Córdoba envió a Colosio…
14 cuartillas para su discurso del día 6 de marzo;
el candidato tachoneó-trituró 12 y se quedó con 2
NOTA DE REDACCIÓN: Este miércoles 23 se cumple el 28º
Aniversario Luctuoso del malogrado ex candidato presidencial
del PRI, al que evocamos con este documentado artículo que se
publicó en el Volumen Especial 2 con el que la revista Proceso
conmemoró su 40 Aniversario, en octubre de 2016.
(Fragmento)
EN los últimos días de febrero de 1994, cuando Manuel Camacho eclipsaba con su desempeño en Chiapas la campaña presidencial priista, descrita a menudo como “desangelada”, Luis Donaldo Colosio recibió en su despacho del PRI un envío del poderoso jefe de la Oficina de la Presidencia, José Córdoba Montoya.
Se trataba de un proyecto del discurso que Colosio pronunciaría el 6 de marzo, con motivo del 65 aniversario del PRI, y que –“como era obvio”–, proponía reiterar la tesis del liberalismo social del salinismo.
El candidato, que como líder del PRI y como secretario de la Sedesol a menudo recibía “sugerencias” de Córdoba, “al ir leyendo el texto, con su Mont Blanc en la mano izquierda y con tinta color sepia, su color favorito, fue tachoneando párrafos con cruces”.
El perredista Andrés Manuel López Obrador, que cita este episodio en su libro Entre la historia y la esperanza, atribuido al coordinador de Proyectos Especiales de la oficina del candidato, Ignacio Rodríguez Castro, considera que la actitud de Colosio y el discurso que pronunció en el Monumento a la Revolución el 6 de marzo “precipitaron la ruptura con los hombres de Los Pinos”.
“Fue un claro mensaje para Córdoba y Salinas, en el sentido de que Colosio había decidido independizarse de ellos y, por lo tanto, deben rendir sus testimonios a propósito del crimen de Lomas Taurinas”.
Rodríguez Castro, asesor de Colosio desde 1988, confirma en entrevista con Proceso la autenticidad de la versión, y detalla que fueron 14 cuartillas las que envió Córdoba el 22 de febrero, para que con ellas el candidato presidencial redactara el discurso del 6 de marzo.
“La correspondencia de la Oficina de la Presidencia al PRI, primero, y a la Sedesol, después, era fluida”, revela. Sin embargo, niega que el discurso haya sido el origen de una ruptura de Colosio con Carlos Salinas y José Córdoba, y que debido a eso se hubiera urdido el crimen.
“Ese discurso nada tiene que ver con la muerte de Colosio. Eso es absurdo. Además, el discurso lo vio el presidente, y lo aprobó totalmente”, asegura.
El extenso documento que leyó Colosio, produjo, desde ese día, diversas reacciones.
“Se advertían actitudes de molestia por la actitud del candidato del PRI y especialmente por el discurso del 6 de marzo”, recuerdan Cesáreo Morales y Samuel Palma, miembros del equipo que redactaba los discursos de Colosio, en su libro Colosio, la construcción de un destino, editado este año.
El candidato, escriben, supo de estas inquietudes entre los integrantes de su equipo de campaña, a quienes siempre frenaba: “No hay problema. Mientras tengamos al presidente de nuestro lado, no hay de qué preocuparnos”.
Recelo de opositores
Algunas opiniones interpretaron en el discurso un deslinde con la política neoliberal instrumentada por el gobierno salinista. Otras, sin embargo, fueron en sentido inverso:
Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la Presidencia, evaluó el discurso ese mismo día: “Es una declaración convenida para efectos de propaganda política”. Y juzgó que no significaba la ruptura con Salinas y Córdoba: “Él no ha roto con Carlos Salinas, no ha dicho cuál es su dependencia de José Córdoba Montoya y tampoco ha especificado en qué quieren que sean distintas las cosas”.
El secretario general del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa, se mostró escéptico sobre el mensaje, y declaró que “habría que preguntar al candidato presidencial priista hasta dónde estaría dispuesto a reducir capacidades al presidente de la República y a disputar de manera democrática la candidatura”.
Engallado, lo retó a disputar la candidatura con Manuel Camacho, en ese entonces en febril actividad que opacaba la campaña colosista.
Otros partidos, como el PDM y el PVEM, calificaron el mensaje de Colosio como carente de credibilidad y no percibían, tampoco, indicios de que el candidato priista hubiera roto con Salinas.
Rodríguez Castro, el “asesor privado” de Colosio, que afirmaba haber atestiguado las sugerencias y recomendaciones que hacía Córdoba al candidato desde que era líder del PRI, asegura que efectivamente nunca hubo enfrentamiento con Salinas y Córdoba.
