ESPECIES DE FAUNA Y FLORA EN EXTINCIÓN
La zoología imaginaria crece sin cesar, gracias a las prácticas humanas de colonización y exterminio. Los ritmos de devastación han alcanzado tal intensidad, que algunos biólogos estiman que cada diez minutos desaparece de la faz de la Tierra una especie animal o vegetal.
EN México, la lista de fauna al borde de la extinción es amplia. La integran aves exóticas y de rapiña, mamíferos terrestres y marinos, reptiles, anfibios, peces e invertebrados.
A pasos agigantados se reducen las poblaciones de jaguar, ocelote, puma, tigrillo, manatí, quetzal, varios tipos de guacamayas y pericos, tapir, borrego cimarrón, berrendo, venado bura de la Isla Cedros, teporingo, mono araña, lagarto escorpión, iguana verde, boa, víbora de cascabel de Isla Catalina, tortuga del desierto de Mapimí, castor, puercoespín del norte, tlacualchillo dorado, murciélago blanco, diversos escarabajos y mariposas y la tarántula de rodillas rojas.
México pertenece a la docena de países “megadiversos”, es decir, los que albergan la mayor riqueza de flora y fauna. Más aún, ostenta el primer lugar mundial en cuanto al número de reptiles (717), el segundo en mamíferos (500), el cuarto en anfibios (295) y el décimo primero en aves (1,150).
Sin embargo, datos oficiales reconocen que una significativa proporción de esa fauna está catalogada como rara, amenazada o en peligro de extinción. Son, entre otros, 139 mamíferos, 272 aves, 218 reptiles y anfibios, así como 126 peces de agua dulce.
Por desgracia, los inventarios biológicos son precarios. Los científicos consideran que varias especies desaparecen antes de siquiera ser descubiertas y clasificadas. En otros casos, la categoría “en peligro” resulta inadecuada: las expediciones efectuadas en busca del lobo gris mexicano o el oso negro no han localizado ningún ejemplar silvestre.
Hace un año, en el zoológico Álvarez Bravo, en Chiapas, murió la última águila arpía de la que se tenía noticia. Hay especies que parecen irremediablemente condenadas, como la vaquita marina, el cetáceo más pequeño del mundo, que únicamente habita en el Mar de Cortés, donde sólo sobreviven alrededor de 400 ejemplares (Nota de Redacción: al año 1998). Del manatí, al que los conquistadores españoles confundieron con una sirena (“aunque muy fea”), sólo quedan poco más de cien en la bahía de Chetumal.
Entre los factores que atentan contra la riqueza natural se encuentran la cacería, la destrucción de los ecosistemas y el brutal avance de la frontera agrícola y ganadera. Los ecosistemas selváticos, donde habita la mayor cantidad de flora y fauna, sufrieron una drástica reducción en este siglo. En 1940, los Tuxtlas conservaban el 85% de su extensión original; hoy sólo queda el 8%.
A lo anterior se suman prácticas irracionales de explotación forestal y pesquera, la introducción de especies foráneas que se convierten en depredadores o en plagas, el tráfico ilegal, la contaminación de suelos y aguas, la expansión de la mancha urbana y el turismo en gran escala. Por lo general, estas actividades se yuxtaponen y ejercen una presión múltiple sobre los hábitat y las especies que en ellos viven.
La problemática es tan amplia, que el gobierno mexicano decidió concentrarse en 14 especies “prioritarias” mediante promoción de reservas naturales y criaderos. Éstas son: el berrendo, el lobo gris mexicano, el oso negro, el borrego cimarrón, el águila real, el jaguar, la liebre tropical, las guacamayas roja y verde, el cocodrilo de río, el manatí, la vaquita marina, la ballena gris y las tortugas marinas.
Considera que al proteger sus ecosistemas, muchas otras especies se verán beneficiadas. Pero el afán no es estrictamente conservacionista. Tal estrategia pretende conformar una próspera industria que incluya mercados de productos naturales y especies vivas, cotos de caza, ecoturismo y actividades conexas que podrían redituar hasta 4 mil millones de pesos al año.
El arranque de esta iniciativa ha sido lento, incluso cuestionado debido a la oscura obtención de pies de cría y al uso de criaderos como fachada legal por parte de “faunotraficantes”.
Grupos conservacionistas dudan de que este plan sea suficiente para mantener a la fauna mexicana en el reino de este mundo.
* Tomado de la revista “Milenio semanal”.
El acento en política y mil cosas más
Número 28. Marzo 9 de 1998.
Ventaneando, Lunes 3 de Octubre de 2022.