LA ciudad de Roma, situada aproximadamente a medio camino entre Laredo y Brownsville, fue descrita por los Oblate Fathers (sacerdotes católicos), hace más de 120 años (1861), como una población de aproximadamente 1,000 habitantes y como una de las ciudades más compactas y pintorescas a lo largo del Río Grande.
Hoy sigue siendo una pintoresca ciudad pequeña, teniendo quizá el mismo número de habitantes y conserva mucho de su atractivo y orgullo. Muchos de sus pobladores son descendientes de las familias que fundaron esta comunidad, aun viviendo en la tierra original de las grandes casas.
La comunidad fue fundada hace más de 200 años por familias de la región de Nuevo León, México, quienes vinieron con don José de Escandón, el Corregidor de Querétaro, quien fue designado para colonizar el Nuevo Santander. Esta región rodeó los valles de Rivers of Palms, lo que ahora es conocido como lo más bajo del Valle del Río Grande de Texas.
Escandón no solicitó la posición de líder, pero le fue asignada en base a sus méritos inigualables y debido a su magnífica imagen pública, tan buena como su vida privada. Él pidió que no fueran construidas fortalezas y que no le fueran asignados soldados profesionales en forma permanente a estas comunidades, porque creía que bajo esas circunstancias serían mejores las relaciones que se alcanzaran con los indios nativos.
Escandón escogió las familias sabiamente, no deseando tener ninguna con una mancha en su récord que estorbara para sus sueños, y él sabía que si la necesidad surgía entre estos pioneros, podrían y serían defendidas sus tierras con verdadera devoción.
El primero de los pueblos fundados por don José de Escandón en lo más bajo del Río Grande fue llamado Nuestra Señora de Santa Ana de Camargo, en febrero de 1749. Le siguió Reynosa (en donde está Reynosa Díaz), en marzo de ese mismo año; y Dolores y Revilla (Guerrero), en el siguiente verano de 1750. Mier fue establecido en marzo de 1753 y poco después familias de estos pueblos fundaron Roma y la ciudad de Río Grande. Laredo siguió en mayo de 1755.
Registros muestran que Joaquín y Juan Ángel Sáenz fueron probablemente los primeros colonizadores en el área de Roma, habiendo establecido sus casas en lo que es ahora Los Sáenz en 1755 o 1756. En 1760 tres miembros de esta colonia se movieron hacia arriba y colonizaron en el risco de Roma, nombrando a su nueva comunidad “Buena Vista”.
Más tarde, transacciones de tierras tuvieron lugar entre las familias García y Sáenz, y lo que hoy es Roma llegó a ser conocido como el “García’s Ranch”. En 1848, después de que Texas había llegado a ser un Estado de la Unión, fue adoptado el presente nombre de Roma. Existen varias versiones sobre el origen del nombre, dándose como probable que fuera en memoria del Mayor Richard Roman, quien sirvió como voluntario durante la guerra mexicana. Nadie sabe porqué el nombre fue recortado a Roma, pero se ha especulado que posiblemente fue hecho al notar que el campo circundante tiene un parecido a la Ciudad Eterna y sus siete colinas.
Entre 1758 y 1798 una serie de sequías alentaron a muchas personas a moverse a Roma desde la colonia de Mier y esto ayudó a aumentar la población en el “García’s Ranch”. Excelentes registros de traspasos de ganado, caballos y tierras, igual que archivos genealógicos, fueron conservados en la comunidad de Mier, y estos han sido preservados hasta el presente en un orden casi perfecto.
Desde sus inicios hasta 1800 existió una muy fuerte influencia religiosa entre la población, posiblemente debido a los esfuerzos evangelizadores de los franciscanos. A mediados del siglo XVIII se vio la llegada de los Oblates of Mary (sacerdotes) y ellos, como los colonizadores originales, fueron ricos en carácter y en su determinación. Ellos viajaron a caballo y cubrieron miles de millas repetidamente para revivir la fe y traer los sacramentos a los colonizadores de los “ranchos”.
