El conquistador español que impuso su nombre a un río y un puerto de Veracruz
Fue en Badajoz, España, donde este conquistador vio la luz primera, en 1485. A temprana edad, siendo mozalbete, viajó a Cuba en compañía de Diego Velázquez.
En 1518 estuvo al frente de una de las embarcaciones que realizaron exploraciones en las costas mexicanas. Al llegar a las playas de Veracruz, Pedro de Alvarado bautizó con su nombre uno de los ríos de esos lugares y fundó también ahí un pueblo que aún tiene su nombre.
En unión de Hernán Cortés principió en febrero de 1519 la expedición en tierras mexicanas y con el cargo de lugarteniente le tocó en suerte llegar a la Gran Tenochtitlan, el 8 de noviembre de ese año.
Cuando Cortés tuvo que abandonar la urbe azteca en junio de 1520 en persecución de Pánfilo de Narváez, quien se le había rebelado, Pedro de Alvarado quedó al frente de las huestes españolas.
Este lugarteniente del gran conquistador permitió que los mexicanos realizaran uno de los festejos que acostumbraban, conforme a sus tradiciones legendarias. Al estar ya reunidos en el Templo Mayor, De Alvarado hizo su aparición al frente de un grupo de soldados y sacrificó a un gran número de los asistentes.
Tras de consumar la masacre, Pedro de Alvarado y su gente se refugiaron en el cuartel que tenían en el Palacio de Axayácatl. Allí mismo fueron sitiados por el pueblo azteca amotinado, lance del que logró salir bien librado con la ayuda de Hernán Cortés, quien regresó luego de derrotar y someter a Pánfilo de Narváez.
A éste Cortés le quitó armas, caballos y soldados, por lo que bien pertrechado no tuvo mayores dificultades para entrar en Tenochtitlan el 24 de junio de 1520 y rescatar al lugarteniente y su gente.
No obstante, los mexicanos volvieron a atacar a los españoles dos días después. Pero el 27, Cortés obligó al cautivo Moctezuma a salir a la azotea del palacio para pedir al pueblo que desistiera del ataque; mas una pedrada en la frente del monarca fue la contestación. Días después éste moriría.
El 30 de junio decidieron los sitiados romper el cerco y salieron para escapar. El grupo en el que iba Pedro de Alvarado quedó aislado y él logró saltar con su caballo uno de los canales, desesperado porque ya sus partidarios habían sido aniquilados en buena cantidad. Los que quedaron llegaron hasta el ahuehuete bajo el cual, según la leyenda, lloró Cortés por su derrota, ese 30 de junio de 1520. Fue la llamada “Noche triste”.
A De Alvarado le tocó terminar la conquista y colonización de Guatemala, para ir después a España y al regresar, en 1541, participar en una batalla escenificada en Peñón de Nochistlán. En ésta le cayó encima el caballo de Baltasar Montoya y a causa de las heridas que recibió falleció en el mes de julio de 1541.
* Con información
investigada por JLDY.
Ventaneando, Viernes 22 de Febrero de 2019.