El pueblo del Sol
EL Valle de Malinalco (Estado de México), cuya cuenca empieza en las faldas del volcán Holtepec, se localiza entre dos cadenas montañosas, ricas en minerales y con exuberante flora y fauna.
Malinalco tiene sus orígenes en los tiempos prehispánicos. La noticia más antigua asegura que este sitio fue colonizado por un grupo de culhúas (toltecas que se asentaron al sur del lago de Texcoco). Como quiera que sea, es un hecho que a partir de 1476 quedó en poder de los aztecas, quienes construyeron los templos dedicados al Sol en el cerro de los ídolos, así como el templo monolítico, uno de los cuatro que existen en el mundo tallados en un solo bloque de piedra.
Los templos de la aurora. El conjunto en general, y en particular su templo principal o Cuauhcalli, “La casa de las águilas”, fue sede de los grupos militares más prestigiados entre los aztecas: los caballeros águila y los caballeros jaguar, grandes señores de las guerras mesoamericanas.
El templo está labrado en el flanco de una montaña, en donde hoy todavía podemos ver varios edificios entre los que se encuentran grandes salones de planta circular, escaleras, terrazas, así como una ingeniosa red de canales de desagüe pluvial, destinada a proteger los edificios contra la erosión.
Esta zona arqueológica es una muestra clara del conocimiento que los antiguos mexicanos desarrollaron en materias como la astrología y la arquitectura. Así se pone de manifiesto durante el fenómeno que se presenta en el solsticio de invierno, cuando un haz de luz solar ilumina exactamente la cabeza del águila labrada al centro del Cuauhcalli.
Un paseo entre las montañas. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, se inició en 1540 la construcción del convento agustino que está en el centro de la población. El tamaño mismo del convento es indicio de la importancia espiritual del sitio prehispánico, como sucede en el convento de Tepoztlán, Morelos.
El convento de Malinalco muestra los rasgos propios de la arquitectura religiosa del siglo XVI: espacioso atrio, templo, convento y capilla abierta. La fachada del templo tiene un carácter sombrío, y su ornamentación es austera.
En el interior del convento se encuentran claustros en dos niveles, ambos con pinturas al fresco y olor a cantera. El claustro bajo muestra un complejo y exuberante estudio pictórico de especies animales y vegetales que sin duda fueron realizados por los naturales de la región.
Magnetismo vivo. El pueblo está conformado por ocho barrios, todos con muestras de la arquitectura religiosa del periodo colonial. Malinalco es hoy un pueblo pequeño pero acogedor que invita a sus visitantes a pasear por sus callejones empedrados, sus majestuosas y caprichosas montañas, cañadas, ríos y cristalinos manantiales. De muchas maneras, es un lugar ideal para disfrutar de la Naturaleza, acampar, y practicar deportes como caminata, bicicleta de montaña, golf, natación, equitación y pesca, entre otros.
Además, comerciantes y artesanos se reúnen los lunes y fines de semana en la plaza principal, y levantan un tianguis multicolor donde ofrecen sus mercancías. En los alrededores se puede visitar pinturas rupestres como las de Caracoles. El Coyote Rojo, Los Diablitos y el Cerro de Ciriaco.
Entre la vasta vegetación y el agradable clima, existe en la región una gran variedad de frutas y legumbres, además de la característica trucha, uno de los platillos típicos junto con el mole rojo, mole verde, tamales y nieves de frutas.
El lugar tiene también una oferta interesante de cafés, restaurantes, galerías, hoteles rústicos y otras atracciones, muchas de ellas traídas por gente que emigró de la Ciudad de México en busca de paz y belleza. Su Club de Golf es uno de los mejores de México, y ha contribuido a la fama de Malinalco, no sólo como un lugar donde se puede observar espléndidas muestras del México prehispánico y colonial, sino como un sitio para practicar un deporte extraordinario en un singular escenario.
No es de extrañar que Malinalco se haya convertido a últimas fechas en un excelente destino para quienes desean pasar un fin de semana tranquilo y oxigenado en un lugar que conserva el sentimiento de la provincia mexicana, y un resabio de magia que se pierde en nuestras raíces indígenas.
La magia del solsticio. En la zona arqueológica de Malinalco, el templo conocido como Cuauhcalli, “La casa de las águilas”, es especialmente importante durante el solsticio de invierno.
La entrada de este recinto tiene una alineación exacta hacia el punto cardinal del sur, por lo que, justo al mediodía del 21 de diciembre, el Sol se coloca en línea recta en relación con la grieta de los cerros que quedan al frente, con el centro del arco de la puerta del recinto y con la cabeza del águila central.
Cada año y sólo en ese día, el Sol llega al máximo desplazamiento aparente hacia el sur y comienza su regreso hacia el norte para llegar a su tope en el solsticio de verano.
* Tomado del magazine mensual ESCALA.
Revista a bordo de Aerovías de México, SA de CV.
Año XI, Número 125; Diciembre de 1999.
Ventaneando, Reynosa, Martes 11 de Julio de 2023.