TODOS hemos escuchado que “la música calma a las fieras” y no es una frase sin sentido. Actualmente muchos investigadores están dedicados a estudiar la facultad que ejerce la música para tranquilizar nuestro estado de ánimo, quitar el dolor, curar algunas enfermedades y mejorar el aprendizaje. 
Gracias a estas investigaciones se han logrado resultados sorprendentes con personas que padecen trastornos mentales y físicos. Como ejemplo de la aplicación de la música como terapia lo podemos ver en la sala de espera de los dentistas, quienes desde hace varios años ambientan musicalmente las salas de espera para calmar los nervios que produce a los pacientes aguardar su turno, así la música actúa como sedante.
Algunos médicos aseguran haber llegado más lejos al afirmar que han logrado eliminar el dolor causado por ciertas enfermedades, y también afirman haber realizado intervenciones quirúrgicas menores en las que la música ha sustituido la anestesia.
Pero lo que sí es un hecho es que en muchos hospitales emplean la música como parte de la terapia integral.
También es sabido que en muchas granjas, sobre todo ganaderas y avícolas, utilizan la música para mejorar su producción con resultados sorprendentes.
De igual forma, se ha experimentado con determinado tipo de música, que acelera el crecimiento de las plantas, especialmente con la música de Bach. Pero también existe un efecto contrario con el rock; no sólo desacelera su crecimiento, sino que las hace propensas a plagas y otras enfermedades.
Es recomendable investigar todo sobre el tema si se pretende someterse a esta terapia, porque podrían obtenerse resultados contrarios a lo esperado. Y por eso debemos saber qué efecto nos proporcionan los diferentes géneros musicales.
Para combatir el estrés. De otra parte, es recomendable acondicionar un lugar alejado del ruido y de otros elementos que distraigan la atención, en donde haya un sillón cómodo y que la luz sea tenue. Hay que evitar el consumo de cigarro y alcohol. Para este ejercicio favorece mucho la música clásica.
Para un comienzo alegre sin estruendos, un buen ejemplo puede ser el segundo movimiento del Concierto para Piano en La Menor, de Gried. Después, un ritmo más solemne y majestuoso como el Concierto de Brandemburgo No. 4, de Bach; el Segundo Movimiento de la Sinfonía No. 99, de Hayden; el Preludio de Parsifal de la Obertura Tannhauser, de Wagner o la Sinfonía No. 6 de Tchaikovsky.
Después de esta audición se debe encontrar ya en una fase de profunda tranquilidad y serenidad, y para lograr mayor paz son de gran ayuda los Intermezzos, de Brahms; el Concierto No. 2 de Rachmaninoff; El Carnaval de los Animales, de Saint-Saens, o la Sinfonía Heroica de Beethoven.
Completada esta sesión deberás sentirte muy saludable, pero si lo que buscas es conciliar el sueño te recomiendo la Sonata de Claro de Luna, de Beethoven; el Claro de Luna, de Debussy; los Nocturnos, de Chopin o El Ensueño, de Shumann.
Jueves 31 de Enero de 2002.
Ventaneando, Reynosa, Viernes 15 de Septiembre de 2023.