(NOTAS DE HACE 24 AÑOS)
Es desde hace años una excentricidad de los poderosos. Poco ha importado que esta especie se encuentre en extinción. El ex gobernador de Baja California, Xicoténcatl Leyva, había encontrado allí un buen motivo para divertirse. Le gustaba treparse a su helicóptero y metralleta en mano tirarle al cimarrón sin pretender un trofeo o algún reconocimiento internacional.
(Editado)
LA noche del 31 de enero de 1998, un grupo de cazadores se dio cita en el Hotel Reno Hilton, Nevada. Allí, con autorización de la entonces Semarnap, se subastaron tres permisos para la caza del borrego cimarrón en territorio mexicano.
El costo por cada permiso fue de 129 mil dólares. Según investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), el gobierno incurrió en faltas éticas y jurídicas al autorizar la caza de una especie en extinción, de la cual quedaban alrededor de 60 ejemplares.
“Mentirosos”, les respondieron desde la Semarnap. “Pónganse a estudiar”, hay más de mil borregos y los permisos de cacería ayudan a conservar la especie (…)
La bala expansiva que se enterrará en el cuerpo del borrego cimarrón debe ser como un rayo que lo parta y que en ese mismo instante lo haga caer sobre sus huellas para no levantarse jamás… Que nunca sepa de dónde le llegó la muerte. Solo así el trofeo que ornamentará la sala del cazador valdrá la pena.
El derecho a llevarse como trofeo una de las cornamentas más codiciadas por los cazadores profesionales (la del ovis cremnobates) y que sólo existe en los Ejidos Asociados de Baja California, tiene precio en dólares. Como se señaló, en enero fueron subastados tres, cada uno a 129 mil dólares; pero hay quienes están dispuestos a pagar hasta 300 mil.
¿Quién es el cimarrón? Su hábitat son las montañas y sierras. El culto al borrego cimarrón se originó debido a dos aspectos fundamentales: lo difícil de cazarlo y lo delicioso de su carne. Sus principales enemigos son el puma, el coyote y el hombre.
El período de gestación del borrego cimarrón es de aproximadamente seis meses. Registros de hembras en cautiverio indican que la gestación dura 175 días, aproximadamente. La madurez total les llega a los siete u ocho años y dejan de crecer después de los 10. La edad del borrego puede conocerse contando los anillos del cuerno. El primer año es la punta; el último, la arruga más próxima al cráneo.
Otra forma de conocer la edad con mayor precisión es el corte transversal de un diente, que al agregarle una solución revela las etapas de crecimiento anuales; y otra más sofisticada consiste en pesar la retina del ojo.
El duelo de los machos es probablemente la imagen más publicitada. El tremendo choque de sus cornamentas define cuál de los dos es el dominante, el que se ha ganado el derecho a perpetuar la especie con sus propios genes.
Los cuernos de los machos representan su posición social en el rebaño. Un animal con grandes cuernos es aquel que ha sabido evadir enemigos y encontrar, para vivir, terreno seguro y con suficiente alimentación. Por eso, invariablemente, la hembra sólo se deja montar por el macho más fuerte, el de cornamenta más grande.
Semanas antes de parir, la hembra se aparta de la manada y busca un lugar seguro para dar a luz. Después del alumbramiento y una vez que la cría puede caminar, la borrega inicia jornadas cortas hacia una tinajera o un manantial.
Además de hojas tiernas, hierbas y pastos de estación, lo más importante para el borrego es que las tinajas estén llenas con las aguas invernales. Para una hembra amamantando, el agua diaria es indispensable. Esto impide que la ubre se seque y garantiza la producción de leche necesaria para el cachorro.
A falta de tinajas, manantiales o cactos es posible que haya otras fuentes de humedad para mantener el balance electrolítico del borrego cimarrón. Algunos aseguran haber visto a los borregos lamer el rocío de la mañana en las piedras. Al igual que los asnos y los camellos, los borregos pueden tolerar largos periodos de sequías o estar sin beber agua, lo que les permite sobrevivir en sierras áridas.
Después de los 10 años su mortandad es muy alta, sus dientes se desgastan aceleradamente en función de la cantidad y calidad de abrasivos, tales como arenas y polvo de metales incluidos en su dieta.
Su esqueleto acusa los años y muestra marcadamente los huesos de las caderas y el espinazo, el empeine de la nariz se arquea y bajo su piel se forman callosidades que dan al animal una apariencia que recuerda la de un boxeador veterano(…)
Permiso para la muerte. “Mi padre me enseñó a cazar sólo lo que me iba a comer”, dice Tapia Landeros, autor de varios estudios sobre el borrego cimarrtro piel se forman callovarios estudios sobre el borregboxeador veterano. nariz se arquea y bajo su piel se forman calloo cimarrón y en otro tiempo cazador. Sin embargo, no todos siguen esa línea de pensamiento.
Por ejemplo, el ex gobernador de Baja California, Xicoténcatl Leyva, tenía su propio método y motivaciones. Acompañado de funcionarios y amigos se trepaba en su helicóptero y metralleta en mano desde el aire tiraba a cualquier tipo de cimarrón, sin que pretendiera un trofeo, el reconocimiento internacional o, con ello, preservar la especie.
Los cazadores que desde la comodidad de su casa, vía telefónica o internet, pelean para obtener los permisos que subastan los mexicanos, van por uno de los más preciados trofeos que se disputan internacionalmente: la cabeza de un viejo borrego cimarrón.
Durante la búsqueda de un cimarrón, el mérito para localizar el ejemplar es del guía, casi nunca del cazador. A partir de ahí comienza una persecución que puede durar días. Muchos cazadores furtivos desisten u optan por cualquier ejemplar. Los profesionales no.
“El guía confirma una vez más, a través de sus binoculares, que el largo de sus cuernos da la vuelta completa, que en su perfil la punta desgastada se acerca mucho a su nariz, que la vuelta baja del cuerno cae por debajo de la quijada y sus bases se ven tan grandes que no cabe el meñique entre ellas”, explica Landeros Tapia.
El cazador profesional irá siempre tras el borrego más viejo, el de la cornamenta más grande y astillada, la del mayor puntaje. Por derecho, la cabeza del jefe y guía del hato será el trofeo más preciado que habrá de mostrar a los demás cazadores.
Detectada la manada, el cazador afina la mirada telescópica del Winchester, ya sea fabricado en Estados Unidos y con un valor de 500 a 600 dólares, o en Europa, de dos a tres mil dólares.
Si la noche cae, tendrá que suspender fogatas y alimentos para que la presa no lo olfatee y escape seguido de su grupo. Paciencia será la clave del triunfo. Muy temprano enfocará con sus binoculares el objetivo y hacia él dirigirá el rifle, tomará la bala expansiva de una de las bolsas de la chamarra Banana Republic y apuntará hacia el codillo, arribita del brazo.
Ya sólo será cuestión de un instante, aquel en el que el cimarrón, el líder, el viejo que sobrevivió a todo, se distraiga. Entonces, apenas rozando el gatillo, la bala se enterrará por el omóplato para alojarse entre el corazón y los pulmones, donde como un hongo cumplirá con su tarea de destruir los tejidos.
Será como un rayo que lo parte, como la muerte que entra sin permiso, sin dar oportunidad a la defensa. El precio de los dólares y el deporte.
* Tomado de la revista “Milenio semanal”.
El acento en política y mil cosas más
Número 26, Febrero 23 de 1998.
Ventaneando, Reynosa, Lunes 26 de Septiembre de 2022.