Graduada de la Universidad Nacional del Uruguay.
Radicada en Boise, Idaho, EE.UU.
El lupus es una enfermedad autoinmune que afecta a todo el organismo. Es decir, el sistema inmunitario de la persona comienza a atacar sus propios órganos y tejidos.
NO importa cuán agresivo sea el tratamiento para una dolencia, la desinformación puede causar daño. Por ello, es imperativo referirnos a una enfermedad que pareciera estar “de moda”: El lupus eritematoso.
La palabra “lupus” proviene del latín y significa lobo. El primer caso de lupus fue detectado en el siglo XIII. En el ámbito médico se consideraba que las personas que tenían ciertas lesiones cutáneas padecían la enfermedad, pues alegaban que estas lesiones se asemejaban a las producidas por las mordeduras de lobo.
Como ya se anotó, el lupus es una enfermedad autoinmune cuyos efectos los reciente todo el cuerpo humano, debido a que el sistema inmunitario revierte su función de autodefensor de sus propios órganos y tejidos, y comienza a atacarlos.
Cada año ocurren más de 16.000 casos nuevos de lupus tan solo en los Estados Unidos. La enfermedad aparece en pesonas entre 15 y 65 años de edad, con alto predominio entre los 15 y los 44. A mayor edad en la aparición de la enfermedad, más leve es la misma. Su incidencia es mayor en el sexo femenino, y las mujeres afroamericanas tienen mayor predisposición a padecerla. No se trata de una enfermedad contagiosa. El lupus se da por brotes, es decir, por períodos de enfermedad que alternan con una remisión pasajera.
LA CAUSA
Se desconoce la causa que desencadena el lupus eritematoso, pero existe una fuerte tendencia a pensar en la predisposición genética junto con estímulos ambientales y hormonales. Existe una relación directa entre padres e hijos afectados con lupus. También existe evidencia de que el uso de estrógenos aumenta la posibilidad de desarrollarla, aunque no hay estudios que confirmen que el empleo de ciertos anticonceptivos orales aumente su incidencia.
La terapia de reemplazo hormonal para mujeres menopáusicas muestra una tasa elevada en el padecimiento de lupus leve a moderado. Entre los factores ambientales que podrían ejercer un efecto negativo estarían la dieta, el tabaquismo, la exposición al sílice, algunas medicinas, infecciones y la exposición a la radiación ultravioleta.
TIPOS DE LUPUS
Hay varios tipos de lupus. El más conocido y común es el eritematoso sistémico (LES), que afecta a muchas partes del cuerpo. Existe también el lupus eritematoso discoide (LED), que se manifiesta por un sarpullido en la piel muy difícil de curar, y el lupus eritematoso cutáneo subagudo (LECS), que causa llagas en las partes del cuerpo expuestas al sol.
EL DIAGNÓSTICO
Para que una persona sea diagonsticada con lupus, debe cumplir con cuatro de los once criterios enumerados por el Colegio Americano de Reumatología. Estos criterios evalúan la repercusión en distintos órganos. La confirmación se hará por medio de exámenes de laboratorio con medición de ciertos anticuerpos.
LOS SÍNTOMAS
Los síntomas y signos del lupus son variados. Comienzan con fiebre, luego se agrega la pérdida de peso y la astenia. El 60 por ciento de las personas presentan eritema malar, un enrojecimiento en forma de mariposa que abarca la nariz y los pómulos, pérdida de cabello y úlceras no dolorosas en la boca. Entre un 30 y un 70 por ciento tienen afectación renal. Un 25 por ciento tendrá afectación neuropsiquiátrica como cefaleas, depresión, convulsiones, y un 50 por ciento presentará manifestaciones cardiovasculares y pulmonares.
El médico solicitará exámenes de laboratorio para determinar el estado de afectación de los distintos órganos. También se harán exámenes de seguimiento con determinación periódica de anticuerpos y ciertas proteínas inflamatorias.
EL TRATAMIENTO
Si bien el lupus es una enfermedad incurable, su tratamiento apunta a aumentar la supervivencia a largo plazo, prevenir daño a los órganos y estabilizar la enfermedad, minimizando el impacto en la calidad de vida.
El tratamiento incluye una batería de medicamentos junto con el aspecto higiénico-dietético del mismo. Este último incluye ejercicio aeróbico supervisado, abandono del tabaquismo, suplementos de omega-3, evitar el sobrepeso y adoptar una dieta saludable que no incluya frituras de ningún tipo ni grasas saturadas. Es muy importante incorporar un factor de protección solar. Cuando el lupus ataca órganos específicos, los tratamientos variarán acorde a la afectación.
Si bien la mortalidad entre quienes padecen lupus es tres veces mayor que entre quienes no lo padecen, con buen apoyo psicológico y médico la calidad de vida puede ser buena. Por lo tanto, no todo está perdido, aún hay mucho por disfrutar.
EL PODER PREVENTIVO Y CURATIVO
La presencia de Dios en el corazón humano es saludable. El salmista David declaró en un cántico de alabanza: “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias” (Salmo 103:2, 3). Y continuó diciendo que Dios salva de la muerte: “Es el que rescata del hoyo tu vida” (vers. 4).
El salmista dice que Dios “sana todas nuestras dolencias”. Esto no significa que si estamos enfermos es porque Dios nos abandonó. La enfermedad es una consecuencia de la presencia del mal en el mundo. Las palabras del salmista significan que Dios desea que vivamos sanos, pero para esto debemos ser obedientes a los principios bíblicos de salud. La presencia de Jesús en el corazón humano siempre es saludable.
Cuando el Médico divino descendió del cielo, se delitó en sanar a los enfermos. “En el curso de su ministerio, dedicó Jesús más tiempo a la curación de los enfermos que a la predicación. Sus milagros atestiguaban la verdad de lo que dijera, a saber, que no había venido a destruir, sino a salvar… Donde había pasado se alegraban en plena salud los que habían sido objeto de su compasión y usaban sus recuperadas facultades… Cuando pasaba por pueblos y ciudades, era como corriente vital que derramara vida y gozo por todas partes”.
Hoy Dios extiende sus brazos hacia usted y le dice: “Yo soy Jehová tu sanador”. Hoy Jesús le asegura: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (San Juan 10:10). Recíbalo y experimente su poder vivificante.
* Tomado del magazine “Centinela” No. 6,
Año 122; Al Servicio de la Familia, la Salud y la Fe.
Junio 2018. www.elcentinela.com.
Ventaneando, Lunes 4 de Junio de 2018.