Periodista.
EL ORÁCULO DEL PUUC
LAS pirámides del mundo prehispánico mexicano son enormes construcciones que nos impactan visualmente por su volumen, su altura y los rasgos decorativos que las integran. Este choque visual nos genera un sinfín de interrogantes que se pueden resolver con la lectura del libro titulado “Las pirámides de México, cosmovisión, cultura y ciencia”.
Se trata de un volumen coeditado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Secretaría de Cultura del gobierno de la República y la Secretaría de Educación del Estado de México. Fue presentado en la Feria Internacional de la Lectura (Filey) 2019, concluida este domingo en el Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI.
Los antiguos pobladores mesoamericanos construyeron su cosmovisión a partir de observar la Naturaleza, la geografía, los ciclos de las estaciones, el clima y el tiempo. Las pirámides, la urbanización de las ciudades y los complejos hidráulicos constituyen el eje rector de la división cuatripartita del mundo, ligada a los ciclos solares y al calendario.
En el sistema de creencias de Mesoamérica las montañas son lugares míticos originarios, ya que allí habitan los ancestros y es también el sitio donde residen los espíritus asociados a la tierra, a la fertilidad y a la lluvia. Es muy estrecha la relación entre la montaña y la pirámide, ya que ésta se convierte en la domesticación de un paisaje natural.
La pirámide se convierte en la montaña humanizada para comunicar a los distintos niveles del mundo con los dioses y cuyo origen es el concepto del mundo y sus cuatro regiones que necesariamente atrapa los movimientos aparentes de los principales astros y sus efectos singulares.
Son construcciones que solamente pueden ser obra de la élite que constituía la base del poder político que dominaba la actividad económica, social y política de los asentamientos.
Para la construcción de una pirámide fue necesario el conocimiento, la tecnología y el pensamiento de la sociedad. Éste requiere de una planificación, la selección de los materiales y procedimientos constructivos, a fin de generar la función social de las obras arquitectónicas, el paisaje del terreno, junto con el valor simbólico del entorno y el comportamiento de los materiales de construcción en respuesta al ambiente y clima.
A partir de la amplia experiencia en la práctica arqueológica y del conocimiento de la arquitectura, hemos podido identificar los sistemas constructivos, su función y la revaloración del mortero a base de cal; hemos logrado también recuperar estas obras y deducir los factores que afectaron estos inmuebles, así como el dominio de los procesos de restauración acordes con lo establecido y respetando el monumento.
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* Tomado del periódico “Novedades Yucatán”.
Mérida, Yuc.; Domingo 24 de Marzo de 2019.
Ventaneando, Lunes 1 de Abril de 2019.