“El problema ideológico de Salinas con Colosio nunca existió, ni durante el sexenio ni durante la campaña. Tampoco existió la manipulación de Salinas hacia Colosio ni la manipulación de Córdoba”.
Las “sugerencias”, a la basura
En su libro, el perredista López Obrador cita lo siguiente sobre el envío de las sugerencias del poderoso asesor de Salinas:
El propósito de Córdoba era claro: que el futuro presidente de la República ratificara en el aniversario de su partido nada menos que el proyecto neoliberal de Salinas y, en consecuencia, toda la instrumentación de la política económica hecha por el mismo Córdoba.
Lo que se pretendió con ese proyecto de discurso enviado a Colosio fue que ratificara, en un día tan memorable para el priismo, no sólo el proyecto económico, sino a sus autores: el presidente y su asesor. Con ello, el futuro y la protección de ambos estaba asegurada.
Sin embargo, Córdoba Montoya olvidó algo de gran trascendencia: Colosio ya no era empleado de Salinas ni de él, sino candidato a la Presidencia de la República.
Economista de 50 años de edad, priista que se autodefine como “disciplinado, pero no domesticado”, autor de diversos libros sobre política y economía, Rodríguez Castro aporta más detalles de ese episodio.
Aclara, sin embargo, que “esa síntesis, fruto de muchas pláticas con López Obrador, se acomoda de tal manera que se presenta una versión de intentos de manipuleo de parte de Córdoba a Colosio, lo cual no es cierto”.
Asesor “directo y personal, digamos un estratega privado” de Colosio durante siete años, Rodríguez Castro cuenta que Colosio recibió, en su despacho del PRI, las 14 cuartillas enviadas por Córdoba para que elaborara el mensaje.
El documento estaba escrito, como desde el inicio del sexenio, en la misma computadora, con el mismo tipo de letra, “con guioncitos y párrafos”. Asombra aún al ex asesor de Colosio que Córdoba haya enviado las recomendaciones con 13 días de anticipación. “Estaba en casi todo, o en todo”, dice.
Sentado delante del escritorio de su oficina, acompañado solamente por Rodríguez Castro, Colosio le comentó que el discurso del 6 de marzo debería, sobre todo, delinear su idea de la reforma del poder.
“Necesariamente las notas de Córdoba no satisfacieron a Colosio, no era lo que él quería, porque hablaba de los temas clásicos en el vocabulario del sexenio: modernización, globalización, aterrizaje del proyecto macroeconómico.
“Colosio fue viendo una por una las hojas, con mucho respeto y con mucho detenimiento, y sí, fue tachándolas. Dijo no, no, no. Tachoneó con grandes cruces. Se quedó con dos de las 14 hojas y trituró el resto”, cuante, gesticulando, Rodríguez Castro.
–¿Trituró las hojas?
–Trituró las notas. Habitualmente hacía lo mismo con todos los documentos confidenciales.
–De lo que envió Córdoba, ¿qué conservó Colosio?
–No recuerdo, pero parece que había algunos conceptos políticos muy del tono de Salinas y él quiso conservar esos conceptos políticos básicos, como la parte social; en la parte política creo que sí hablaba del liberalismo social y la conservó también. Esto no le disgustaba a Colosio.
–Sobre las sugerencias de Córdoba, ¿qué comentarios le hizo Colosio?
–Que no era eso lo que él quería. Él quería un discurso de mucho aliento, con nuestro proyecto, quería ver reflejadas nuestras ideas y sobre todo que fuéramos hacia la reforma del poder.
Fueron Salinas y Córdoba
Pero el asesinato de Colosio, el 23 de marzo, en Lomas Taurinas, Tijuana, volvió a recordar el discurso del 6 de marzo, y aun se interpretó como el móvil del crimen. A un año, las sospechas crecieron.
El senador perredista Guillermo del Río Ortegón, miembro de la comisión senatorial que da seguimiento a las investigaciones del caso, atribuyó el crimen al discurso del 6 de marzo:
“A Colosio lo mataron por haber definido la política que conviene a México en aquel discurso del 6 de marzo en el Monumento a la Revolución. Esa definición puso a temblar a quienes, en este país, conservan el poder”.
Del homicidio culpó a Salinas: “Todo apunta a él como el principal sospechoso de la autoría intelectual”.
*Tomado del Volumen 2 de la
Edición Especial de Proceso:
“40 Años Haciendo Historia,
1976-2016”; Octubre de 2016.
Ventaneando, Lunes 21 de Marzo de 2022.