#UnDiaSinMujeres:
ME precio de contar con hombres y mujeres valiosas dentro de mi familia y amistades. Haciendo un supremo esfuerzo de prudencia, que por naturaleza no se me da, he tratado de evitar caer en el debate en cuanto a las posiciones encontradas que han expresado respecto a la convocatoria de #UnDiaSinMujeres.
Curiosamente, mientras que por un lado hay quienes aseguran que este llamado proviene de la derecha y tiene tintes políticos, por otro están esas publicaciones que están reenviando o difundiendo personas a quienes identifico como muy religiosas. Ellas afirman que detrás de ese movimiento están la feministas que pretenden la muerte sistemática de los niños y niñas en el vientre de la madre y le otorgan más valor a una persona por su género; y hacen otras aseveraciones extremas, llamando a no apoyar el paro. Reconozco que esto último me sorprendió, sentí que estaba leyendo algo escrito un siglo atrás.
Con independencia de que hayan iniciado el movimiento feministas que no precisamente promueven el aborto, sino que buscan la despenalización del mismo, dado que cómo delito únicamente criminaliza a la mujer, vale la pena mencionar que hay muchas corrientes feministas, algunas de las cuales convergen en ideas pero en ocasiones adoptan posiciones opuestas entre sí.
Por la mañana, reflexionaba respecto a una mujer inteligente que me resulta entrañable y fue una de las personas que circuló el panfleto que habla de muerte. Es una mujer empoderada. Aún casada, tiene recursos económicos propios que ha generado en el ejercicio independiente de una carrera profesional. Por lo tanto, no está subordinada a patrón alguno, hace vida social independiente de su esposo y no se caracteriza por la sumisión u obediencia a éste, que instruye la religión que profesa, y viaja sola sin restricciones.
Podría pensarse que ella es feminista al no responder a los roles tradicionales de género. Mas, en todo caso, muchas mujeres que dan como naturales los derechos que disfrutan parecen ignorar que los mismos fueron posibles gracias a movimientos feministas. Como el derecho al voto, el ser elegida a un cargo de elección popular, la igualdad jurídica, la no discriminación, etcétera; y que existe además la obligación del Estado de garantizar a la mujer una vida libre de violencia, aunque la realidad nos indica que las leyes resultan insuficientes si no están robustecidas por políticas públicas con perspectiva de género.
Las mujeres por edad, condición social, preparación académica, estado civil, maternidad, cabeza o no de familia, vivimos realidades distintas. Pero las mujeres, particularmente las niñas, por la naturaleza de su sexo resultan más vulnerables ante una estructura patriarcal que subsiste y se requiere reconstruir. Prueba de ello son las estadísticas que nos hablan del aumento de violaciones y asesinatos en razón de género.
Las reformas constitucionales y legales han sacado del ámbito privado a la mujer y la han visibilizado, lo que ha encontrado resistencia en muchos sectores de población y no solamente de hombres. No se trata de una lucha genérica en su contra, nada más alejado de la intención y realidad. En lo personal reconozco el apoyo y oportunidades brindadas por varones en mi vida personal y profesional, y no me atrevería a igualarlos a todos.
Pero, ¿porqué Un Día sin Mujeres? Porque, paradójicamente, su ausencia las hará más visibles. Por eso yo sí apoyo el paro del 9 de marzo. Y todo mi respeto para quienes tengan una posición diferente.