Una dictadura no tan perfecta
Cada vez que uno cede a sus vanidades,
cada vez que vive y piensa para “aparentar”,
se traiciona.
Albert Camus
SOFÍA tiene 16 años y lleva ya trece meses en terapia sicológica diagnosticada con ansiedad, anorexia e inicios de depresión causada por una adicción a las redes sociales. Su madre confiesa ser ella quien la animó a publicar y buscar ser “influencer”, ya que el hijo de una amiga se ha convertido en un fenómeno de los “likes” a los seis años. Al principio todo iba a pedir de boca, la jovencita acumulaba seguidores, pero un día el gusto se convirtió en patología porque empezó a mostrar síntomas preocupantes como ansiedad, insomnio, irritabilidad y pobre rendimiento escolar, producto de las muchas horas frente a las pantallas y la fuerte presión por verse “bonita y feliz” como sus “influencers” preferidas.
El caso de Sofía no es único. Por desgracia abundan los jovencitos afectados por esta adicción, señalada por los sicólogos tan peligrosa como las drogas. Un informe reciente arrojó el escalofriante dato: la mayoría de los adolescentes mexicanos pasan alrededor de doce horas utilizando sus dispositivos móviles.
¡Doce horas! Más tiempo del que duermen, del que estudian y por supuesto más tiempo del convivido con padres, maestros o amigos. Peor todavía en esta pandemia, cuando además de las horas escolares se ha incrementado el tiempo en redes sociales; además, muchos de ellos mantienen encendidos sus dispositivos las 24 horas. Para acabar pronto, una gran mayoría de niños y jóvenes pasan “la mayor parte de su tiempo” bajo la influencia de las pantallas. Y eso representa un enorme riesgo para su salud en muchos sentidos, según los especialistas.
Y todavía no se puede medir el daño con exactitud, puesto que los estudios están en curso. Pero la influencia es innegable. Y no sólo para la llamada generación Z. También sus padres suelen estar pegados al teléfono bastantes horas al día, y muchas veces más atentos a la ropa y los mensajes de los “influencers” que a las demandas de sus hijos. Los especialistas hablan de graves daños, ya que los niños además de presentar problemas de salud física, crecen frágiles emocionalmente y carentes de sustentos para enfrentar los momentos de crisis que tarde o temprano llegan. Además señalan que la comunicación por dispositivos móviles se interpone en la “empatía”, y eso resulta muy dañino en las relaciones humanas.
¿Y qué papel juegan los llamados “influencers” en medio de esta compleja realidad? ¿Quiénes son? ¿Cuál es su perfil? ¿Sabemos realmente qué “dictados” le hacen a nuestros hijos? ¿Cómo influyen las dichosas tendencias en lo individual y en lo social? ¿Cuánto dinero está en juego a través de estas publicaciones? El tema da para mucho y el panorama es tan diverso que no podemos hablar de fórmulas exactas. Un niño de seis años se puede volver millonario con un golpe de suerte al publicar un video y tener mucho más “likes” que un político. Así de complejo es el mundo digital. Cualquier mortal se puede convertir en uno de los más de 20 millones de “influencers”, puesto que no es requisito tener conocimiento, cultura o formación académica. La fama ayuda, claro; pues si analizamos los perfiles de los “influencers” con más seguidores encontramos a modelos, deportistas y “estrellas” del espectáculo principalmente.
Kylie Jenner, por ejemplo, con 23 años y la estratosférica cifra de 240 millones de seguidores, no se caracteriza por mostrar inteligencia, pero sus fotos exhibiendo sus “atributos” físicos y vendiendo sus productos de belleza son vistas por millones. El caso de Cristiano Ronaldo es otro fenómeno con 297 millones de seguidores atentos a su fotos, casi siempre dedicadas al fútbol y por supuesto a la venta de productos. Considerados los reyes Midas de nuestro tiempo, las más costosas marcas se los pelean, pues sus negocios en red cotizan miles de millones de dólares.
En nuestro país y después de los escándalos provocados por publicaciones de famosos encaminadas a favorecer votos en las recientes elecciones, además de la victoria de un candidato a gobernador derivada en gran parte por la fama virtual de su esposa, la “dictadura de los influencers” parece más vigente que nunca. Y no exageramos. Los “dictados” de quienes exhiben vidas que parecen envidiables, son captados y muchas veces imitados por millones. Y ahí es donde la dichosa puerca tuerce el rabo. Porque casi siempre gente banal e ignorante se convierte en modelos de vida para nuestros niños y jóvenes e incluso quieren dictarnos por quién votar.
Pero no todo es malo en la red. Mucha tela para cortar en el tema. Por lo pronto les invito a reflexionar sobre quienes están influyendo a nuestros niños y jóvenes y qué les están dictando. Reconocemos que es difícil sustraerse del mundo digital, pero es importante saber cómo influye y cuándo se convierte en adicción. Saber y enseñar a nuestros hijos dónde está la felicidad, qué es lo verdaderamente valioso y qué hace a la vida digna de ser vivida. Nuestro paso por la tierra es corto. No malgastemos el contado tiempo. Repito con Whitman: “No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas”.
* Tomado del periódico “El Mañana”.
Reynosa, Martes 15 de Junio de 2021.
Ventaneando, Lunes 12 de Julio de 2021.