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Me duele ¡LA ESPALDA!

25 de agosto de 2025 por DRA. NIBIA BERMÚDEZ

Qué son, porqué se producen y cómo prevenir los tan comunes dolores…!

QUIEN no tiene jaquecas o no sufre dolores de espalda está francamente out. La vida acelerada y el exceso de trabajo que la sociedad moderna exige son los grandes culpables de una serie de dolencias a la columna vertebral.

Curiosamente el carácter sedentario y monótono de estas actividades es lo que atenta contra esta delicada zona de nuestro organismo.

Es el eje longitudinal firme del esqueleto humano. Está configurado en tres partes: la superior o cervical, la media o dorsal y la inferior o lumbar. Por su interior corren los principales nervios de transmisión del sistema nervioso.

En los últimos años ha aumentado considerablemente la incidencia del síndrome de dolor lumbar. Estudios realizados en Estados Unidos revelan que el 80 por ciento de la población adulta ha sufrido de esta dolencia al menos una vez en su vida.

El dolor lumbar es la aparición de un grupo de síntomas relacionados con un segmento de la columna vertebral, en este caso la zona inferior. El síntoma más típico es el dolor que se fija en la parte posterior de la cintura. Muchas veces la gente que padece estas crisis se queja de “dolor de riñones”. En algunos casos el dolor se irradia a una o ambas extremidades inferiores, a la pelvis o incluso al abdomen.

Esta dolencia puede producirse por varios motivos. En Algunos casos se debe a enfermedades de carácter degenerativo (artrosis, discopatías). Su origen más común son las alteraciones mecánicas de la columna vertebral debido a falta de tono en la musculatura, en particular la abdominal, trastornos postulares, actividades laborales donde haya que acarrear mucho peso, o la presencia de una curvatura exagerada del segmento lumbar. También hay causas, bastante menos frecuentes, como enfermedades de carácter metabólico (osteoporosis, osteomalacia), tumores o procesos infecciosos de la columna vertebral.

Es fundamental un examen médico que debe practicar un especialista. También se requieren radiografías y según sea el caso pueden ser necesarios estudios complementarios, como la mielografía lumbar, el scanner u otros. La mayoría de las personas que consultan es gente en “teoría” sana, que por sus actividades laborales, la inconsistencia de sus actividades físicas (la irregularidad con que hace un deporte) y la somatización de ciertas alteraciones de orden sicológico, presenta estos dolores.

Dichos pacientes suelen tener en común una insuficiencia muscular, abdómenes un poco prominentes, aumento de peso desproporcionado para su organismo, contractura muscular permanente por malas posturas. Actividades que exigen estar mucho de pie o sentados en una silla inadecuada, en las mujeres el uso de tacón excesivamente alto o ciertas condiciones fisiológicas, como el embarazo, pueden determinar la aparición de una lumbalgia.

Los grupos de alto riesgo son personas entre 30 y 40 años que efectúan actividades pesadas y que practican algún tipo de ejercicio en forma esporádica. También quienes tienen un trabajo sedentario de lunes a viernes y se los ve sábado y domingo trotando por parques y plazas.

–¿Puede prevenirse esta dolencia?

Evitando el sedentarismo prolongado o buscando una disminución de la sobrecarga excesiva que hace trabajar la columna lumbar. Teniendo un peso adecuado a la altura. Efectuando actividades físicas en forma periódica. Ojalá unas tres veces por semana. Tratando de no estar en una misma posición por varias horas. Si debe estar en un escritorio todo el día, hay que levantarse cada cierto rato y caminar. Lo mismo si las actividades requieren estar mucho rato de pie, conviene poner uno de los pies sobre un escalón.

En cuanto a la lumbalgia, cerca del 80 por ciento de los casos se resuelven con un tratamiento médico, dentro de las primeras 6 u 8 semanas post-conjunto que incluye medicación de tipo analgésico y antiinflamatorio y corrección de todos aquellos defectos mecánicos que condicionan el dolor lumbar.

Además, se recomienda al paciente un programa de ejercicios que puede practicar por su propia cuenta o con una rehabilitación fisio–kinésica. Esto, en el caso de haber descartado una patología orgánica, que requiera de un tratamiento específico. Solo un diez por ciento de las personas que presentan esta dolencia requieren de un tratamiento quirúrgico para su mejoría.

*Tomado de N.V. Press.

Ventaneando, Lunes 25 de Agosto de 2025.

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