuina o Tlazolt de nacionalidad inglesa, saquearon, a principios del sigena Sierra Madre Oriental y rodeado de espectaculares cañones y formaciones naturales, este sitio estuvo habitado probablemente desde principios del periodo Clásico temprano, hacia el año 200 d.C., y perduró hasta el Clásico tardío, quizá después del 900 d.C. Aunque se tienen pocos datos, hay quienes dicen que debido a su emplazamiento bien pudo haber sido un importante enclave comercial y militar de la cultura huasteca en la frontera norte de Mesoamérica.
Otros señalan, según recientes estudios, que corresponde a otra cultura cuya afiliación étnica se desconoce, pero por ahora ha sido identificado como perteneciente a la “Cultura de la Sierra”. Una gran escalinata conformada por 86 peldaños da acceso al sitio, en el que pueden observarse los restos de dos pequeñas plazas, en cuyo alrededor se encuentran edificaciones de tipo circular construidas con lajas. Entre los hallazgos importantes destacan los restos óseos de un infante que presenta mutilación dentaria.
El Sabinito. Este misterioso asentamiento prehispánico es una antigua ciudad que al parecer estuvo habitada por gente de filiación huasteca desde principios de nuestra era hasta cerca del año 900 d.C., aunque recientes estudios han demostrado que corresponde a la “Cultura de la Sierra”. El lugar no ha sido explorado en su totalidad, pero se sabe que existen unos 300 basamentos y montículos organizados alrededor de dos plazas, una de ellas presumiblemente ceremonial.
Las Flores. Dentro de la zona urbana de Tampico se encuentra Las Flores. Este asentamiento data del periodo Postclásico temprano y probablemente estuvo habitado entre los años 900 y 1200 d.C. En el lugar sólo se conservan los restos de un montículo de forma circular cónica, con una escalinata frontal flanqueada por alfardas.
Tancol. Contemporáneo del sitio de Las Flores, este lugar conserva los restos de unas 12 estructuras que sólo han sido parcialmente exploradas. El edificio más importante descubierto hasta la fecha tiene unos 5 metros de altura y una base de 40 metros de largo. Su ubicación se encuentra en las instalaciones del Colegio Americano de Tampico, y su acceso está restringido.
Un enigma. El estado de Tamaulipas cuenta con tres sitios arqueológicos restaurados, algunos explorados someramente, otros catalogados y muchos aún por descubrir. En diversas regiones del estado las tribus de cazadores-recolectores dejaron plasmada su presencia en pinturas rupestres y petroglifos, así como en objetos de uso rudimentario, como puntas de flechas y raspadores. Algunos investigadores señalan que la historia del estado se puede rastrear en la Sierra de Tamaulipas, donde se han encontrado vestigios que datan del periodo formativo hasta el Postclásico tardío, como las pinturas rupestres del Risco de los Monos, en González. Otras versiones establecen que en la Sierra Madre Oriental se han descubierto lugares con marcada influencia huasteca.
Los Cuisillos. Son pirámides, vestigios arqueológicos de los primeros asentamientos en el estado, compuestos por varios montículos, la mayoría de ellos cubierto por vegetación. En la parte frontal de algunos de los que se encuentran en Ocampo y Tula se pueden ver las rocas calizas cortadas en lajas.
* Tomado de ‘Guía México Desconocido’.
“Tamaulipas, cómo y dónde
Diciembre 2001 – Enero 2002.
Ventaneando, Lunes 18 de Diciembre de 2023.