PALACIO DE LAS ARTES
EL antiguo Palacio de los Reyes de Francia, convertido en museo, custodia once milenios de historia y cultura. Marca su entrada la enorme pirámide de cristal que construyera Leoh Ming Pei como parte de los trabajos de modernización del “Grand Louvre”, terminados en el 2000 y que duplicaron sus espacios de exhibición, hoy de más de 60 mil metros cuadrados.
Bajo la pirámide se abren arterias para guiar los distintos recorridos. Uno de ellos conduce a los fosos y cimientos de la fortaleza, construida en 1190 y transformada en palacio en 1546.
Cuando 200 años después Luis XIV decidió asentar su trono en Versalles, artistas e intelectuales que permanecieron en el Louvre pensaron en convertirlo en “palacio de las artes”. Pero no fue sino hasta 1793, a cuatro años de la revolución, cuando la recién formada República Francesa lo abrió a todo el público, al declararlo museo.
Símbolos de identidad. No es aventurado afirmar que las cartas de presentación de este museo son la Mona Lisa o Gioconda, la Victoria alada de Samotracia y la Venus de Milo. La primera, un inquietante retrato debido a Leonardo da Vinci, cuenta hoy con habitación propia y un cristal que protege la fragilidad de la madera sobre la cual está pintada.
El fino modelo del rostro y el paisaje enigmático –quizá más que la famosa sonrisa–, forman un conjunto magistral debido, en gran medida, al sfumato, técnica desarrollada por Leonardo que exige numerosas capas de pintura diluida para obtener la perfección en la piel.
La Venus de Milo (c. 100 a.C.) sedujo desde su descubrimiento en la isla de Melos. El gran logro en este mármol es la forma de apresar el movimiento en el instante en que comienza, subrayado por la tela que resbala sobre las caderas. Por cierto, la tela oculta la unión de los dos bloques de mármol que se utilizaron en su factura.
Para celebrar la batalla naval se creó la Victoria alada de Samotracia (c. 190 a.C.), donde la figura femenina avanza venciendo vientos en contra; la húmeda vestidura, adherida al torso, se enreda entre las piernas por efecto del viento, el cual también actúa sobre las alas extendidas.
Caudal dividido en siete. Los fondos del Louvre se clasifican en siete departamentos. El dedicado a las antigüedades orientales abarca artefactos encontrados a orillas del río Indus hasta el mar Mediterráneo. En el Departamento de Antigüedades Egipcias, entre joyas y sarcófagos, destaca El Escriba Sentado, escultura en piedra que muestra sus colores originales, mientras el Departamento Griego, por afinidades estilísticas, incluye el arte etrusco y romano.
Los grandes autores de los siglos XVIII al XIX se hallan representados en la Pinacoteca y, a manera de complemento, el Departamento de Impresos y Dibujos ofrece 130 mil piezas, aunque por la delicadeza de sus materiales pocas se exhiben. Sin embargo, el interesado puede solicitar verlas en las oficinas curatoriales.
En el Departamento de Esculturas se pueden admirar la Tumba de Philippe Pot (anónima del siglo XV), Eros y Psique (1793) de Antonio Cánova, y la serie de los Esclavos de Miguel Ángel.
Tapices, mobiliario y porcelanas se hallan en el Departamento de Objetos de Arte, donde las joyas de la corona francesa nos hablan de la vocación inicial del Louvre.
* Tomado de la revista “Vuelo”,
Órgano de la Cía. Mexicana de Aviación.
No. 91, Año VIII; Agosto de 2001.
Ventaneando, Lunes 13 de Marzo de 2023.