Ellos vivieron en extrema pobreza, trabajaron en exasperantes y a veces imposibles condiciones, nunca desalentados y recompensados únicamente por la satisfacción de su misión. En ese tiempo, uno de ellos escribió: “El trabajo no es atractivo en sí, las distancias son grandes, el rancho más cercano está a 25 millas sobre el río. Para alcanzarlos debemos viajar bajo el candente sol tropical, sobre inmensos llanos arenosos donde nosotros no encontramos una sola gota de agua para apagar nuestra sed o un árbol para darnos sombra. Nuestro consuelo es que estamos cargando la luz del evangelio y la gracia de los sacramentos, el confort del ministerio, a las familias que viven dispersadas sobre el país en una distancia de 30 a 40 millas una de otra. Ellos son tan pobres en los bienes materiales de este mundo como en los del cielo, pero ellos son hospitalarios y capaces de apreciar las bendiciones de la religión…”
Muchos de estos sacerdotes fueron de origen francés y su influencia es todavía evidente en la arquitectura y en las costumbres existentes está presente. La misma influencia arquitectónica prevalece en las tumbas del cementerio antiguo de Roma, como en los cementerios del antiguo Nuevo Orleáns.
El Río Bravo o Río Grande jugó una parte muy importante en la historia de Roma desde sus inicios. Muy pronto descubrieron que el río podía ser navegable y por 1850 éste fue usado por buques de vapor los cuales viajaron de Brownsville a la cabecera de navegación en Roma, y posteriormente hasta Ciudad Mier. Algunos de estos barcos fueron abandonados en la guerra México-Americana, mientras que otros fueron como los usados en el Mississippi. El último barco que zarpó de Río Grande fue “El Bessie”, comandado por el capitán Jesse Thornton, que hizo su viaje final en 1807 llevando estudiantes de Roma a Brownsville.
La era entre la guerra mexicana y la guerra civil, así como los años de reconstrucción, trajeron algún desarrollo adicional y prosperidad a la comunidad de Roma. El contrabando llegó a ser altamente organizado, si no completamente respetado, ciertamente despenalizado, negocio floreciente que sumó cientos de miles de dólares. Nuevas casas de lujo y depósitos de piedra sólida fueron construidas a la conveniencia de exportadores americanos.
Con la prosperidad vino una afluencia de personajes indeseables, algunos peligrosos, coincidiendo con una oleada de bandidos locales. Como lo fueron Abraham García y Juan Nepomuceno Cortina, que grabaron un gallardo y peligroso nicho en la historia. Cortina impuso pequeños daños a la ciudad de Roma con fuego. Los indios fueron inquietos durante este período y violentos encuentros con los colonizadores fueron frecuentes. Algunos de los ciudadanos de Roma y Los Sáenz perdieron sus vidas en las manos de estos indios y otros fueron capturados o incapacitados y detenidos para pedir rescate.
La gente aprendió y con el conocimiento llegó el progreso y más desarrollo. Para 1900 Roma había llegado a ser un centro de comercio para las personas que viven en México dentro de un radio aproximado de 8 millas, y para las personas de muchas de las comunidades y ranchos de los alrededores en el lado del río en Texas, en un área de un radio similar.
Antes de la llegada del automóvil y de buenos caminos, los puentes tendidos por aquellos años sirvieron para llegar a Roma desde ambos lados del río, a fin de comprar la harina para hacer el tradicional pan de polvo, el café y el chocolate.
En los libros que recogen la historia regional no se ha consignado de manera amplia el nivel de progreso alcanzado al paso de las décadas por esta comunidad, sino en forma breve. Sin embargo, hay que poner énfasis en subrayar la importancia que tiene el puente internacional de Roma por representar la línea que da vida a una gran parte de la economía de esta ciudad y la zona.
Se ha dicho de muchas ciudades de la frontera que el límite que existe entre ellas es principalmente geográfico y que las costumbres, los intereses, el parentesco y la interrelación entre las gentes de ambos países son tan homogéneos que es difícil saber dónde termina uno y donde comienza el otro.
Tal es el caso de las normales relaciones existentes entre las personas de ambos lados del río. La construcción del puente Roma-San Pedro comenzó en el año 1927 y fue terminada en el mes de marzo de 1928, habiendo estado en constante uso desde entonces.
Roma y Miguel Alemán son los puertos más cercanos al interior de México y los Estados Unidos, con el camino pavimentado totalmente hacia la ciudad de Monterrey. En febrero de 1961 quedó establecido el servicio aduanal durante veinticuatro horas por el puente internacional y desde entonces este puerto ha desarrollado una tremenda actividad en el intercambio comercial entre los dos países.
Esto se ha traducido para Roma en muchas tiendas nuevas, la instalación de otros negocios y establecimientos comerciales; la operación de un magnífico sistema escolar, modernas facilidades médicas, una planta de agua potable de primera clase, amplias y modernas iglesias, opciones para la apertura de nuevos hoteles y moteles, así como excelentes oportunidades de recreación.
* Traducido de un folleto
impreso en inglés en 1961.
Ventaneando, Reynosa, Lunes 10 de Enero de 2022.